Es Tiempo de Conectar, agosto 29
El Discípulo amado
Cuando Jesús caminaba sobre la tierra tenía muchas clases de personas cerca pero no todos estaban cerca ni eran sus amigos íntimos.
1. Siempre que Jesús hablaba en público era rodeado por una multitud que estaba cerca pero no estaba interesada en su persona sino en lo que Jesús podía darles. Se beneficiaban de los panes y los peces y después de alimentarse y saciarse, la mayoría se iba a sus casas a vivir una vida normal.
2. Siempre que Jesús enseñaba o hacía un milagro, había un religioso cerca, tan cerca que trataba de encontrarle un error o intentaba acusarle. Hoy nos encontramos con aquellos que dudan, los que analizan todo, los que creen saber todo pero que sólo se acercan para criticar, escondidos detrás de máscaras de piedad y sabiduría, mas su corazón está lejos de Él.
3. Los seguidores también estaban cerca de Jesús y algunos se volvieron discípulos, podían predicar y sanar enfermos, pero se quedaban satisfechos sólo con el hecho de ser usados, pero no iban una milla extra.
4. Los amigos íntimos son los discípulos amados como Juan; no era que Jesús prefiriera a Juan, era que Juan prefería a Jesús. Juan renunció a muchas cosas para seguir a Jesús, era jóven, tenía un trabajo estable como pescador, de seguro tenía metas y sueños personales pero cuando conoció al Maestro, su vida experimentó un vuelco, y quiso conocerle y tener una amistad íntima con Jesús.
Santiago 4:8 «Acérquense a Dios y él se acercará a ustedes…»
Pregúntate a ti mismo si quieres estar cerca de Jesús o ser un seguidor más de la multitud.
Quieres ser un religioso, que sabe lo que tiene que hacer pero ¿no hace nada? ¿Un seguidor que disfruta de su poder pero no de su amistad? ¿O ser un amigo íntimo que vive en función de su amado?
¡Yo quiero ser el discípulo amado de Dios!
Lucas 24:13-17
“Ese mismo día, dos de los seguidores de Jesús iban camino al pueblo de Emaús, a unos once kilómetros de Jerusalén. Al ir caminando, hablaban acerca de las cosas que habían sucedido. Mientras conversaban y hablaban, de pronto Jesús mismo se apareció y comenzó a caminar con ellos; pero Dios impidió que lo reconocieran. Él les preguntó: —¿De qué vienen discutiendo tan profundamente por el camino? Se detuvieron de golpe, con sus rostros cargados de tristeza.”
Jesús escogió caminar con dos de sus discípulos amados.
Nosotros sabemos que somos amados por Dios, pero nos alejamos de Él poco a poco, el amor en nuestro corazón se enfría, y ya no sabemos reconocer su voz.
Dios tiene un código de comunicación contigo… nosotros muchas veces somos como estos dos discípulos, que iban por el camino, caminando con Él pero sin reconocer quien en realidad nos habla, andamos tristes o muy necesitados o muy angustiados, o muy estresados pero no sabemos escucharle.
Estamos más centrados en lo que nos pasa que en lo que el Amado nos dice.
¡Estoy caminando contigo, me reconozcas o no!
Lucas 24:28-31
«Para entonces ya estaban cerca de Emaús y del final del viaje. Jesús hizo como que iba a seguir adelante, pero ellos le suplicaron: «Quédate con nosotros esta noche, ya que se está haciendo tarde». Entonces los acompañó a la casa.
Al sentarse a comer, tomó el pan y lo bendijo. Luego lo partió y se lo dio a ellos. De pronto, se les abrieron los ojos y lo reconocieron. Y, en ese instante, Jesús desapareció.»
Los discípulos no descubrieron a Jesús por sus palabras sino por algo que no pudo ocultar la verdadera identidad de Jesús, sus acciones.
Las acciones de Jesús lo expusieron frente a sus amados, y una sencilla acción de partir el pan demostró quien era. Su vida hablaba más que sus palabras.
Podrán reconocer que eres una persona cristiana, que eres diferente sin necesidad de que les digas nada. Sólo con ver cómo vives y cómo te comportas, cómo sirves y cómo respondes, demostrará que tan discípulo amado eres de Dios.
Así que dejemos de ser espectadores y seamos anfitriones de la presencia de Dios.
Que tu casa sea llamada «casa de oración,» que la morada de tu Dios sea tu corazón. Que cada mañana te recuestes en su pecho y puedas oír los latidos del corazón de Jesús diciéndote, «Te amo,» todos se fueron a sus obligaciones, todos me abandonaron y me dieron la espalda…»tu te quedaste.»
Cuando seas el amado de Dios, el anfitrión de su presencia, Él traerá consigo todo lo que hay en el cielo.
Cuando Dios se manifiesta, la depresión y la enfermedad tienen qué huir, los demonios se tienen qué sujetar, sólo porque te acompaña Su presencia.
Lucas 24:32 NTV
“Entonces se dijeron el uno al otro: «¿No ardía nuestro corazón cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?».
Cuando uno es discípulo de Jesús y tiene intimidad con Él, el corazón arde ante su presencia y no puede quedarse frío e indiferente.
Así sea que uno no lo sepa escuchar, el corazón no puede dejar de sentir emoción y ese fuego de estar cerca de Su amado.
Enciende de nuevo tu corazón para ser su Juan, su amado, su Juanita, su amada … busca entender Sus palabras, porque cuando las entiendas, podrás obedecerlas y al obedecerlas podrás vivir una vida de integridad y sin doblez.
En este momento y para terminar, te animo a que le escribas una carta de amor a Dios como su discípulo amado y la guardes en tu Biblia.
Si esta reflexión ha hablado a tu vida, déjanos tu comentario, comparte con otros y suscríbete al canal. Dios te bendiga