Es Tiempo de Conectar, octubre 30
Grandes Héroes de la Fe
“El Señor le dijo a Moisés: «Envía hombres a explorar la tierra de Canaán, la tierra que les daré a los israelitas. Envía a un jefe de cada una de las doce tribus de sus antepasados». Entonces Moisés hizo lo que el Señor le ordenó y envió a doce hombres desde el campamento en el desierto de Parán, todos jefes de las tribus de Israel. Números 13:1-3.
“Moisés envió a los hombres a explorar la tierra y les dio las siguientes instrucciones: «Vayan al norte a través del Neguev hasta la zona montañosa. Fíjense cómo es la tierra y averigüen si sus habitantes son fuertes o débiles, pocos o muchos. Observen cómo es la tierra en que habitan. ¿Es buena o mala? ¿Viven en ciudades amuralladas o sin protección, a campo abierto? El terreno, ¿es fértil o estéril? ¿Abundan los árboles? Hagan todo lo posible por traer muestras de las cosechas que encuentren». (Era la temporada de la cosecha de las primeras uvas maduras).” Números 13:17-20.
“Este fue el informe que dieron a Moisés: «Entramos en la tierra a la cual nos enviaste a explorar y en verdad es un país sobreabundante, una tierra donde fluyen la leche y la miel. Aquí está la clase de frutos que allí se producen. Sin embargo, el pueblo que la habita es poderoso y sus ciudades son grandes y fortificadas. ¡Hasta vimos gigantes allí, los descendientes de Anac!” Vv 27-28.
Todo el tiempo, mientras Israel daba vueltas en el desierto, la tierra prometida estaba allí esperando, una tierra que había sido prometida a los israelitas por siglos, no se había ido a ningúna parte.
Los espías confirmaron que era una tierra rica en recursos, llena de oportunidades, con ciudades que sólo era entrar y ocupar sus casas pero que requería primero creer que era para ellos y segundo tenían que luchar y vencer.
Tengo buenas noticias para ti, hay delante de ti una vida abundante, una vida llena de oportunidades, una vida con propósito.
No importa donde te encuentres en tu jornada de fe, con deudas, jubilada, con un trabajo que te demanda todo el día, obligaciones familiares, etc.
Juan 7:38 dice, “El que cree en mí, como dice la Escritura, brotarán de su interior ríos de agua viva.”
Israel en el desierto estaba cansado de lo mismo, llevaban ya mucho tiempo viviendo en un lugar hostil e inhóspito y se acercaba un gran momento, el momento de cumplir el propósito de haber sido sacados con mano poderosa de las garras de los egipcios donde servían como esclavos y donde eran oprimidos y explotados.
Josué fue parte del grupo de 12 espías que fueron enviados por Moisés para chequear la tierra que iban a entrar a poseer y allí Josué encuentra la manera para avanzar hacia el cumplimiento de las promesas de Dios, en medio de limitaciones, dificultades, dudas y el temor propio de adentrarse hacia lo desconocido.
Esta maravillosa historia se da en el marco de la entrada de Israel, el pueblo de Dios, a Canaán como cumplimiento de la promesa divina.
La historia de Israel entrando a Canaan requiere de valor, coraje y determinación al avanzar hacia un territorio extremadamente peligroso, políticamente dividido, con diferentes culturas y credos, donde reinaba la ilegalidad, la injusticia social, la corrupción y el culto a dioses y diosas místicas.
Josué nos recuerda que Dios a menudo nos ofrece una segunda oportunidad a nuestros fracasos.
La vida en oportunidades nos confronta con un gran desafío, una gran prueba o tentación y justo en estos momentos Dios espera que apelemos a nuestra dependencia y confianza en que Él va a dar una salida, una solución o el cumplimiento de una de sus promesas en su tiempo, para enfrentar los diferentes desafíos que nos plantea la vida.
Entrar a Canaán representaba para Josué y los Israelitas un “Por Fin”, el comienzo del cumplimiento de la promesa, el tiempo anhelado de victoria, bendición y reposo después de un largo peregrinaje.
Para tí puede representar nacer de nuevo en la fe, tener un encuentro personal con Jesús, dejarte abrazar por ÉL, entregarle toda tu vida y rendirte sabiendo que no hay otra opción.
Comenzar un camino espiritual de dependencia, promesa, espera, bendición, victoria y reposo que son nuestros en Jesucristo.
Toma la decisión de salir de tu desierto, rebélate contra tus adicciones, contra lo que te destruye, y cree que en Jesús hay una nueva vida, una vida de victoria, una vida de paz y de bendición.
La semana pasada un familiar muy cercano me dijo, estoy cansado del alcohol y me arrodillé y le rogué al Señor que me libere, y mi respuesta fue, sigue haciendo eso todos los días hasta que tengas la libertad completa.
No te conformes con ser un ciudadano de segunda, no te conformes con vivir en la pobreza tanto mental, espiritual y material, no te conformes con los problemas, con las adicciones, nunca será el destino permanente para quienes hemos creído en Él.
Al igual que con Israel Dios nos llama a una dependencia y confianza continua en Él, a pesar de las difíciles circunstancias que puedan rodear nuestras vidas.
“Antes ustedes estaban muertos a causa de su desobediencia y sus muchos pecados. Vivían en pecado, igual que el resto de la gente, obedeciendo al diablo, el líder de los poderes del mundo invisible, quien es el espíritu que actúa en el corazón de los que se niegan a obedecer a Dios.
Todos vivíamos así en el pasado, siguiendo los deseos de nuestras pasiones y la inclinación de nuestra naturaleza pecaminosa. Por nuestra propia naturaleza, éramos objeto del enojo de Dios igual que todos los demás.
Pero Dios es tan rico en misericordia y nos amó tanto que, a pesar de que estábamos muertos por causa de nuestros pecados, nos dio vida cuando levantó a Cristo de los muertos.”. Efesios 2: 1-4
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