Es Tiempo de Conectar, febrero 22
En el jardín de Dios
Tú eres la flor más especial en el jardín de Dios; te riega con agua viva y te cuida para que nadie te dañe.
En Su jardín puedes sentir que Dios te sustenta y así como embellece las flores y le da de comer a las aves del cielo, cuánto más a sus hijos a quienes tanto ama.
«Oh Dios de los ejércitos, vuelve ahora; Mira desde el cielo, y considera, y visita esta viña, La planta que plantó tu diestra, Y el renuevo que para ti afirmaste.» Salmos 80:14-15 RVR60.
«Despierta, viento del norte! ¡Levántate, viento del sur! Soplen en mi jardín y esparzan su fragancia por todas partes.
Ven a tu jardín, amado mío; saborea sus mejores frutos.» Cantares 4:16.
Despierta tu amor por Dios, si es que está dormido. Levántate y ven a su encuentro. Pídele que sople en ti para encender todo lo que se ha apagado.
Es en el jardín donde podemos decirle: «Amado mío, quiero oír tu voz diariamente.»
La fragancia del Espíritu Santo libera un dulce aroma. Es una fragancia celestial y cuando estamos en la presencia de Dios, su aroma nos envuelve, cambia toda la atmósfera en la que estamos. Es en Su jardín donde nos lleva a escuchar Su voz. Es en el jardín de Dios donde descubrimos que a Él le complace: nuestra obediencia más que cualquier sacrificio.
Dios quiere de ti una adoración íntima, que tus labios confiesen el Nombre de Jesús y que le pongas por encima de sus bendiciones, que todo lo que respire le adore. En Su jardín podemos rendirnos, descansar en Su presencia y desarrollar una intimidad con Él.
Cantares 8:13 «Oh, tú que habitas en los huertos, Los compañeros escuchan tu voz; Házmela oír.»
Él habita en los huertos, pasea por los jardines y el día de hoy podemos decirle: «Hazme oír tu voz, no quiero estar lejos de ti.»
Dios nos ha creado para tener comunión con nosotros. La comunión entre dos personas solo se logra si ambos se comunican y se escuchan: Dios es un Dios que hizo la comunicación.
Desde Génesis hasta Apocalipsis, podemos ver que Él siempre buscó tener comunicación con el hombre. Él charlaba con Adán al fresco del día y desea hacerlo también con nosotros.
El que creó la boca, ¿no hablará? Dios ha ofrecido respondernos.
Salmo 91:15, «Me invocará y yo le responderé, con él estaré yo en la angustia cuando paseamos con Él en el jardín.”
Dios nos responde.
Su jardín es un lugar seguro cuando pasamos por momentos de angustia, es un lugar seguro cuando queremos contarle a Dios también nuestras alegrías.
«La nación de Israel es la viña del Señor de los Ejércitos Celestiales. El pueblo de Judá es su agradable huerto.» Isaías 5:7.
Le pertenecemos a Él y nos pone en Su viña y en Su huerto lleno de flores hermosas
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Cantares 2:14 «:..Muéstrame tu rostro, hazme oír tu voz; porque dulce es la voz tuya, y hermoso tu aspecto.»
Cuando Dios nos habla nos transforma. Imagínense cómo seríamos si todos los días Dios nos estuviera transformando. Dedícale tiempo para alabarlo y adorarlo, háblale con cariño, acarícialo con tus palabras.
Es por eso que, el Libro de Cantares se refiere a nosotros con las palabras «novia», «amada», «esposa», «enamoramiento», «besos»…
Si encuentras sosiego interior vas a poder escucharlo con claridad. Un minuto con Él puede ahorrarte años de preocupaciones.
Éxodo 25:8 dice, «Haz que los israelitas me construyan un santuario santo para que yo habite en medio de ellos.»
Santuario significa «lugar separado» o «lugar santo». Si queremos encontrarnos en el jardín de Dios, nuestro corazón tiene que ser un santuario. Es decir, un lugar santo. Nuestro Dios no habita en templo hecho de manos de hombres sino que quiere habitar en medio de ti, entrar a tu corazón y cenar contigo.
En ningún lugar me siento más pleno que en tu presencia, Señor.
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