▷En Busca de la Felicidad

Es Tiempo de Conectar, octubre 19

En Busca de la Felicidad

»El reino de los cielos es como un tesoro escondido en un terreno. Un hombre encuentra el tesoro, y lo vuelve a esconder allí mismo; lleno de alegría, va y vende todo lo que tiene, y compra ese terreno.
La parábola de la perla de mucho valor
»Sucede también con el reino de los cielos como con un comerciante que andaba buscando perlas finas; cuando encontró una de mucho valor, fue y vendió todo lo que tenía, y compró esa perla. Mateo 13: 44-46.

¿Qué es el Reino de Dios, por qué Jesús lo compara a un tesoro o a una perla de mucho valor y que uno no escatimaría nada por tenerlo?

Cuando Jesús se revela a alguien y el Espíritu Santo llena el vacío de la persona, esto produce una felicidad que no tiene comparación con nada en la vida y queda uno sorprendido de lo sencillo que es; el la persona de Jesús de Nazaret adquiere otra dimensión.

Estudié algunos años de secundaria en un seminario Católico y a pesar de ser uno de los mejores colegios a nivel académico nunca sentí ser desafiado a tener una relación personal con Jesús aunque tuve experiencias interesantes.

En Juan 3:1-3 “Había un fariseo llamado Nicodemo, que era un hombre importante entre los judíos. Este fue de noche a visitar a Jesús, y le dijo: Maestro, sabemos que Dios te ha enviado a enseñarnos, porque nadie podría hacer los milagros que tú haces, si Dios no estuviera con él. Jesús le dijo: Te aseguro que el que no nace de nuevo, no puede ver el reino de Dios.”

Puedes haber crecido en cualquier iglesia, Católica, Cristiana, Pentecostal, Asambleas de Dios, Metodista sin embargo para que disfrutes de los beneficios del Reino de Dios es necesario tener un encuentro personal con Jesús.

Ganarse la lotería, le hacen creer a uno, va a solucionar todos los problemas y la gente compra tiquetes con el deseo de que si la gana va a encontrar la felicidad.

Los valores en el Reino de Dios son valores que son opuestos a la cultura prevalente.

El Reino de Dios cuenta con un rey, Jesús, tiene unas leyes o una constitución la cual es la Biblia y tiene a un pueblo que lo conforma, la Iglesia.

El Papa Benedicto escribió que “Jesús mismo es el «reino»; el reino no es una cosa, no es un espacio de dominio como los reinos terrenales. Es persona, es Él.”

Jesús en el Padre Nuestro nos enseña a que oremos, “Venga a nosotros tu reino y hàgase tu voluntad en la tierra como en el cielo.”

Produce descanso tener suficiente dinero ahorrado o invertido y saber que no vas a pasar dificultades económicas pero nada de este mundo nos brinda la felicidad que anhela nuestro ser interior.

El dinero, tampoco la educación, viajar o la posición social, producen felicidad, ayuda mucho sí pero allí no está la felicidad.

Cuando Salomón fue coronado rey de Israel, no se sentía calificado para gobernar a Israel y
“Una noche, en Gabaón, el Señor se apareció en sueños a Salomón y le dijo: «Pídeme lo que quieras, y yo te lo daré.»” 1 Reyes 3:5

“Dame, pues, un corazón atento para gobernar a tu pueblo, y para distinguir entre lo bueno y lo malo; porque ¿quién hay capaz de gobernar a este pueblo tuyo tan numeroso?»
Al Señor le agradó que Salomón le hiciera tal petición, y le dijo: «Porque me has pedido esto, y no una larga vida, ni riquezas, ni la muerte de tus enemigos, sino inteligencia para saber oír y gobernar, voy a hacer lo que me has pedido: yo te concedo sabiduría e inteligencia como nadie las ha tenido antes que tú ni las tendrá después de ti.
Además, te doy riquezas y esplendor, cosas que tú no pediste, de modo que en toda tu vida no haya otro rey como tú.” 1 Reyes 3:9-13.

Lo normal de cualquier persona hubiera sido pedir poder, riquezas, fama pero Salomón fue sensato y pidió lo más importante y recibió también todo lo demás como añadidura.

Te animo a que pidas conmigo el don de la revelación de Jesús. Jesús hizo un desafío a Nicodemo y hoy debes atender este mismo desafío.

“Pide con todas tus fuerzas inteligencia y buen juicio; entrégate por completo a buscarlos,
cual si buscaras plata o un tesoro escondido.” Prov 2:3-4

Jesús en el Sermón del Monte invirtió los valores.

“Dichosos (felices) los pobres en espíritu, porque el reino de los cielos les pertenece.
Dichosos los que sufren, porque serán consolados.
Dichosos los humildes, porque recibirán la tierra como herencia.
Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados.
Dichosos los compasivos, porque serán tratados con compasión.
Dichosos los de corazón limpio, porque ellos verán a Dios.
Dichosos los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios.
Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque el reino de los cielos les pertenece.
Alégrense y llénense de júbilo.” Mateo 5:3-12,

Cuando te dicen que hay un tesoro para tí, un tesoro que va a solucionar todos los asuntos en tu vida, ¿reaccionas?

¿Haces lo que sea por encontrar este tesoro? Atiende al llamado del Papa Benedicto y ora conmigo.

¡Jesús revélate a mi vida, llena mis vacíos, dame sabiduría! Amén.

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