Mi mayor intercesor El Espíritu Santo

Devocional diario abril 22

Mi mayor intercesor,  es El Espíritu Santo

Lucas 11:5-8

“Les dijo también: ¿Quién de vosotros que tenga un amigo, va a él a medianoche y le dice: Amigo, préstame tres panes, porque un amigo mío ha venido a mí de viaje, y no tengo qué ponerle delante; y aquél, respondiendo desde adentro le dice: No me molestes; la puerta ya está cerrada, y mis niños están conmigo en cama;¿ no puedo levantarme, y dártelos? Os digo que, aunque no se levante a dárselos por ser su amigo, sin embargo por su importunidad se levantará y le dará todo lo que necesite.”

Intercesión es pararse delante de Dios a favor de los hombres. Es orar por otros, es ponerse delante del Padre en nombre de otros para que supla sus necesidades.

Jesús comienza con una pregunta: “Les dijo también: ¿Quién de vosotros…?” porque somos nosotros los que tenemos la opción de escoger si intercedemos o no. Si nos involucramos donde hay necesidad, ¡Dios hará algo grande con nosotros!

Interceder es 0% de indiferencia y 100% de compasión.

Jesús te dice: “¿Estás dispuesto a pedir por otros? ¿Estás dispuesto a dejar a un lado lo que necesitas para tu ocuparte de la carencia de otros?.”

La persona que no está dispuesta a interceder por otros está llena de egoísmo y solo se preocupa por pedirle a Dios que supla su necesidad, olvidándose de los demás.

Interceden los que son amigos de Dios.

¿Sabes qué nos enseña Dios cuando intercedemos? Perseverancia.

Lucas 11:7

Y aquel, respondiendo desde adentro, le dice: No me molestes; la puerta ya está cerrada, y mis niños están conmigo en cama; no puedo levantarme, y dártelos.”

La puerta ya está cerrada y es demasiado tarde. Mucha gente dice: “Es demasiado tarde, mis hijos ya no regresarán a casa,” “Es demasiado tarde, el asunto está cerrado, mi matrimonio no se va restaurar,” “Ya es demasiado tiempo con esta enfermedad en mi cuerpo,” “Ya es demasiado tarde para cumplir el propósito de Dios conmigo”.

Nunca es TARDE para INTERCEDER.

Lucas 11:8

“Os digo que, aunque no se levante a dárselos por ser amigo, sin embargo por su importunidad se levantará y le dará todo lo que necesite.”

La palabra importunidad viene del griego “anaideía” y significa descaro, diligencia, persistencia, atrevimiento, tenacidad, perseverancia audaz e intrépida; urgencia, persistencia, determinación, decisión, resolución, firmeza, reclamo por la petición hasta el límite. Esta era la clave para que el amigo se levantara y le diera al que gritaba afuera lo que necesitaba. Dios usa la perseverancia para estirar nuestra fe. Tu FE será llevada al límite, pero recuerda que Dios siempre tiene la última palabra. ¡No te des por vencido cuando intercedes! Dios en el siguiente versículo nos da garantía de nuestra intercesión:

Lucas 11:9-10

“y yo os digo: pedid, y se os dará; buscad, y hallareis; llamad; y se os abrirá, Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá”

Cuando pides, recibes. 

Cuando buscas, encuentras.

Cuando llamas a puertas cerradas, estas se abren.

Lucas 11:11-12

“¿Qué padre de vosotros, si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si pescado, en lugar de pescado, le dará una serpiente? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión?”

Acércate a Dios como un hijo que intercede a su Padre.

Lucas 11:13

“Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dadivas a vuestros hijos, ¿cuánto más, vuestro padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?”

Si pides, recibirás al mayor intercesor: El Espíritu Santo.

El Espíritu Santo intercede por nosotros

Romanos 8:26

“Y de igual manera el Espíritu Santo nos ayuda en nuestra debilidad; pues que hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.”

¡Qué mejor que tener al mismo Dios Espíritu Santo orando por nuestras necesidades y fortaleciéndonos en nuestras debilidades!

Interceder es “rogar, abogar, interponerse o mediar por otro para que obtenga una gracia, o sea librado de un mal.”

Tú piensas que estás afligido pero el Espíritu Santo está orando por ti, por tu corazón. No te va a vencer la enfermedad así que no te dejes, porque el Espíritu Santo está orando por ti. ¿Sientes que tu carga es demasiado grande? Déjalo todo en las manos del Espíritu Santo y déjalo orar a través de sus gemidos por ti. Es Dios orándole a Dios.

Romanos 8:34

“¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aún, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.”

A veces pensamos que en una iglesia o en una célula pasamos de inadvertidos «nadie ora por nosotros,» nadie nos pregunta: ¿Cómo estamos? o ¿Cómo nos sentimos?

Romanos 8:26

«Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.»

Tú y yo no sabemos qué pedir, no sabemos qué nos deparará el día, qué nos irá a decir el médico, no sabemos qué respuesta tendremos de la universidad, no sabemos con qué nos saldrá nuestro jefe, pero quiero asegurarte que, tu Padre en los cielos tiene al más grande intercesor por ti: Su Espíritu Santo.

Mientras que en las iglesias armamos relojes de oraciones o intercesiones… ¡Qué mejor que tener al mismo Dios Espíritu Santo orando por nuestras necesidades y fortaleciéndonos en nuestras debilidades! En este momento, así como de real escuchas mi voz, el Espíritu Santo está orando por ti. Él está intercediendo por tu familia, por tu trabajo, por tus sueños, por tu salud, por tu vida. Y no son oracioncitas suaves que no trascienden ni el techo… El Espíritu Santo intercede con gemidos indecibles.

Gemido es más que clamar. Es expresar con sonido y voz lastimera la pena y el dolor que aflige el corazón.

Efesios 6:17-18

“Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios; orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos.”

El Espíritu Santo te dirá cómo orará para que tengas las conquistas de tus bendiciones.

Gracias, Espíritu Santo, porque nosotros ni siquiera hemos pedido que ores por nosotros, pero Tú ya lo estás haciendo. Mi mejor ayuda viene de ti, Tú eres mi más grande intercesor.