Devocional diario septiembre 27

Enamorándonos de Dios

Algunos no entienden cómo es que una persona pueda tener una relación romántica con otra persona y al mismo tiempo vivir enamorada de Dios, pero por más raro que sea, sí, es posible.

Quizá eres de los que les enseñaron que a Dios sólo se le visita los domingos como cuando entregas un reporte a tu jefe, que sólo ingresas a su oficina para rendir cuentas de tu trabajo y al salir se terminó la relación; con Dios no funciona así, tienes qué experimentarlo y conocerlo a Él y no por lo que hablan otros de Él, porque puedes tener años creyendo que eres cristiano, haciendo como hacen todos… Es decir, yendo a la iglesia pero no estar enamorado de Dios ni haberle conocido de una manera personal y profunda.

Cuando uno está enamorado, BUSCA excusas para estar con la persona que ama. Te despides y al momento le llamas para saber cómo está, no quieres pasar ni un segundo desconectado, en seguida te quieres comprometer y quieres que pasen pronto los días para casarte y vivir junto a esa persona amada.

Lo mismo sucede cuando estás enamorado de Dios… En las noches te acuestas adorándole y dentro de ti algo revolotea para volver a encontrarte en la mañana con tu amado para decirle cuánto lo amas y cuánto deseas estar cerca de su corazón, abrazado y sin límites de tiempo ni de interrupciones.

Job le decía a Dios en 42:5: «Lo que antes sabía de ti era lo que me habían contado, pero ahora mis ojos te han visto, y he llegado a conocerte.»

Para estar enamorados de Dios, necesitamos hacer algo adicional y es BUSCARLO HASTA ENCONTRARLO.

«Dios hizo esto para que todos lo busquen y puedan encontrarlo. Aunque lo cierto es que no está lejos de nosotros.» (Hechos 17:27 TLA)

Él está más cerca de ti de lo que crees, está presente en todos tus momentos.

El Salmo 139 dice que Él conoce TODO acerca de ti, aun lo que nadie sabe, Él te conoce y te ama: Sabe cuándo duermes y cuándo te levantas. Conoce tus pensamientos aun cuando estás lejos de Él, sin mencionar palabra, Él ya sabe lo que vas a decir. Él está delante y detrás de cada uno de tus pasos, te guía, te cubre, te forma.

Entonces, la conexión es mediante lazos de amor que nadie puede destruir. Sin embargo, es posible que a veces sientas que estás solo porque tu unión con Dios se ha vuelto invisible, se enfrió el amor y ya no eres sensible a su voz.

El amor es maravilloso cuando la persona que amas te corresponde y con Dios nos pasa algo similar, Él nos corresponde cuando nosotros lo buscamos y lo amamos.

«Los que conocen tu nombre confían en ti, porque Tú, oh Señor, no abandonas a los que te buscan.» (Salmo 9:10 NTV)

Mientras más consciente estés de su Presencia, más seguro te sentirás.

Me duele en el corazón ver a amigos deprimidos, vacíos, quejándose todo el tiempo, dejándose al abandono, viviendo sólo para trabajar, llenándose de codicia, sólo quieren hacerse famosos y han dejado de vivir apasionados… y mucho menos enamorados del Dios que les entregó todas esas bendiciones y talentos. ¡Pero tú no vas a ser así!

Te escribo a ti, que estás pasando por mediocridad espiritual, que luchas por vencer la misma adicción, el mismo pecado y que sabes que Dios tiene cosas muy especiales para tí.

Te escribo a ti que ya no soportas vivir así… Por eso me atrevo a decirte que no estás solo, pues Dios quiere que te vuelvas a Él y que no te rindas hasta que lo encuentres.

El profeta Isaías decía: «Todo mi ser te desea por las noches; por la mañana mi espíritu te busca…» (26:9 NVI)

¿De qué nos sirve hablar todos los idiomas del mundo, ser grandes profesionales o músicos, obtener todo lo material habido y por haber, pero si no tenemos «amor,» no sirve nada?

Según 1 Corintios 13, si no tenemos a Dios, que es el perfecto amor, eso no es vida.

No hay nadie en este mundo mortal que me haya amado más que Dios, que haya dado hasta la vida de su hijo por ti y por mí.

La esencia de Dios es AMARTE y demostrártelo día a día.

A mí me seduce, me cautiva, me despierta con rayos de luz en el rostro, me regala el perfume de las rosas, así que «…quiero que prometas que, si encuentran a mi amado, le digan que… ¡Que me estoy muriendo de amor!.” (Cantares 5:8)

Es posible estar enamorado de Dios y querer estar junto a Él todo el tiempo, más que en cualquier otro lugar del universo.

Eso sucede cuando lo conoces, te cautiva por completo y te atrae hacía Él.

Cuando nos comprometemos, el amor va en serio. Es decir el compromiso es amarlo en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, en los tiempos buenos y en los tiempos malos, pues el verdadero amor nunca deja de ser.

Que nuestra llama hoy se mantenga viva. Es tu responsabilidad alimentarla con detalles y fidelidad constante, solo así viviremos un eterno romance con Él.

Si el mensaje ha hablado a tu vida, deja un comentario a continuación, esto nos ayudará a seguir creciendo. Y comparte el mensaje con esas personas que Dios a puesto en tu mente mientras encuchas el devocional.