Es Tiempo de Conectar, diciembre 17

“No tengas miedo, porque yo estoy contigo; no te desalientes, porque yo soy tu Dios. Te daré fuerzas y te ayudaré; te sostendré con mi mano derecha victoriosa.”
»¿Ves? Todos tus furiosos enemigos están allí tendidos, confundidos y humillados.
Todo el que se te oponga morirá y quedará en la nada.

Buscarás en vano a los que trataron de conquistarte. Los que te ataquen
quedarán en la nada.

Pues yo te sostengo de tu mano derecha: yo, el Señor tu Dios. Y te digo:
“No tengas miedo, aquí estoy para ayudarte.

Aunque seas un humilde gusano, oh Jacob, no tengas miedo, pueblo de Israel, porque yo te ayudaré.

Yo soy el Señor, tu Redentor. Yo soy el Santo de Israel”. Isaías 41:10-14.

Qué hace una persona vulnerable?

Ser vulnerable implica fragilidad, una situación de amenaza o posibilidad de sufrir daño. Ser susceptible de recibir o padecer algo malo o doloroso, como una enfermedad o la posibilidad de ser herido física o emocionalmente.

Una persona puede estar en una situación de vulnerabilidad por situaciones de origen físico como terremotos, guerras, sequías, inundaciones o enfermedades, hambruna, accidentes o pérdida de empleo.

Una persona vulnerable es aquella que tiene un ambiente personal o familiar debilitado. Es el nivel de riesgo de un ciudadano de perder sus bienes, propiedades o su sistema de sustento y el de su familia.

El profeta Isaías confronta de una manera frontal a una persona vulnerable pero ¿sabes que? Todos sin excepción estamos en situación de vulnerabilidad.

Puede ser vivir en un entorno de violencia, de haber sido levantado en situación de pobreza o me atrevería a decir que crecer espiritualmente en un ambiente de legalismo y exclusividad crea en la persona vulnerabilidad porque si decide abandonar la falsa seguridad que proveen estos grupos, se ve vulnerable a la depresión, al engaño y a la soledad.

El Señor por medio de Isaías nos da una orden y una promesa diciéndonos: no temas, yo estoy contigo, no te desalientes pues yo soy tu Dios.

Cuando el Dios que gobierna sobre las naciones, el Dios que nos eligió y nos ama, cuando ese Dios nos dice: no temas, ¡debemos tomarlo en serio!

Pero también hay una promesa. No tememos, porque el Señor nos ha dicho: yo estoy contigo. ¿Qué más necesitamos? ¿Si Dios es con nosotros, quién contra nosotros? (Romanos 8:31).

Cuando dependemos de falsas seguridades, cuando pensamos que nuestro dinero, nuestro país, nuestra familia o profesión se convierten en nuestra seguridad.

Somos más propensos al miedo y al desánimo cuando estamos solos, sin embargo nunca estamos solos porque Dios ha dicho, yo estoy contigo.

Amigos, cuando Jesús dijo que busquemos primero el Reino de Dios y su justicia significa asegurar que nuestro corazón está alineado al de Él, que sus prioridades se convierten en nuestras prioridades, y la mayor prioridad es asegurar Su presencia en nosotros.

Cuando hacemos justicia con el pobre, cuando visitamos a los enfermos, cuando visitamos a los presos, cuando cubrimos al desnudo, estamos garantizando la presencia de Dios en nuestras vidas.

Eduardo es una persona indigente que vive en la calle de un familiar donde viven otras familias acomodadas y en una ocasión este familiar no pudo seguir pasando de largo e ignorar a Eduardo a quien se le ofreció llevar a un centro de rehabilitación, se le dio medicina y algo muy importante una cobija para resguardarse del frío. Eduardo pasó de ser parte del paisaje a ser una persona en situación de vulnerabilidad, una persona a quien Dios ama y quiere transformar.

Por lo tanto Dios te dice, “No tengas miedo, porque yo estoy contigo; no te desalientes, porque yo soy tu Dios. Te daré fuerzas y te ayudaré; te sostendré con mi mano derecha victoriosa.”

Señor, ayúdame a ser alguien que da esperanza y anima a otros a no temer. Amén.

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