Quiero seguirte siempre Dios

Devocional diario marzo 04

Quiero seguirte siempre Dios

1 Reyes 18:21

“Elías se presentó ante el pueblo y dijo:—¿Hasta cuándo van a seguir indecisos? Si el Dios verdadero es el Señor, deben seguirlo; pero si es Baal, síganlo a él. El pueblo no dijo una sola palabra”

Elías hace una fuerte confrontación al pueblo y le dice: «O sigues a Dios o sigues otros dioses pero a algo o a alguien sigues». No se puede tener un pie en el reino y otro en el infierno: «O Estamos con Dios del todo o no estamos en nada».

Cuando Jesús es apresado, los discípulos que habían dicho “te seguiré”… Dejaron todo y le siguieron una época y luego, dejaron de seguirle…

Mateo 14:54

“Y Pedro le siguió de lejos hasta dentro del patio del sumo sacerdote; y estaba sentado con los alguaciles, calentándose al fuego”

Pedro que antes había cortado orejas por Jesús a los pocos minutos, estaba negándole, siguiéndole de lejos y con necesidad de calentarse en el fuego de una fogata. ¿Qué me enseña esto? Que podemos ser discípulos de Jesús pero seguirle de lejos y no de cerca. Una cosa es seguirle y otra muy diferente, caminar con Él.

El joven rico tenía muchas posiciones y Jesús prueba su corazón diciendo “sígueme” pero vende “todo lo que tienes” y él decidió no seguirle, se fue triste porque no podía dejar aquello que Dios le estaba pidiendo. Cuando tú le das a Dios todo lo que tienes, Dios te dará todo lo que tiene.

Todo lo que Dios tiene para darte es mucho mejor que lo que tienes para darle, pero siempre será una decisión nuestra el seguirle.

Lucas 24:13-17

“Ese mismo día, dos de los seguidores de Jesús iban camino al pueblo de Emaús, a unos once kilómetros de Jerusalén. Al ir caminando, hablaban acerca de las cosas que habían sucedido. Mientras conversaban y hablaban, de pronto Jesús mismo se apareció y comenzó a caminar con ellos; pero Dios impidió que lo reconocieran. Él les preguntó: —¿De qué vienen discutiendo tan profundamente por el
camino? Se detuvieron de golpe, con sus rostros cargados de tristeza”

Jesús comenzó a caminar con ellos y no lo reconocieron. Ellos habían escuchado Su voz varias veces, sabían cómo decía las cosas, cómo utilizaba las palabras pero no lo reconocieron. Nosotros muchas veces estamos como estos dos discípulos… caminando con Él pero sin saber reconocer Su voz. Estamos muy tristes o muy necesitados o muy angustiados que no lo estamos escuchando como deberíamos. Estamos más centrados en lo que nos pasa que en lo que Él nos está diciendo. Es por eso que es tiempo de decirle:
“Abre mis ojos para verte y escudríñame”.

Para entonces ya estaban cerca de Emaús y del final del viaje. Jesús hizo como que iba a seguir adelante pero ellos le suplicaron: “Quédate con nosotros esta noche, ya que se está haciendo tarde. Entonces los acompañó a la casa. Al sentarse a comer, tomó el pan y lo bendijo. Luego lo partió y se lo dio a ellos. De pronto, se les abrieron los ojos y lo reconocieron. Y, en ese instante, Jesús desapareció” Lucas 24:28-31 NTV

Los discípulos no descubrieron a Jesús por sus palabras pero algo que no pudo ocultar la verdadera identidad de Jesús fueron «sus hechos». Él vivía por encima de lo que predicaba por eso un sencillo hecho de partir el pan demostró su identidad, demostró quién era. Su vida hablaba más que sus palabras.

Tú podrías decir que la gente te reconoce que eres cristiano, que eres diferente sin necesidad que les hables. Ellos se dan cuenta solo con ver cómo vives y cómo te comportas. Tú estás ahora camino a Emaús, que significa camino hacia tus promesas, a tu tierra prometida pero ¿cómo te estás comportando?
Elegiste a Dios pero ¿caminas con Él?

Puede que hoy estés como los discípulos de Jesús en el camino correcto pero sin escucharlo. Entonces se dijeron el uno al otro: «¿No ardía nuestro corazón cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?» (Lucas 24:32 NTV)

Cuando uno es discípulo de Jesús y tiene fe en Él, el corazón arde ante Su presencia y no puede mantenerse frío e indiferente.
Seguir a Dios tiene un costo muy alto.
Síguelo, pero síguelo de cerca.
Síguelo, pero que no te reserves nada.
Síguelo, y deja todo y a todos por estar con Dios.
Quiero seguirte siempre Dios.

Proverbios 2:20

“Así andarás por el camino de los buenos, Y seguirás las veredas de los justos”