Es Tiempo de Conectar, octubre 26
Una vida, muchas vidas restauradas
“Mientras sacaban el dinero recaudado en el templo del Señor, el sacerdote Hilcías encontró el libro de la ley del Señor que escribió Moisés. Hilcías le dijo a Safán, secretario de la corte: «¡He encontrado el libro de la ley en el templo del Señor!». Entonces Hilcías le dio el rollo a Safán.
Safán llevó el rollo al rey y le informó: «Sus funcionarios están haciendo todo lo que se les asignó. El dinero que se recaudó en el templo del Señor ha sido entregado a los supervisores y a los trabajadores».
Safán también dijo al rey: «El sacerdote Hilcías me entregó un rollo». Así que Safán se lo leyó al rey.
Cuando el rey oyó lo que estaba escrito en la ley, rasgó su ropa en señal de desesperación. Luego dio las siguientes órdenes…:
«Vayan al templo y consulten al Señor por mí y por todo el remanente de Israel y de Judá. Pregunten acerca de las palabras escritas en el rollo que se encontró. Pues el gran enojo del Señor ha sido derramado sobre nosotros, porque nuestros antepasados no obedecieron la palabra del Señor. No hemos estado haciendo todo lo que este rollo dice que debemos hacer».” 2 Cron. 34: 14-21
Es fácil caer en tradiciones, cumplir con el orden del culto y al mismo tiempo estar lejos de Dios. Esto fue lo que encontró el Rey Josías, los israelitas seguían llamándose israelitas, seguían viviendo en la tierra prometida pero se encontraban lejos de los caminos de Dios. Te puedes llamar Católico, Cristiano, Pentecostal, como sea y estar frío espiritualmente.
Josías fue el decimosexto rey de Judá (c. 640–609 a. C.). Según la Biblia hebrea, instituyó importantes reformas religiosas al eliminar el culto oficial a dioses extranos.
Sólo espera sorpresas cuando te dispones a buscar pues Dios va a ser mucho más de lo que pedimos y esperamos.
Haber encontrado el libro de la ley que había estado guardado tuvo un punto de quiebre en el liderazgo del rey Josías.
En nuestra tradición lo que hacemos es comprar una Biblia grande y bonita, se coloca en la sala de estar como adorno pero nunca es leída.
Su referente hasta ese momento había sido la tradición, lo que predicaban los sacerdotes, los malos ejemplos de sus padres los reyes que le habían precedido, las culturas prevalentes en sus alrededores, pero Josías quería ser un líder transformador y no seguir con el status quo.
Nos ocurre algo similar hasta que decidimos abrir las Sagradas Escrituras, los Evangelios y encontramos promesas de las cuales no éramos conscientes, promesas de redención, de perdón y de restauración.
O seguimos con la vida vana que nos dejaron nuestros padres o hacemos un pare y decimos no voy a seguir.
1 Pedro 1:18 dice, “pues ya sabéis que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres.”
Hay hijos criados por mamás solteras o en hogares con abuso o donde hay alcoholismo como en el caso mío personal y deseamos un cambio.
Tenemos mucho donde mirar, muchos referentes tristes, herencias de suicidio, de desorden sexual, de depresión, de adicciones, pobreza, patrones de ira, insuficientes finanzas, es como si corriera por la sangre pero no es más que la maldición que se hereda pero que somos llamados a romper con el poder de la Palabra de Dios y el Espíritu Santo.
Tu que me escuchas quizás tienes esta herencia, te animo a que sacudas todo eso y te determines a ser transformado y a ser una nueva persona.
Es más sencillo de lo que crees, sólo requiere inconformismo con la clase de vida que llevas y la decisión de creer en el amor de Dios.
Una cosa difícil de hacer por nuestro orgullo innato se llama rendirse, lo bueno es que te rindes en arrepentimiento por tu pecado y tus rebeliones, así como lo hizo el gran rey Josías.
Termino con Lam. 3:22-23, “ ¡El fiel amor del Señor nunca se acaba! Sus misericordias jamás terminan. Grande es su fidelidad; sus misericordias son nuevas cada mañana.
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