✅La Generación de la Undécima Hora

Devocional diario agosto 24

La Generación de la Undécima Hora

Mateo 20:1-16

“Porque el reino de los cielos es semejante a un hombre, padre de familia, que salió por la mañana a contratar obreros para su viña.

Y habiendo convenido con los obreros en un denario al día, los envió a su viña.

Saliendo cerca de la hora tercera del día, vio a otros que estaban en la plaza desocupados;

y les dijo: Id también vosotros a mi viña, y os daré lo que sea justo. Y ellos fueron.

Salió otra vez cerca de las horas sexta y novena, e hizo lo mismo.

Y saliendo cerca de la hora undécima, halló a otros que estaban desocupados; y les dijo: ¿Por qué estáis aquí todo el día desocupados?

Le dijeron: Porque nadie nos ha contratado. El les dijo: Id también vosotros a la viña, y recibiréis lo que sea justo.

Cuando llegó la noche, el señor de la viña dijo a su mayordomo: Llama a los obreros y págales el jornal,comenzando desde los postreros hasta los primeros.

Y al venir los que habían ido cerca de la hora undécima, recibieron cada uno un denario.

Al venir también los primeros, pensaron que habían de recibir más; pero también ellos recibieron cada uno un denario.

Y al recibirlo, murmuraban contra el padre de familia, diciendo: Estos postreros han trabajado una sola hora, y los has hecho iguales a nosotros, que hemos soportado la carga y el calor del día.

Él, respondiendo, dijo a uno de ellos: Amigo, no te hago agravio; ¿no conviniste conmigo en un denario?

Toma lo que es tuyo, y vete; pero quiero dar a este postrero, como a ti.

¿No me es lícito hacer lo que quiero con lo mío? ¿O tienes envidia, porque yo soy bueno?

Así, los primeros serán postreros, y los postreros, primeros; porque muchos son llamados, mas pocos escogidos.” 

Estoy seguro que no me dirijo a uno de los muchos, sino que eres de los pocos.

Dios tiene un propósito y un llamado para nuestras vidas. Los muchos siguen la corriente, mientras que a los pocos no les importa lo que todos digan, importa lo que Dios diga de ellos. 

El dueño de la obra es Dios y la obra es tu vida, Dios es tu dueño, ¿por qué? porque Él fue quien le dio vida a la obra.

Cuando nacemos lo primero que aprendemos es a ser egoístas, esta es mi vida, mi ropa, mi juguete, mi papá, pero déjame decirte… nada es nuestro, todo es de Dios. 

El Salmo 24:1 “Del Señor es la tierra y todo cuanto hay en ella, el mundo y cuantos lo habitan.”

Analicemos lo que sucedió:

Hubo obreros que trabajaron casi todo el día y recibieron un denario tal como el dueño de la viña les había prometido, mientras que otros obreros trabajaron una sola hora, y recibieron el mismo pago.

Dios es dueño de la viña, y tú eres un obrero de ella así que Dios es el dueño de tu vida.

Imaginemos cómo transcurrió la historia:

Seguro había un grupo de amigos esperando ser contratados, todos sentados en una banquita esperando su turno, conversando, quizás jugando dados, y salió uno a uno, pero habían unos que no eran contratados. 

Cada vez que salía uno, el próximo pensaba, sigo yo, hasta que quedaron los últimos trabajadores y al ver que el día avanzaba y no los contrataban, es posible que se hubieran quedado pensando que eran unos fracasados y que había sido un día improductivo.

Tres cosas pasan por la mente cuando a uno lo dejan de último:

Nací para el fracaso, no soy especial para Dios o no soy importante. Sin embargo, estos últimos no se rindieron y se quedaron esperando. 

Es probable que la gente los viera y se preguntaran ¿qué hace este aún esperando?

Tú puedes estar esperando tu momento y sigues siendo fiel a la iglesia y muchos quizás se pregunten ¿qué hace este? ¿Por qué espera tanto, va a seguir esperando? Qué manera de perder el tiempo.

Tantos años esperando al esposo correcto y sigues esperando.

De la misma manera como estos últimos obreros se quedaron esperando su oportunidad en la plaza, así mismo debemos esperar y aprovechar ese tiempo de espera para evaluarnos, para sanar nuestras heridas, para prepararnos para lo que Dios tiene guardado para nosotros.

Tu y yo somos esa generación de la undécima hora, Dios nos va a sorprender y va a cambiar la situación, créelo y confiesa: ¡DIOS VA A HACER ALGO ESPECIAL!

Encontramos en 1 Samuel 14 que los hermanos de David habían sido reclutados para la guerra, pues se había levantado un gigante llamado Goliat que los desafiaba; mientras tanto el padre de David lo tenía encargado de sus ovejas y así como los obreros que quedaron de últimos en Mateo 20, ahí estaba David esperando su oportunidad. 

Es allí cuando Dios lo llama y lo equipa con recursos que ni siquiera David sabía que tenía pues era el menor de todos y es probable que no se sentía capaz de igualarlos. Como David que hasta ese momento no sabía que tenía esas habilidades para vencer gigantes, ya los tienes pues el Padre quien es el dueño de la obra ve en tí esas cualidades.

Se acabó la plaza para tu vida, se acabó el tiempo de espera, si, y si Dios está con nosotros,  ¿quién contra nosotros?

Quizás David pensó, ¿Cómo se te ocurre que voy a ser Rey? David dijo ¿yo? ¡No! y Dios le dijo ¡Si tu! Y David le resultó componiendo el Salmo 23: El Señor es mi pastor, nada me faltará.

Así que vino su Padre Isaí y le dijo a David que les llevara comida a sus hermanos.

Esa actitud de espera, de seguir instrucciones sencillas de ir y llevar alimentos a sus hermanos, le cambió la vida, pues Dios lo estaba preparando para enfrentar gigantes, si, igual que David, Dios te está preparando para que venzas grandes obstáculos, así que no te desanimes, sigue adelante pues Dios va a usar cualquier pretexto para sacarte de la posición donde te encuentras y te va a llevar a donde Él quiere que estés, pues eres inmenso y eres capaz de vencer gigantes y va a darte la recompensa esperada.

No te autosabotees, aquellos que pertenecen a la generación de la undécima hora están preparados para la batalla, están determinados a derribar gigantes.

Si hay determinación en tu vida lo vas a lograr, créele a Dios, deja de seguir hablando mal de ti mismo, Dios te va a sacar de la plaza. 

Decide derrotar gigantes y nunca retroceder, jamás rendirse. 

David le hizo caso a su padre; cuando escuches las instrucciones de tu Padre celestial, hazle caso. No digas, ¿qué tengo yo?

David no vio el gigante, no vio el obstáculo, se sintió indignado porque se estaban metiendo con su Dios. 

El rey Saúl dijo ¿Quién se cree este? quizás te han dicho lo mismo ¿Quién tú te crees? No estás solo, tienes un Dios todopoderoso.

Hasta que llegó la hora de la paga.

1 Corintios 15:57-58

“Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo. Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano.”

No se te olvide que la última palabra siempre la tiene Dios, quien hoy te dice !TU PUEDES!

Los otros trabajadores tenían envidia al ver la paga al obrero de la undécima hora, así que dí, ¡el próximo soy yo! Me llegó el turno de salir de la plaza.

Nadie sabía quién era David, pero igual, fue a enfrentarse contra Goliat.

El secreto es que Dios recompensó el tiempo y la perseverancia de los obreros que permanecieron a la espera en la plaza.

No importa tu pasado y cuanto hayas trabajado, Dios, el dueño de la viña te paga igual, te bendice igual y te da más de lo que te imaginas.

Los obreros que habían trabajado todo el día estaban cansados, y el dueño de la obra valoró su trabajo, pero no terminaron la obra solos, por eso trajo a los últimos obreros, se necesitaba a los obreros que estaban frescos y que tenían la fuerza para culminar la obra en una sola hora. 

Lo que a otros les ha tomado años, Dios lo va a lograr en una sola hora. 

Como dice la Biblia 1 Samuel 18:7, “Saúl mató a sus miles, y David a sus diez miles.

Dios te va usar y te va a dar diez miles porque eres Su hijo.

Si el mensaje ha hablado a tu vida, deja un comentario a continuación, esto nos ayudará a seguir creciendo. Y comparte el mensaje con esas personas que Dios a puesto en tu mente mientras encuchas el devocional.