Bienvenidos una vez más a una nueva serie de Pasa La Palabra, en esta oportunidad estaré hablando de lo que significa redescubrir a Jesús, y para esto me gustaría que me acompañaras a Hebreos Cap. 3 V.15. Yo estaré leyendo en la Nueva Versión Internacional. Pero usted, siéntete en libertad de usar la Biblia de su preferencia. Nuestro texto día dice de la siguiente manera: “Si ustedes oyen hoy su voz, no endurezcan el corazón como sucedió en la rebelión”.

Queridos, el mejor momento para volver al primer amor, o reavivar el fuego, la pasión, el amor por Dios es ahora mismo. En otras palabras, el mejor momento para recuperar, redescubrir, la pasión, la vida y obra de Jesús a favor nuestro, es ahora mismo, en este tiempo, no será mañana; pues para algunos tal vez no habrá un mañana. Es por esto, que entre tanto que dure este hoy. No hay un mejor tiempo que este, para volver a darnos una oportunidad con Jesús y permitirnos ser atrapados, seducidos una vez más por su gracia, su compasión, y su gran afecto por nosotros.

Puede que, algunas personas al escucharme hoy estén pasando por una crisis de fe, o experimentado tiempos secos en su relación con Dios, y a lo mejor se han dejado seducir por amores y pasiones, que al ir tras ellos, sus pisadas los han alejado del centro de su devoción y llamado para la vida que es conocer a Dios y dejarse conocer por Él.

A estas personas debo decirles hoy, que las crisis de fe son inevitables, pero no deben verse como algo que nos de miedo o paralice, más bien hay que verlas como una enorme oportunidad en Dios, para redescubrir a Jesús.

La verdad, querido amigo, es que todos pasamos por momentos de crisis, o situaciones dolorosas en la vida, y cuando pasamos por ellas, al final. Descubrimos nuevos comienzos, nuevos espacios, nuevas oportunidades. Las crisis nos han ayudan a crecer, a madurar y a ver la vida desde otra perspectiva, y a valorar de paso a las personas de forma correcta y amar, y valorar las cosas buenas que Dios por gracia nos da.

Y, esto también pasa con las crisis de fe, son una valiosa oportunidad para conocer partes del carácter de Dios que no conocíamos antes.Dios es un experto en desbaratar los estereotipos o imágenes de Él que llevamos en nuestro corazón que no son Él. Y gracias a estas crisis nos exponemos o más bien, nos abrimos a las Escrituras de formas que no lo hacíamos antes, y hasta exploramos textos bíblicos que nunca habíamos querido considerar; lo importante en las crisis de fe, es abrirnos y tener la confianza de un niño, a lo que Dios disponga para nuestras vidas, pues Él sabe que es lo mejor para nosotros.

Tal vez al escucharme hoy, formes parte del grupo de las personas que nunca han tenido un encuentro de primera mano con Jesús y con las escrituras. Sea esta, entonces una oportunidad que debes darte para conocer o descubrir a Jesús, sin prejuicios y de paso, pasar un tiempo significativo de reflexionando acerca de lo que Dios tiene para ti con estas verdades, mientras escuchas estos audios. A lo mejor Jesús termina siendo para ti el mejor de todos tus amigos y la persona más importante en tu vida.

Hay un texto Bíblico que llama poderosamente mi atención y que quisiera usar a manera de introducción para nuestras reflexiones de redescubriendo a Jesús, este texto se encuentra en el libro de Lucas Capítulo 24, versículos del 1-6. El texto dice que Jesús fue crucificado el viernes. Después de su entierro, la tumba fue sellada y custodiada por soldados romanos. El sepulcro permaneció sellado y custodiado, hasta que un grupo de mujeres el primer día de la semana, es decir, el Domingo. Muy temprano en la mañana, fueron al sepulcro llevando especias aromáticas que habían preparado para cubrir el cuerpo del Señor. Pero, encontraron la piedra del sepulcro removida. Entonces entraron y no encontraron el cuerpo del Señor Jesús. Mientras se preguntaban qué habría pasado. Dos hombres con ropas resplandecientes se les presentaron y ellas atemorizadas se postraron en tierra, ellos les dijeron – Presta atención-: ¿Por qué buscan ustedes entre los muertos al que vive? No está aquí; ¡ha resucitado!

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