▷Mi mayor intercesor, el Espíritu Santo

Es Tiempo de Conectar, abril 22

Mi mayor intercesor, el Espíritu Santo

“Luego utilizó la siguiente historia para enseñarles más acerca de la oración:

«Supongan que uno de ustedes va a la casa de un amigo a medianoche para pedirle que le preste tres panes. Le dices: “Acaba de llegar de visita un amigo mío y no tengo nada para darle de comer”.

Supongan que ese amigo grita desde el dormitorio: “No me molestes. La puerta ya está cerrada, y mi familia y yo estamos acostados. No puedo ayudarte”.

Les digo que, aunque no lo haga por amistad, si sigues tocando a la puerta el tiempo suficiente, él se levantará y te dará lo que necesitas debido a tu audaz insistencia.” Lucas 11:5-8.

Intercesión significa pararse delante de Dios a favor de la gente. Es orar por otros, es ponerse delante del Padre en nombre de otros para que supla sus necesidades.

Jesús comienza con una pregunta:

“Les dijo también: ¿Quién de ustedes…?”

Es que somos nosotros los que tenemos la opción de escoger si intercedemos o no y sii nos queremos involucrar donde hay necesidad,

¡Si es así, Dios hará algo sobrenatural por medio de nosotros!

Interceder es 0% de indiferencia y 100% de compasión.

Jesús te quiere decir en este momento:

“¿Estás dispuesto a pedir por otros? ¿Estás dispuesto a dejar tus propios intereses a un lado para que te ocupes de la carencia de otros?”

La persona que no está dispuesta a interceder por otros tiene problemas de egoísmo y solo se preocupa por pedirle a Dios que supla su propia necesidad, olvidándose de los demás.

Los que interceden por la necesidad de otros son llamados amigos.

Una cosa muy importante que Jesús quiere que aprendamos por medio de esta parábola es que al interceder por otros, sepamos perseverar en oración hasta que Él responda.

Lucas 11:7 dice “No me molestes. La puerta ya está cerrada, y mi familia y yo estamos acostados. No puedo ayudarte.”

Mucha gente dice:

Ya le puse el candado a la puerta y es demasiado tarde.
Es demasiado tarde, mis hijos ya están todos en casa.
Es demasiado tarde, el asunto está cerrado, ya nos divorciamos y mi matrimonio no va a poder ser restaurado.
Ya llevo demasiado tiempo con esta enfermedad en mi cuerpo.
Ya es demasiado tarde para cumplir el propósito de Dios conmigo, estoy muy viejo.

Pero te recuerdo que nunca es tarde para hacer intercesión.

Lucas 11:8, “Les digo que, aunque no lo haga por amistad, si sigues tocando a la puerta el tiempo suficiente, él se levantará y te dará lo que necesitas debido a tu audaz insistencia.”

Tener una insistencia audaz significa tener descaro, diligencia, persistencia, atrevimiento, tenacidad, perseverancia audaz e intrépida; urgencia, persistencia, determinación, decisión, resolución, firmeza, reclamo por la petición hasta el límite.

Esta es la clave para que el amigo se levante y le dé al que grita desde afuera pidiendo lo que necesita. Dios usa la perseverancia para estirar nuestra fe, para llevarla al límite, pero recuerda que Dios siempre tiene la última palabra. ¡Así que no te des por vencido cuando intercedes!

En el siguiente versículo se nos ofrece esperanza para nuestra intercesión:

Lucas 11:9-10, “Así que les digo, sigan pidiendo y recibirán lo que piden; sigan buscando y encontrarán; sigan llamando, y la puerta se les abrirá.”

Cuando pides, recibes. Cuando buscas, encuentras. Cuando llamas a puertas cerradas, estas se abren.

Lucas 11:11-12, “Ustedes, los que son padres, si sus hijos les piden un pescado, ¿les dan una serpiente en su lugar? O si les piden un huevo, ¿les dan un escorpión? ¡Claro que no!”

Acércate a Dios como un hijo que intercede a su Padre.

Lucas 11:13, “Así que si ustedes, gente pecadora, saben dar buenos regalos a sus hijos, cuánto más su Padre celestial dará el Espíritu Santo a quienes lo pidan.”

Si pides, recibirás al mayor y más poderoso intercesor que pueda existir, al Espíritu Santo pues el Espíritu Santo intercede por nosotros.

Romanos 8:26, “Además, el Espíritu Santo nos ayuda en nuestra debilidad. Por ejemplo, nosotros no sabemos qué quiere Dios que le pidamos en oración, pero el Espíritu Santo ora por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras.”

¡Qué mejor que tener al mismo Dios Espíritu Santo orando por nuestras necesidades y fortaleciéndonos en nuestras debilidades!

Interceder es “rogar, abogar, interponerse o mediar por otro para que obtenga una gracia, o sea librado de un mal.”

Tú piensas que estás afligido, pero el Espíritu Santo está orando por ti, por tu vida y por tu corazón.

No te va a vencer la enfermedad, así que no te dejes, porque el Espíritu Santo está orando por ti.

¿Sientes que tu carga es demasiado grande? Déjalo todo en las manos del Espíritu Santo y déjalo orar a través de sus gemidos por ti. Es Dios orando a Dios.

Romanos 8:34, “Entonces, ¿quién nos condenará? Nadie, porque Cristo Jesús murió por nosotros y resucitó por nosotros, y está sentado en el lugar de honor, a la derecha de Dios, e intercede por nosotros.”

A veces pensamos que en una iglesia o en una célula de oración pasamos inadvertidos, pensamos que nadie ora por nosotros y que nadie nos pregunta: ¿Cómo estamos? o ¿Cómo nos sentimos?

Romanos 8:26, «Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.»

Tú y yo no sabemos qué pedir, no sabemos qué nos deparará el día, qué nos irá a decir el médico, no sabemos qué respuesta tendremos de la universidad, no sabemos con qué nos saldrá nuestro jefe, pero quiero asegurarte que tu Padre en los cielos tiene al más grande intercesor por ti: Su Espíritu Santo.

Mientras que en las iglesias armamos campañas de oración o de intercesión ¡Qué mejor que tener al mismo Dios Espíritu Santo orando por nuestras necesidades y fortaleciéndonos en nuestras debilidades!

En este momento, así como es real que escuchas mi voz, el Espíritu Santo está orando por ti, está intercediendo por tu familia, por tu trabajo, por tus sueños, por tu salud, por tu vida. Y no son oracioncitas suaves que no trascienden ni el techo… El Espíritu Santo intercede con gemidos indecibles.

Gemir es más que clamar, es expresar con sonido y voz lastimera la pena y el dolor que aflige el corazón.

Efesios 6:17-18, “Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios; orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos.”

El Espíritu Santo te va a enseñar cómo orar para que conquistes lo que es tuyo, para que conquistes las bendiciones que te pertenecen.

Gracias, Espíritu Santo, porque ni siquiera hemos pedido que ores por nosotros, pero Tú ya lo estás haciendo.

Mi mejor ayuda viene de ti, Tú eres mi más grande intercesor.

Si esta corta reflexión ha hablado a tu vida, déjanos tu comentario, compártelo y suscríbete al canal. Dios te bendiga!

Si el mensaje ha hablado a tu vida, deja un comentario a continuación.