Devocional diario febrero 28
Vuelve en amistad con Dios
Sé que alguien necesita volverse a Dios hoy, sé que hoy ya no lo sientes como antes, piensas que estás caminando solo, estás cansado y ya no tienes fuerzas para continuar. Quieres tirar la toalla, te sientes como un barco sin timón que va a la deriva y por más que has tratado de levantarte, has vuelto a caer.
Dejaste de escucharlo y de disfrutar el pasar tiempo con Él, antes eras de los primeros en buscarlo pero ahora te cuesta tener una relación con Dios. Demoras para orar, te aburres escuchando una charla y sientes que algo por dentro se ha apagado.
Eso mismo sintió David y dijo: «Vuélvete hacia mí y contéstame, ¡oh Señor, mi Dios! Devuélvele el brillo a mis ojos o moriré» (Salmo 13:3 NTV)
¿El brillo de tus ojos? Eso es lo que caracteriza a un cristiano, la pureza de su corazón, la relación que tiene con Dios… Eso es lo que lo hace brillar.
Él nos creó para amarnos y ahora parece que lo hubiéramos eliminado de nuestra lista, que está bloqueado y ya no puede contactarse con nosotros cuando Su plan nunca fue así porque desde el principio era Él quien caminaba con Adán y Eva, se divertía conversando con ellos, les enseñaba, se parecían a Él y ellos disfrutaban caminar a Su lado por el jardín del Edén pero hoy… lejos quedaron las noches donde esperabas que todos duerman para orar y adorar a tu Dios.
Yo te pregunto, ¿dónde se fue el amor tan grande que sentías por Dios? ¿Por qué se sentiría tan mal David hasta el punto de morir? O ¿quizá sentía que espiritualmente estaba muriendo?
Cuando dejas que esa llama de amor se apague, estás muriendo.
Cuando no estás cerca del que vino a traer vida, estás muriendo.
Cuando no le hablas por meses, estás muriendo.
Cuando sabes que el brillo de tus ojos se está apagando y no haces nada para avivarlo, nuevamente estás muriendo.
Cuando dejaste de escuchar que eras suyo en tu interior, estás muriendo.
Cuando quedan sombras de tu ministerio pero no un avivamiento, estás muriendo.
¿Hace cuánto que no tienes un encuentro con Dios en Su jardín, en la cámara especial, en esa habitación a la que nos lleva cuando quiere estar a solas con nosotros? ¿Hace cuánto no se escucha tu voz en los cielos?
Bueno, esa voz es la que Dios extraña y está esperando… Entonces, ¿por qué no volver? ¿Por qué no vuelves a correr a Su presencia y le dices: «Atráeme a ti, no me dejes ir… Abrázame tan fuerte como abrazó el padre a su hijo pródigo».
La presencia de Dios vendrá cada vez que te decidas a buscarlo y te enseñará «cosas grandes y ocultas que tú no conoces» (Jeremías 33:3)
Decídete a volver, Dios no te condena… Él está con brazos extendidos esperando y todos estos días lejos de Él han hecho que crezca más su amor por ti. Por eso, mi consejo es: «Vuelve ahora en amistad con él, y tendrás paz; y por ello te vendrá bien» (Job 22:21 RVR60)
Vuelve a acercarte a Dios, vuelve a tu lugar secreto, vuelve a los brazos de un Dios amoroso, vuelve al único que dio su vida por ti… Jesús, vuelve a enamorarte de la Biblia, vuelve a orar, a escucharlo y a obedecer…
Vuelve a Su perfecta voluntad.
Te desafío VOLVERTE a Dios los 365 días del año…
Comienza hoy sin importar dónde te encuentres, siempre hay un CAMINO para volver a Él.