
Es Tiempo de Conectar, junio 013
El Espíritu Santo y la Pasión
“Los llamaron y les ordenaron terminantemente que dejaran de hablar y enseñar acerca del nombre de Jesús. Pero Pedro y Juan replicaron: ‘¿Es justo delante de Dios obedecerlos a ustedes en vez de obedecerlo a él? ¡Juzguen ustedes mismos! Nosotros no podemos dejar de hablar de lo que hemos visto y oído’.” Hechos 4:18-20
Nos encontramos con una comunidad llena de pasión que no pudo dejar de hablar y de compartir a Jesús.
La pasión es el resultado de un ardiente amor por Jesús. Nuestra devoción, las
misiones, el servicio a los no privilegiados, todo parte de allí.
“La pasión es una fuerza que arde dentro ti, un impulso que te domina, un poder que te mueve más allá de la actividad humana ordinaria. No te deja hasta que los objetivos de Dios sean alcanzados. Pasión es fuego y urgencia por cumplir con los propósitos de Dios.”
Me ha impactado leer sobre John Knox, una figura destacada de la Reforma Protestante en Escocia, conocido por su impacto e influencia sobre este país.
Una vez su esposa le rogó que durmiera un poco; en mis propias palabras es como si le hubiera dicho, no hay necesidad de tanta intensidad, bájale el tono, calma esa pasión, y él le respondió:
“¿Cómo puedo dormir cuando mi tierra no está salva?”
Oraba toda la noche en tonos de agonía diciendo: “¡Señor, dame Escocia o me muero!” Dios le dio a Escocia. Dios sacudió a Escocia.
Fue el principal líder de la Reforma escocesa, estableciendo el tono moral austero de la Iglesia de Escocia y dando forma al modelo de gobierno eclesiástico democrático que allí se adoptó. Su influencia fue clave no solo en el ámbito religioso, sino también en el desarrollo de principios democráticos que impactaron a varios países europeos.
¿Has llegado a orar de la manera de John Knox? Te animo a que comiences ahora mismo.
Puedes orar con la misma pasión por tu ciudad, por tu barrio, por tu cónyuge, tu familia, compañeros de trabajo, por tu comunidad, por tu país.
Todo comienza con oración. En un momento de mi vida, con muchos compromisos, con una linda familia, leí el Salmo 2: 8, “Pídeme y te daré por herencia las naciones.”
Y eso comencé a hacer y ahora, junto con un equipo, impactamos a muchas naciones. Dios es el único que lo puede hacer, pero todo comienza con la oración.
La Madre Teresa, fundadora de los Misioneros de la Caridad, alguna vez en un viaje en tren dentro de India, escuchó la voz de Dios diciendo:
“La sed que tienes por las almas es lo que te trajo hasta aquí ¿Tienes miedo de dar un paso más por mí, para conquistar almas?”
La Madre Teresa se rindió plenamente al llamado de Dios para su vida y dijo: “Yo deseo arder completamente por Cristo y por las almas.”
A medida que creces en tu relación de intimidad con Dios, vas a experimentar personalmente una creciente pasión por los demás.
En Lucas 19:10, Jesús dice que vino a “buscar y a salvar a los perdidos.”
La pasión de Dios no son los programas o los edificios, la pasión de Dios son los adictos, los heridos, los migrantes, las viudas, los huérfanos, los que están en la cárcel, etc.
Dios desea que todo el mundo pueda ser alcanzado con el poder transformador del Evangelio.
Así como Jesús buscó a los perdidos cuando estuvo sobre la tierra, de ese mismo modo continúa buscándolos hoy, y nosotros somos mensajeros y embajadores de su Reino.
Oración
Señor, enciende en mí pasión por el débil y por el perdido. Que mi hogar, mi comunidad y mi país se rindan delante de tí y que juntos te sirvamos. Amén.
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Escrito por Jen Wilson, narrado por Juan Bravo, producido por Conectar Global