Devocional diario enero 16
Una unción especial
1 Samuel 16:11
“Entonces dijo Samuel a Isaí: ¿Son estos todos tus hijos? Y él respondió: Queda aún el
menor, que apacienta las ovejas. Y dijo Samuel a Isaí: Envía por él, porque no nos sentaremos a la mesa hasta
que él venga aquí”
Es curioso que el profeta dijera que nadie podía sentarse a la mesa hasta que David llegara y así fue porque
su lugar estaba apartado. Es decir, ninguno podía disfrutar del banquete hasta que él llegara. Si David
estaba inseguro sobre la forma de culminar el Salmo 23, en ese momento se convenció qué debía poner:
Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores; unges mi cabeza con aceite; mi copa
está rebosando. Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, y en la casa de
Jehová moraré por largos días.
¡Nadie se sentará a la mesa hasta que tú llegues! No te preocupes si otros se adelantaron a la fiesta, nadie
comerá de lo que Dios tiene preparado para ti. Tal vez gente como los familiares de David, piensa que no
deberías estar dónde estás, pero el Señor tiene un tiempo preciso para que tomes tu lugar y asumas tu
llamado.
1 Samuel 16:12
“Envió, pues, por él, y le hizo entrar; y era rubio, hermoso de ojos, y de buen parecer.
Entonces Jehová dijo: Levántate y úngelo, porque éste es”
Puede que no sientas que la unción sea para ti, pero cuando Dios dice que eres tú, su llamado te
perseguirá.Dios le dijo al profeta… es Él y cuando tú tienes la unción de Dios, ¡Él le dice a tu jefe… es él a
quien tienes que promocionar, es él a quien le duplicarás el sueldo, es ella a la que vas a bendecir con ese
auto, es él quien merece estar en un lugar de honra.
Dios le dirá a ese joven o a esa señorita… “es Él la persona con la que te casarás, tu lo sabrás porque hay una
unción especial sobre su persona que lo hace diferente”
1 Samuel 16:13
“Y Samuel tomó el cuerno del aceite, y lo ungió en medio de sus hermanos; y desde aquel
día en adelante el Espíritu de Jehová vino sobre David. Se levantó luego Samuel, y se volvió a Ramá”
A partir de ese momento, David ya no fue el mismo y esto sucede cuando recibes una unción especial de
Dios. ¡Nunca más volvemos a ser los mismos, algo revolotea dentro nuestro y sabemos que es el Espíritu
Santo!
Aunque David continuara ocupándose de la tarea de cuidar ovejas, su destino era mucho mayor. Y sobre ti
está esa misma unción especial, puede que lo que estés haciendo ahora no te agrade, que pienses que
para eso no estudiaste, pero la unción de Dios sobre ti se encargará de llevarte a la mesa donde te tienes
que sentar, y ponerte frente a los reyes con los que tienes que conversar, de promocionarte hacía el
destino que Dios tiene para ti.Aunque hagas el mismo trabajo, no eres la misma persona, eres especial. La
promoción de Dios en nuestra vida se hace evidente poco a poco. Antes de conocerle, trabajabas
dependiendo solo de tus habilidades, pero al llegar a Sus pies y descubrir Su propósito para ti, Dios
comienza a sacarte del anonimato y desarrollar tu llamado. No importa que tu tarea continúe siendo la
misma porque ahora el Espíritu de Dios está sobre tu vida y te ayudará a vencer gigantes.
1 Samuel 17:24-26
“Y todos los varones de Israel que veían aquel hombre huían de su presencia, y tenían
gran temor. Y cada uno de los de Israel decía: ¿No habéis visto aquel hombre que ha salido? El se adelanta
para provocar a Israel. Al que le venciere, el rey le enriquecerá con grandes riquezas, y le dará su hija, y eximirá
de tributos a la casa de su padre en Israel. Entonces habló David a los que estaban junto a él, diciendo: ¿Qué
harán al hombre que venciere a este filisteo, y quitare el oprobio de Israel? Porque ¿quién es este filisteo
incircunciso, para que provoque a los escuadrones del Dios viviente?»
A David le interesó el gigante cuando supo que había una recompensa por derrotarlo. Hay que saber
diferenciar a los gigantes de las oportunidades de crecimiento. Por ejemplo, nuestra familia no es un
gigante a vencer, sino una oportunidad de crecer. Ellos te enseñan a ser humildes, te hacen ver tus errores,
te critican y te ayudan a formar carácter. Los gigantes son enemigos a los que hay que vencer porque de
ello depende recibir tu recompensa. Cuando David escuchó que recibiría algo si derrotaba al gigante,
también recibió valentía para luchar y triunfar.
Muchos preguntan acerca del por qué no los han promovido o han pasado a otro nivel si la unción los
acompaña, la razón es que aún tienen ciertas cosas que resolver en la oscuridad antes de poder enfrentar
a Goliat en público. Si aún estás en el anonimato es porque todavía te falta vencer leones y osos que te
asechan.
David no toleró que el gigante se metiera con Dios.
1 Samuel 17: 43-47
“le dijo:—¿Soy acaso un perro para que vengas a atacarme con palos? Y maldiciendo
a David en *nombre de sus dioses, añadió: —¡Ven acá, que les voy a echar tu carne a las aves del cielo y a las
fieras del campo! David le contestó:—Tú vienes contra mí con espada, lanza y jabalina, pero yo vengo a ti en
el nombre del Señor *Todopoderoso, el Dios de los ejércitos de Israel, a los que has desafiado. Hoy mismo el
Señor te entregará en mis manos; y yo te mataré y te cortaré la cabeza. Hoy mismo echaré los cadáveres del
ejército filisteo a las aves del cielo y a las fieras del campo, y todo el mundo sabrá que hay un Dios en Israel.
Todos los que están aquí reconocerán que el Señor salva sin necesidad de espada ni de lanza. La batalla es del
Señor, y él los entregará a ustedes en nuestras manos”
El Goliat que amenaza tu vida se callará cuando tú hables.
Vence tus gigantes hablando de tu Dios.
Camina para el Señor, cocina en Su presencia, trabaja junto con el Espíritu Santo, porque Él está contigo y
las batallas del día a día son de Dios y las gana Dios para ti.