▷¿Cómo avivar el fuego de Dios?

Es Tiempo de Conectar, agosto 23

¿Cómo avivar el fuego de Dios?

“No apaguen al Espíritu Santo.” Nos dice Dios en 1 Tesalonicenses 5:19 NTV.

El diablo va a tratar por todos los medios de robarte el fuego porque sabe que un cristiano sin fuego es un cristiano tibio e inofensivo. El enemigo sabe que un cristiano sin la presencia del Espíritu Santo es un cristiano sin poder. Si no puede robarte la salvación, va a tratar de robarte el fuego. Y muchos cristianos empiezan con el fuego de Dios en sus corazones pero ese fuego termina en cenizas. Es por esa razón que Pablo le dice a su discípulo Timoteo: “¡Aviva el fuego!”

Si tenemos que estar avivando el fuego es porque el fuego puede menguar y termina apagándose, es porque el fuego puede extinguirse con el tiempo, se puede perder.

Las consecuencias de un cristiano que perdió el fuego de Dios son:

No busca estar en la presencia de Dios.

Una persona que pierde el fuego de Dios es una persona que descuida su comunión con el Señor.

La Biblia dice en el libro de Santiago 4:8: “Acércate a Dios y Él se acercará a ti.”

Te animo a que te acerques, que tomes la iniciativa. Si me dices » no siento a Dios, Él está lejos, te pregunto, ¿quién se alejó primero tú o Dios?

La Biblia dice que Dios es fuego consumidor lo cual quiere decir que mientras más cerca estemos de Dios más encendidos vamos a estar.

Tú decides qué tan cerca o lejos quieres estar de Dios.

Cuando oras, cuando haces tu devocional y te congregas, le estás echando leña a tu fuego.

Pero cuando tú dejas de orar, dejas hacer el devocional diario, dejas de congregarte, no sólo dejas de avivarte sino que empiezas a apagarte.

El nivel espiritual que quieras tener es a fin de cuentas tu decisión.

Tú eres el que decide si quieres ser una pequeña llama que al soplarla se apaga (una luz fugaz), o si eres una antorcha que al sentir el soplo de Dios, te enciendes con más y más fuerza.

Los seres humanos fuimos creados para la presencia de Dios, y cuando no estamos en ella es como si sacaran a un pez del agua el cual no alcanza a sobrevivir.

2. Pierdes la pasión por las cosas de Dios.

La pérdida de la pasión no sucede de un día para otro y no te das cuenta del momento en que te congelas espiritualmente.

Una persona que pierde la pasión por aquellas cosas que apasionan a Dios, podrá seguir cumpliendo los ritos religiosos, asistiendo a la iglesia, etc, pero ya no hay ese fuego en su corazón, todo lo hace por costumbre o tradición.

Ser negligente en las cosas de Dios es ser diligente en otras cosas. Una persona que pierde el fuego deja de darle prioridad a las cosas de Dios y le da prioridad a otras cosas de la vida.

Notamos que para una persona que ha perdido el fuego espiritual:

Todo es una carga.
El servicio se convierte en una rutina.
Pasamos de ser espirituales y nos volvemos religiosos.

Cuando Dios va a darte algo especial, Él nota qué tanto fuego tienes pues así sucedió con Moisés, con David, con Obed-Edom y con Juan el Bautista.

Jeremías quiso dejarlo todo al punto que le dijo a Dios: “me sedujiste, y fui seducido, más fuerte fuiste que yo, y me venciste… y dije: no me acordaré más de él, ni hablaré más en su nombre; no obstante, había en mi corazón como un fuego ardiente metidos en mis huesos; traté de sufrirlo, y no pude” 20:7-9

El fuego arderá en tu vida aún cuando quieras alejarte. Dios nunca dejará de insistir, pues dice en Romanos 11:29 que “los dones y el llamamiento de Dios son irrevocables.”

3. Pierdes el ánimo.

Proverbios 18:14 “El ánimo del hombre soportará su enfermedad; Mas ¿quién soportará al ánimo angustiado?”

El que tiene el fuego siempre tiene ánimo, quien pierde el fuego cae fácilmente en el desánimo. Una persona con el fuego de Dios no se da por vencida ni le verás derrotada fácilmente.

La Biblia dice que el que tiene ánimo puede enfrentar casi cualquier cosa, incluso la enfermedad, pero al que ha perdido el ánimo cualquier cosa es un gigante.

Nunca sentirás soledad cuando hagas al Espíritu Santo como tu mejor amigo.

Las personas que pierden el fuego viven estresadas, deprimidas y oprimidas. Este año sacude el desánimo, aviva el fuego y termina con todo el 2024.

4. Y para terminar, pierdes el territorio ganado.

Se empieza a retroceder en diferentes áreas de tu vida y se termina como el cangrejo que retroceden no sólo en su caminar con Dios sino que empiezan a luchar de nuevo con cosas que ya habían vencido en el pasado.

Los que retroceden caen más bajo que antes y vuelven a repetir antiguos hábitos, antiguos vicios, antiguos amigos que en vez de acercarlos a Dios los alejan.

No existen amigos neutrales, tus amigos o te encienden o te apagan. ¡Ten cuidado con quién andas!

Una persona alguna vez me dijo que el tener la presencia de Dios era lo que le movía a buscarle, asistía a los grupos de intercesión, a la célula familiar porque tenía gran necesidad de Dios y quería vivir en otro nivel espiritual, pero ahora que Dios le ha bendecido y lo tengo todo, algo ha cambiado, pues me casé, tengo casa y carro propio, y ahora a pesar de todas sus bendiciones, no es lo mismo, pues algo se apagó adentro de mi.

Deuteronomio 8:10-18 dice:

“Y comerás y te saciarás, y bendecirás al Señor tu Dios por la buena tierra que te habrá dado. Cuídate de no olvidarte del Señor tu Dios, para cumplir sus mandamientos, decretos y sus estatutos que yo te ordeno hoy; no suceda que comas y te sacies, y edifiques buenas casas en que habites, y tus vacas y tus ovejas se aumenten, y la plata y el oro se te multipliquen, y todo lo que tuvieres se aumente; y se enorgullezca tu corazón, y te olvides del Señor tu Dios, que te sacó de tierra de Egipto, de casa de servidumbre; que te hizo caminar por un desierto grande y espantoso, lleno de serpientes ardientes, y de escorpiones, y de sed, donde no había agua, y él te sacó agua de la roca del pedernal; que te sustentó con maná en el desierto, comida que tus padres no habían conocido, afligiéndote y probándote, para a la postre hacerte bien; y digas en tu corazón: Mi poder y la fuerza de mi mano me han traído esta riqueza. Sino acuérdate del Señor tu Dios, porque él te da el poder para hacer las riquezas, a fin de confirmar su pacto que juró a tus padres, como en este día.”

Nosotros nos hemos equivocado porque en vez de suplir las necesidades de Dios, hemos dado prioridad en suplir nuestras propias necesidades, y las hemos hecho un dios.

Corres el riesgo de enorgullecerte aún con las bendiciones de Dios.

Pero Dios corre el riesgo de que al bendecirnos, nos olvidemos de Él.

Aquel que se le ha perdonado mucho, mucho amor muestra.

Quiero decirte que Dios tiene una necesidad y esa necesidad eres tú, la necesidad de encontrarte justo en el lugar donde te encuentres.

Dios tiene más obsesión por ti, que tu obsesión por las cosas de esta vida.

Una persona que pierde el fuego, pierde territorio en su llamado, en su ministerio, las finanzas, la familia, etc.

Pero tengo una buena noticia para ti: “tan profundo sea tu quebrantamiento, será tu avivamiento.”

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Dios te bendiga.

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