▷La bendición familiar por construir un altar

Es Tiempo de Conectar, enero 21

La bendición familiar por construir un altar

La historia de Abraham es un lindo ejemplo de cómo Dios, con un hombre y con una familia, puede levantar una nación y bendecir a toda una generación.

«Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra.» Génesis 12:2-3.

El plan de Dios para redimir a toda la humanidad siempre empezó con una familia.

Cuando Dios pensó en salvar a la humanidad pensó en Noé y su familia.

Cuando Dios pensó en bendecir a miles de generaciones, pensó en Abraham y su familia.

Cuando Dios pensó en su hijo, quien sería el salvador del mundo, lo puso en una familia.

Para Dios, la familia es muy importante porque le basta con una para redimir a un pueblo, para levantar a una nueva generación, para transformar a una nación.

¿Qué hizo Abraham para ser bendecido?

«Y pasó Abram por aquella tierra hasta el lugar de Siquem, hasta el encino de More; y el cananeo estaba entonces en la tierra.

Y apareció Jehová a Abram, y le dijo: A tu descendencia daré esta tierra.

Y edificó allí un altar a Jehová, quien le había aparecido.

Luego se pasó de allí a un monte al oriente de Bet-el, y plantó su tienda, teniendo a Bet-el al occidente y Hai al oriente; y edificó allí altar a Jehová, e invocó el nombre de Jehová.” Génesis 12: 6-8.

Abraham no tenía una casa pues él había dejado la casa de su padre y estaba viviendo en el desierto en carpas y a pesar de eso, lo primero que hace Abraham al llegar a este lugar es construir un altar para Dios.

Muchas personas piensan que van a ser bendecidas el día que tengan una casa propia.

No, tu familia empezará a ser bendecida el día que decidas en tu corazón construir un altar para Dios sin importar si tienes una casa, un departamento o una tienda para así traer la presencia del Espíritu Santo a tu casa y a tu familia.

Una casa se puede perder, se puede caer o se puede hundir pero cuando en tu casa está la presencia de Dios no importa si es una tienda, una carpa o una mansión, Dios la guarda, la protege y la bendice.

La tienda de Abraham quizá no era la más bonita o la más moderna pero estaba llena de fe, amor y lo más importante, contaba con la presencia de Dios.

Lo más grande que le puedes dar a tu familia no son cosas materiales, sino un patrimonio espiritual y puedes llegar a ser un Abraham para tu familia, alguien que trae la presencia de Dios sobre su casa.

Te animo a que estés pendiente porque cada vez que quieras levantar un altar para Dios, el enemigo va a hacer todo lo posible para que desistas.

«Y descendían aves de rapiña sobre los cuerpos muertos, y Abram las ahuyentaba.” Génesis 15:11.

Abraham tuvo que ahuyentar las aves de rapiña para que lo dejaran día a día construir su altar para Dios.

Cuando más queremos adorar, orar o hacer nuestro devocional, comienzan las distracciones.

Vas a tener qué luchar con el sueño, las llamadas por teléfono, las visitas inesperadas y hasta ahuyentar a las aves de rapiña, pero haz todo lo que necesites hacer para que tu altar se mantenga firme. ¡Determínate!

Los beneficios de construir un altar para Dios.

«Y Abram era riquísimo en ganado, en plata y en oro.» Génesis 13:2.

Dios había bendecido a Abraham y había provisión y abundancia en su casa.

Tú encárgate de traer la presencia de Dios a tu casa y Él se encargará de traer la provisión.

«Oyó Abram que su pariente estaba prisionero, y armó a sus criados, los nacidos en su casa, trescientos dieciocho, y los siguió hasta Dan. Y cayó sobre ellos de noche, él y sus siervos, y les atacó, y les siguió hasta Hoba al norte de Damasco.

Y recobró todos los bienes, y también a Lot su pariente y sus bienes, y a las mujeres y demás gente.» Génesis 14:14-16.

Quizá te encuentras en una situación similar a la de Abraham, donde parte de tu familia está prisionera por el enemigo pues te ha robado bienes, te ha robado tiempo familiar, te ha robado la paz en tu hogar, pero si eres alguien que ha construido un altar para Dios, recuperarás al doble lo perdido.

«Y estableceré mi pacto entre mí y ti, y tu descendencia después de ti en sus generaciones, por pacto perpetuo, para ser tu Dios, y el de tu descendencia después de ti. Y te daré a ti, y a tu descendencia después de ti, la tierra en que moras, toda la tierra de Canaán en heredad perpetua; y seré el Dios de ellos.

Dijo de nuevo Dios a Abraham: En cuanto a ti, guardarás mi pacto, tú y tu descendencia después de ti por sus generaciones.» Génesis 17:7-9.

Dios encontró en Abraham un hombre con el que quería hacer pacto y es interesante que el pacto que hizo Dios con Abraham no solo fue con él, sino con su familia y sus futuras generaciones.
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Cuando entras en pacto con Dios, Él entra en pacto contigo y pone bajo ese pacto a tu familia y a tu descendencia.

Isaac, el hijo de Abraham, fue un hombre que no hizo grandes proezas de fe como su padre pero fue grandemente bendecido por Dios porque vivió bajo el pacto de su padre.

Cuando levantas un altar familiar, estás poniendo a tu familia bajo pacto y ese pacto será de bendición para tus hijos y los hijos de tus hijos.

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