Es Tiempo de Conectar, noviembre 20

El Pan de Vida

Juan 6:35, “Yo soy el pan de vida. El que viene a mí nunca volverá a tener hambre; el que cree en mí no tendrá sed jamás.”

Cuando Jesús dijo «Yo soy el pan de vida», quiso decir que Él es suficiente para satisfacer nuestra hambre espiritual, además de la física. Él es el mejor alimento para nuestras emociones, nuestra mente y nuestro cuerpo, todo lo que la humanidad necesita se encuentra en Él.

A través de su Espíritu, recibimos el sustento que nos fortalece y nos permite un crecimiento saludable.

La palabra de Dios nos da vida y nos transforma en nuevas criaturas.

Una vez que nos alimentamos de Él, nuestra vida cambia por completo, ya que su Palabra es la que mejor cuida de nuestro cuerpo. Todos experimentamos anhelos, pero podemos sentirnos seguros cuando Él promete proveernos, ya que ese poder reside únicamente en Él.

Al Adán y Eva perder la comunión con Dios su Creador y al ser expulsados de Su presencia por haber comido del fruto prohibido, del árbol del conocimiento del bien y del mal, desde ese mismo momento, Dios creó un plan para restaurar esa relación.

El hombre fue creado para comer del árbol de la vida en la presencia de Dios, pero su curiosidad y desobediencia trajo como consecuencia perder la comunicación con el Creador y salir de Su presencia.

La buena noticia es que Dios ha provisto el pan de vida, que si comemos de este pan, tendremos vida. “Yo soy el pan de vida.”

El pan es lo que nos da sustento y Dios sabe muy bien que nos deleitamos con un buen plato de comida.

El gusto, el oído, la vista, el olfato y el tacto son cinco sentidos que todos los humanos tenemos. Las papilas gustativas hacen parte del gusto y se encuentran en la lengua y son los principales promotores del sentido del gusto.

Jesús dice: “Yo soy el pan de vida”. Lo que quiere decir es que, en última instancia, Él puede satisfacer nuestras necesidades y anhelos más profundos . Puede hacernos sentir llenos y rebosantes de bendiciones.

Dios nos creó para comer y beber en Su presencia, para disfrutar de Su creación, para deleitarnos.

Muy a menudo nos reunimos alrededor de la comida, comemos durante una cita personal o de negocios, para conocer a alguien, etc. Cuando hay celebraciones de cumpleaños, o aniversarios o bodas, no puede faltar la buena comida.

Hoy por ejemplo tengo una cita de almuerzo con Christy y Jorge Duarte a quienes no veo hace mucho tiempo.

Hay una cadena de comidas rápidas en los Estados Unidos que vende pollo pero ellos venden más que pollo, además de un rico pollo, ellos venden un excelente servicio donde hasta el “dueño” del restaurante sale de su oficina para atender a los comensales.

Desde la misma caída del hombre Dios proveyó la manera de que esta relación fuera restaurada y usó el sacrificio de Abel como símbolo para que esto ocurriera. El sacrificio de Abel apuntó al sacrificio del Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, al pan de vida.

Comer bien es muy importante, mi esposa es la que cocina rico en mi hogar y soy consciente que es una gran frustración para ella que yo no sea un buen chef.

Existe comida sana y comida chatarra. ¿Qué clase de comida ingieres? Hay alimentos que traen bienestar a tu cuerpo y hay otros que no.

El término “comida chatarra” se usa para describir los alimentos con poca cantidad de los nutrientes que el cuerpo necesita y con un alto contenido de grasa, azúcar y sal.

Igual es con los alimentos espirituales, hay unos que no nutren y otros sí. Recibir sólo información de los noticieros, ver telenovelas, etc, son alimentos chatarra. Mejor saca tiempo para estar a solas con Dios e ingerir Su Palabra.

¡Señor dame hoy el pan que me nutre y que me da vida, dame a Jesús!

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