Es Tiempo de Conectar, mayo 19
Sin ti no sé vivir
Hay momentos cuando leo el Salmo 51 y escucho la oración David como si tuviera un desespero tal cuando le dice a Dios: quítame todo pero no quites de mí tu Santo Espíritu porque sin Él la vida no tiene sentido.
Si el Espíritu Santo se va de nosotros, no nos queda nada.
Hebreos 12:2 NBD, “»Pongamos toda nuestra atención en Jesús, pues de él viene nuestra confianza, y es él quien hace que confiemos cada vez más y mejor. Jesús soportó la vergüenza de morir clavado en una cruz porque sabía que, después de tanto sufrimiento, sería muy feliz. Y ahora se ha sentado a la derecha del trono de Dios.»
¿En donde está puesta tu atención? A veces tenemos la agenda tan ocupada que nos olvidamos de lo verdaderamente importante. No permitas que nada te distraiga, tu amistad con Dios debe ser tan íntima que solo necesites una mirada suya para que todo cambie.
Salmo 25: 14-15 NBD, “Ser amigo tuyo, oh Dios, es el privilegio de quienes te honran. Sólo con ellos compartes los secretos de tu pacto. Continuamente buscan mis ojos el socorro que sólo tu, Señor, me ofreces, pues sólo tú puedes salvarme de las trampas de mis enemigos”
No nos conviene alejarnos de Dios pues lo necesitamos cerca. Los discípulos le dijeron a Jesús que le seguirían hasta el final, pero cuando fue tomado prisionero para crucificarle, muchos comenzaron a seguirle de lejos.
¿Cuán a menudo hacemos lo mismo? Es fácil alejarnos de Dios. Pensar que todo lo logramos por nuestro propio esfuerzo, que lo que tenemos es fruto de nuestro trabajo cuando en realidad son puras bendiciones de Dios. Lees la Biblia y no por la motivación correcta sino por costumbre, oras pero te quedas dormido.
Los seres humanos encontramos razones para dejarlo, comenzamos a vivir de oraciones urgentes, experiencias pasadas, conocimiento de otros.
Deuteronomio 8:10-18, “Cuando hayas comido y estés satisfecho, alabarás al Señor tu Dios por la tierra buena que te habrá dado. Pero ten cuidado de no olvidar al Señor tu Dios. No dejes de cumplir sus mandamientos, normas y preceptos que yo te mando hoy. Y cuando hayas comido y te hayas saciado, cuando hayas edificado casas cómodas y las habites, cuando se hayan multiplicado tus ganados y tus rebaños, y hayan aumentado tu plata y tu oro y sean abundantes tus riquezas, no te vuelvas orgulloso ni olvides al Señor tu Dios, quien te sacó de Egipto, la tierra donde viviste como esclavo. El Señor te guió a través del vasto y horrible desierto, esa tierra reseca y sedienta, llena de serpientes venenosas y escorpiones; te dio el agua que hizo brotar de la más dura *roca; en el desierto te alimentó con maná, comida que jamás conocieron tus antepasados.
Así te humilló y te puso a prueba, para que al fin de cuentas te fuera bien. No se te ocurra pensar:
“Esta riqueza es fruto de mi poder y de la fuerza de mis manos.”
Recuerda al Señor tu Dios, porque es él quien te da el poder para producir esa riqueza; así ha confirmado hoy el pacto que bajo juramento hizo con tus antepasados.”
Es fácil alejarse de Dios, no requiere mayor esfuerzo. Por el contrario, mantenerse cerca, amante de su presencia exige mucha energía, pero gracias a Dios el Espíritu Santo nos ayuda en medio de nuestra debilidad.
Cuando estés satisfecho con todo lo que tienes, no te olvides de tu Dios.
Cuando hayas crecido más de lo que te imaginas, no te alejes del Dios multiplicador.
Cuando la abundancia toque a tu puerta, no te enorgullezcas ni te olvides quien es el proveedor.
Es Dios quien te sacó de la esclavitud, te curó cuando estabas herido, te encontró cuando estabas perdido, Dios entró en mi vida cuando más lo necesitaba así que no puedo vivir lejos de Él ni independientemente de su opinión en mi vida.
Isaías 6:5 “Entonces grité: «¡Ay de mí, que estoy perdido! Soy un hombre de labios impuros y vivo en medio de un pueblo de labios blasfemos, ¡y no obstante mis ojos han visto al Rey, al Señor Todopoderoso!»
Sin Dios estaría perdido. ¿Qué sería de mí, si Dios no me hubiera encontrado? Piensa ¿Dónde estarías si Él no te hubiera alcanzado? Quizás divorciado, infeliz, esclavizado de alguna adicción, vagando sin un propósito.
Isaías 53:6 “Todos andábamos perdidos, como ovejas; cada uno seguía su propio camino, pero el Señor hizo recaer sobre él la iniquidad de todos nosotros.”
Todos en algún momento de nuestra vida nos hemos enfriado en nuestra devoción a Dios. Nos hemos extraviado del camino y nos hemos apartado de su dulce presencia.
Hebreos 2:3, «¿Cómo escaparemos [alejaremos] nosotros, si descuidamos una salvación tan grande?» Es que ser salvo implica una santificación diaria. Es verdad que cuando nos entregamos a Cristo, el Espíritu Santo nos sella como hijos de Dios para siempre. Pero la salvación es mucho más que la confesión del arrepentimiento una sola vez; es una experiencia que dura toda una vida.
Piense en una embarcación que se aleja del muelle; el capitán está dormido y su nave se dirige a un desastre. Ésta es una buena descripción de lo que le sucede a un cristiano que ha perdido el rumbo.
Cuando nos «adormecemos» espiritualmente, comenzamos a descuidar las cosas que son importantes. Bajamos la guardia; descuidamos el timón. Antes de que nos percatemos de lo que está sucediendo, acabamos naufragando.
No es difícil saber cuando nos estamos alejando.
Cuando perdemos la paz interior.
Cuando no aceptamos el consejo.
Cuando le damos entrada al pecado.
Cuando ignoramos la voz de Dios en nuestra conciencia y la callamos.
Deuteronomio 9:16,
“Entonces vi que ustedes habían pecado contra el Señor su Dios, pues se habían fabricado un ídolo fundido con forma de becerro. ¡Bien pronto se habían apartado del camino que el Señor les había trazado!.“
Pensamos que estamos en lo correcto siempre y dejamos que nuestro corazón nos engañe, pero debemos ver nuestras vidas a la luz de la Palabra de Dios.
Ezequiel 18:24, »Si el justo se aparta de la justicia y hace lo malo y practica los mismos actos repugnantes del malvado, ¿merece vivir? No, sino que morirá por causa de su infidelidad y de sus pecados, y no se recordará ninguna de sus obras justas.”
No es difícil retraernos de todo lo espiritual, así que te animo a que tengas cuidado de cómo sobreedificas.
Cuando abandonamos nuestra amistad con Dios, es como si se nos fuera la felicidad y terminamos sufriendo interna y externamente. El único que nos hace sentir plenos y completamente felices es Dios.
Salmos 70:4 “Pero que todos los que te buscan se alegren en ti y se regocijen; que los que aman tu salvación digan siempre: «¡Sea Dios exaltado!»
Salmos 21:6 “Porque lo has bendecido para siempre; lo llenaste de alegría con tu presencia.”
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