Devocional diario marzo 16

Mi lámpara llena de aceite

Mateo 25:1-5

“Entonces el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes que, tomando sus lámparas, salieron a recibir al esposo. Cinco de ellas eran prudentes y cinco insensatas. Las insensatas, tomando sus lámparas, no tomaron consigo aceite; más las prudentes tomaron aceite en sus vasijas, juntamente con sus lámparas. Y tardándose el esposo, cabecearon todas y se durmieron”.

Cada vez que un pasaje inicia con la frase “El reino es semejante…” es que hay que prestarle mucha atención porque es la forma en que Dios quiere que vivamos en este tiempo.

La Biblia nos dice que habían 10 vírgenes, ninguna dejaba de vivir en santidad sino que todas guardaban los mandamientos, las 10 estaban esperando al esposo pero había algo que las diferenciaba a un grupo de ellas: 5 eran PRUDENTES y 5 eran INSENSATAS.

La Prudencia es prima de la sabiduría. “Es una virtud que hace prevenir y evita las fallas”. Prudentes, según la Biblia, son aquellos que saben lo que tienen que hacer y lo hacen en el momento justo.

Proverbios 14:8

“La sabiduría del prudente es discernir sus caminos, pero al necio lo engaña su propia necedad”

 Insensatez es la característica de una persona que actúa con falta de conocimiento. Un insensato es alguien falto de entendimiento, que teniendo una instrucción de Dios se hace el necio. Jesús dice que la persona que escucha Su enseñanza,  pero no la obedece es como el hombre que edificó su casa sobre la arena y que cuando vinieron las tormentas, la casa se cayó. El hombre no pensó en la tormenta cuando edificó su casa, no hizo una buena decisión. Entonces, a los insensatos siempre les falta algo, en este caso a las vírgenes les faltó el aceite.

Y, ¿qué es el aceite? Es ese depósito de nuestro corazón que debe estar lleno de Dios. El aceite se utilizaba para expiación, para la purificación de los leprosos, para la unción de los reyes y también, como combustible de las lámparas. El aceite no solo nos consagra, nos anima, nos sana, y nos encamina.

Las vírgenes prudentes tenían lleno de Dios su depósito en su corazón. Ellas se prepararon para esperar al esposo y Dios quiere ese tipo de personas… Que se preparen, que sean prudentes, que velen y se esfuercen porque sus lámparas estén encendidas y llenas porque a ellos les contará sus secretos, personas que lo esperen, que vivan su día como si hoy fuera a venir nuestro Señor.

¿Cuándo Dios nos busca, qué estamos haciendo? La lonchera de los chicos, las cosas del trabajo, afanándonos por todo y no llenando nuestro depósito de Su aceite.

Mientras esperas a Dios, debes llenar tu depósito de aceite pues un corazón ungido y lleno de Dios podrá hacerle frente a cualquier adversidad. No te descuides en tu área espiritual, mantén viva la llama del primer amor.

A Joás, en Crónicas 27:28

 Le dieron una asignación: “Joás tenía a su cargo los depósitos de aceite”. Quizá pienses que nadie ve tu esfuerzo, sin embargo, Dios valora tu fidelidad en los pequeños detalles. Joás era invisible a los ojos de los hombres, pero importante a los ojos de Dios, solamente por conservar su depósito lleno de aceite.

Dios no tiene cualquier tipo de amigos, Él tiene amigos que son íntimos.

Salmos 51:6

“He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo, Y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría”

Dios está buscando gente fiel, cuidadosa y comprometida. Es por eso que, es tiempo de retener lo que has recibido y cuidarlo.
La ciudad de Sardis era casi impenetrable. Estaba altamente custodiada y era imposible atravesar su muralla. Había soldados que custodiaban día y noche. Hasta que, en una oportunidad, uno de los guardianes que caminaba por la muralla, descuidó su uniforme y su casco cayó hacia el lado externo de la ciudad. Tal vez por no pedir refuerzos, este soldado decidió bajar solo de su puesto y abrir una puerta que nadie conocía para salir al exterior y recuperar su casco. Esa fue la clave que los enemigos estaban esperando para poder ingresar y conquistar la ciudad. Sardis cayó aun teniendo fama de inquebrantable… solo por un simple descuido. 

De la misma forma, el enemigo está esperando que nos descuidemos y abramos alguna puerta de desánimo para entrar y desviarnos de nuestro propósito. Satanás quiere robar tu vida espiritual, tu pureza y tu santidad. Es por eso que, no es tiempo de descuidar tu vida ni el aceite que has recibido de parte de Dios. 

¡La luz que hay en ti es más fuerte que cualquier oscuridad que pueda haber a tu alrededor

Mateo 25:6-13

“Y a la medianoche se oyó un clamor: ! Aquí viene el esposo; salid a recibirle! Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron, y arreglaron sus lámparas. Y las insensatas dijeron a las prudentes: Dadnos de vuestro aceite; porque nuestras lámparas se apagan. Mas las prudentes respondieron diciendo: Para que no nos falte a nosotras y a vosotras, id más bien a los que venden, y comprad para vosotras mismas»

Las vírgenes insensatas corrieron donde las prudentes por su aceite. Debemos entender que el aceite es algo que no se puede compartir… o lo tienes o simplemente no lo tienes. Es como cuando alguien se te acerca y te dice: “Quiero que ores por mí para que yo tenga lo que tú tienes». Yo le respondería: «No sabes todo lo que me costó tener lo que tengo, horas con Dios, pruebas, mucho llanto y quieres que en una sencilla oración te lo pase… No se puede. Es algo que tienes que comprarlo tú mismo… Tú mismo pasar tiempo con Dios y que nadie te lo cuente ¡Vívelo!».

¿Por qué corres a preguntar a gente lo que tienes qué hacer? Tienes que correr a Dios y amarlo en lo íntimo, en el secreto de Su presencia. Es allí donde comprendes sabiduría, es allí donde recibimos instrucción y nuestra lámpara se enciende.

Proverbios 8:17

“Yo amo a los que me aman, y me hallan los que temprano me buscan” El buscar a Dios en las mañanas implica dar al Señor las primicias de nuestro tiempo. El que decide buscar al Señor por la mañana le está diciendo: «Tú eres más importante que todas las cosas que haré en este día. Tú eres mi prioridad, tú eres mi primera cita».

El buscar a Dios en las mañanas implica un nivel de esfuerzo y sacrificio. Para mí, para la mayoría de las personas, el levantarse temprano requiere un esfuerzo adicional, el cuerpo se niega a levantarse, pero nuestro espíritu le está diciendo a Dios: “Estoy dispuesto a incomodarme por ti, tú eres más importante que mi confort”.

El buscar a Dios por las mañanas te ayuda a darle una perspectiva más espiritual al día. Alguien dijo que la oración debería ser la llave con la que abrimos el día y el candado con el que cerramos la noche. El abrir el día con oración te permite recibir dirección para lo que harás en las próximas 16 horas, te enfoca a las cosas que realmente merecen tu atención. Ofreces tu día a Dios como una forma de adoración.

Mateo 25:10-13

“Pero mientras ellas iban a comprar, vino el esposo; y las que estaban preparadas entraron con él a las bodas; y se cerró la puerta. Después vinieron también las otras vírgenes, diciendo: Señor, señor, ¡ábrenos! Mas él, respondiendo, dijo: De cierto os digo, que no os conozco. Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir”.

Cuando llega “tu bendición” es tarde para prepararte. La ociosidad, la depresión, la indiferencia a Dios te cierran las puertas de la oportunidad.

Isaías 55:6 NBD

“Busquen al Señor mientras se deje encontrar, llámenlo mientras esté cercano ”Deja que Dios te hable en tu idioma. Hay una forma en la que Dios se dirige a ti y que necesitas volver a escuchar para que tu depósito vuelva a ser lleno de su aceite. Siempre encuentra tiempo para las cosas que valoras, si quieres ser conocido por Dios debes pasar tiempo en Su presencia.

Y recuerda… hay un lugar vacío que está esperando por ser llenado.