Transformados en la adoración

Devocional diario enero 27

Transformados en la adoración

2 Corintios 3:18

“…nosotros todos, con rostro descubierto, contemplando como en un espejo la gloria del
Señor…”
¿Qué significa contemplar la gloria del Señor? es una adoración centrada y dedicada, es el tiempo que
pasamos con Dios simplemente para contemplarlo.
La palabra griega para contemplar es “fijar la mirada.” Esto significa decidir: “No me moveré de esta
posición sin antes estar en la presencia de Dios”.
No salgas de tu casa sin tomar un tiempo para contemplar a Dios. La Biblia nos está hablando de una
mirada enfocada intensamente, como escudriñando algo con empeño a través de un vidrio, tratando de
verlo más claramente. Tenemos que “fijar nuestros ojos” de esta manera, determinados a ver la gloria de
Dios. ¿Qué ocurre cuando contemplamos el rostro de Cristo? “Somos transformados de gloria en gloria en la
misma imagen, como por el Espíritu del Señor” 2 Corintios 3:18
Tenemos que separar este tiempo para contemplar a Dios y tener una comunión con tal devoción, que
seamos transformados. Transformación es “metamorfosis o cambio”.
Cada persona que fija su mirada con frecuencia en Dios, está siendo transformada.
La clave de tu transformación es entrar en tu cuarto, cerrar la puerta y adorar.
Es allí donde Dios te transforma.

Salmo 149:1-6

«¡Alabado sea el Señor! Canten al Señor una nueva canción; canten sus alabanzas en la
asamblea de los fieles. Oh Israel, alégrate de tu Creador. Oh pueblo de Jerusalén, regocíjate de tu Rey. Alaba
su nombre con danza, y acompáñala con panderetas y arpas, porque el Señor se deleita en su pueblo; él
corona al humilde con victoria. Que los fieles se alegren de que él los honra; que canten de alegría mientras
descansan en sus camas. Que las alabanzas de Dios estén en sus labios, y tengan una espada afilada en las
manos…»
Adora a Dios con espontaneidad, es decir, cada día vayamos a su presencia a decirle «algo nuevo», un
nuevo cántico, una nueva oración. No oraciones repetitivas ¿sabías que hay más de 200 versículos en la
Biblia que dicen «canten un cántico nuevo»? A Dios le gusta saber lo que estamos sintiendo, y las
canciones muchas veces son el resultado de lo que hay en nuestro corazón.
Adorar a Dios NO ES cantar una canción, va más allá, es parte de tu relación con Él, es entregar el corazón.
Cuando David pasaba por una situación difícil, en vez de renegar, componía una canción, esa era su forma
muy personal de entrar en comunión con su Dios. David transformó su experiencia de dolor en una
poesía.

Salmo 40:1-3

» Puse en el Señor toda mi esperanza; él se inclinó hacia mí y escuchó mi clamor. Me sacó de la
fosa de la muerte, del lodo y del pantano; puso mis pies sobre una roca, y me plantó en terreno firme. Puso en
mis labios un cántico nuevo, un himno de alabanza a nuestro Dios. Al ver esto, muchos tuvieron miedo y
pusieron su confianza en el Señor”
En los momentos de angustia y de enfermedad que podemos decirle a Dios “con paciencia te espero,
pongo mi esperanza en ti, y sé que tú te inclinarás hacia mi, estoy plenamente confiada en ti”
Con el tiempo he aprendido que la adoración a Dios es mi mejor desestresante.
¿Estás en un pozo muy profundo? ¡Adórale!
¿Necesitas caminar firme? ¡Adórale!
Entonces… muchos verán lo que Él hizo y quedarán asombrados de lo que Dios hizo contigo… allí
pondrán su confianza en Dios.
Adorar a Dios es hablar de Él a los demás.
v4 «El tiene contentamiento con su pueblo» nuestra adoración le da placer, se deleita en que le adoremos.
Cuando Jesús se bautizó, descendió el Espíritu Santo y se oyó una voz del cielo que dijo «este es mi hijo
amado en quien tengo complacencia» en otras palabras este es mi hijo amado que me da mucho placer.
Lo primero es deleitarnos en Dios y luego Él suple las necesidades de nuestro corazón.
Lo primero es buscar su reino y todo lo demás viene por añadidura. Cuando pasamos tiempo en intimidad
con Dios algo de Él se traspasa a nosotros. Su poder, su pureza, su amor, es por eso que somos
transformados.
Es lo que le pasó a Moisés cuando estuvo cara a cara con Dios. Cuando bajó del monte su rostro físico
brillaba, y brillaba tanto que tuvo que ponerse un velo. Moisés en la zarza siendo tartamudo, después de
ser iracundo se volvió el hombre mas manso, un libertador. Vio los milagros mas grandes porque decidió
vivir de acuerdo a los mandamientos de Dios, siguiendo la santidad. Cada vez que estamos con Dios
somos transformados y lo mejor es que todos se dan cuenta cuando estuvimos en intimidad con Él porque
pueden ver su brillo en nuestro rostro, su luz, en nuestra sonrisa y su perfume en dondequiera que
vayamos.
Cuando adoramos (aún en medio de las batallas), estamos demostrando nuestra confianza en el Señor. Si
te levantas a exaltar a Dios, algo va a suceder. Anímate a adorarle porque mientras lo haces, los ángeles
del Señor están luchando a tu favor.
Que hoy se escuche nuestra adoración más fuerte que nuestras quejas.
Adorar a Dios no es levantar nuestras manos, es extenderlas.

Salmo 32:7

«Pues tú eres mi escondite, me proteges de las dificultades y me rodeas con canciones de
victoria»
La angustia solo puede ser liberada con cánticos de victoria.
Adorar a Dios en medio de tus problemas lo cambia todo.
Cuando te abrumen los problemas y quieras un lugar callado para esconderte de los gritos… es la
presencia de Dios el mejor escondite, donde somos rodeados por canciones de victoria.