Es Tiempo de Conectar, abril 026

Reedificando a los caídos

Después del desayuno, Jesús le preguntó a Simón Pedro: Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que estos? Sí, Señor, contestó Pedro, tú sabes que te quiero. Entonces, alimenta a mis corderos, le dijo Jesús. 

Jesús repitió la pregunta: Simón, hijo de Juan, ¿me amas? Sí, Señor dijo Pedro, tú sabes que te quiero. Entonces, cuida de mis ovejas dijo Jesús. Le preguntó por tercera vez: Simón, hijo de Juan, ¿me quieres? A Pedro le dolió que Jesús le dijera la tercera vez: «¿Me quieres?». Le contestó: Señor, tú sabes todo. Tú sabes que yo te quiero. Jesús dijo:Entonces, alimenta a mis ovejas. 

»Te digo la verdad, cuando eras joven, podías hacer lo que querías; te vestías tú mismo e ibas adonde querías ir. Sin embargo, cuando seas viejo, extenderás los brazos, y otros te vestirán y te llevarán adonde no quieras ir. Jesús dijo eso para darle a conocer el tipo de muerte con la que Pedro glorificaría a Dios. Entonces Jesús le dijo: «Sígueme». Juan 21: 15-19

La verdadera restauración requiere un trabajo profundo y Jesús no detiene a Pedro de actuar como lo hizo, porque está obrando como un Artesano, transformando su interior desde lo más profundo.


Cuando el desayuno terminó y mientras el fuego seguía ardiendo y las redes se secaban en la orilla, Jesús se dirige hacia Simón Pedro:
“—Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que estos?” (Juan 21:15). Pregunta una vez.
Luego otra vez. Y luego, una tercera vez como una daga hiriente que atraviesa su ser.

“ A Pedro le dolió que por tercera vez Jesús le hubiera preguntado: «¿Me quieres?». Juan 21:17

Esto no es una reprimenda, es una manera de reconstruir. Cada pregunta es un cincel trabajando en la dureza del corazón de Pedro. Jesús no intenta avergonzar a Pedro sino que lo está formando para que sea capaz de reconstruirse a partir y a pesar de los fracasos.

La prueba de un artesano
Cualquier artesano sabe que antes de asumir un proyecto, el aprendiz debe pasar una prueba.

• No sólo por el conocimiento, sino por la profundidad de éste.
• No sólo por la precisión con que hace las cosas sino por el corazón.
• No por el alto rendimiento, sino por la fidelidad a pesar de la presión.

Es una prueba a nivel personal, pero como su fracaso había sido público, también lo es su restauración. Este no es el momento en que Pedro se pruebe a sí mismo sino que es el momento en que Jesús le devuelve su propósito.

 “Apacienta mis corderos. Cuida de mis ovejas. Sígueme.” No se trata solamente del perdón. Es una nueva comisión del Reino. Es la Gracia conteniendo una orden inmediata de resumir la marcha.

La promesa del profeta Joel y la restauración de Pedro
Este momento hace eco del corazón de Joel 2:25 : “«Yo los compensaré a ustedes por los años en que todo lo devoró ese gran ejército de langostas.”
Israel había experimentado devastación, Pedro también. Sin embargo la promesa de Dios es que aun lo que se cree perdido puede ser recuperado y replantado. El Jesús que restaura a Pedro es el mismo Señor que prometió a Israel: Volverás a dar fruto. Tu historia no ha terminado. Tu pasado no invalida tu futuro.

En el Reino de Dios, los árboles secos reverdecerán y volverán a dar fruto. Y aún los discípulos que hayan caído podrán liderar.

Trabajo profundo del alma
El trabajo en el alma de Pedro no fue superficial. Jesús no dijo: Olvidémoslo o Restaurémoslo sino que cada pregunta no fue un castigo, sino una puerta que se abre. Cada respuesta devuelve a Pedro al llamado del que intentó alejarse. Esto no es restauración por evasión, es restauración por precisión. Porque el verdadero trabajo del alma nunca es superficial. Llega hasta la médula, el punto donde se encuentran la identidad, el fracaso y el llamado.

Puntos Claves:
1. ¿Has intentado seguir adelante sin mirar el lugar desde donde caíste?
2. Te has apresurado a volver a servir, a liderar o a hacer, sin dejar que Jesús te haga las preguntas difíciles tales como:

¿Me amas?
¿Estás listo para cuidar lo que amo? ¿
¿Me seguirás, incluso después del fracaso?
El Maestro no busca la perfección, busca a alguien que se rinda y le permita hacer la obra profunda. Y cuando Pedro, recién restaurado, intentó cambiar el enfoque, se fijó en el discípulo que Jesús amaba.

“—Señor, ¿y este qué?”
Jesús simplemente respondió: “¿A ti qué? Tú solo sígueme” Juan 21:22
La obra de restauración incluye esta verdad: no estamos llamados a comparar nuestro llamado con el de otros ni estamos capacitados para observar el camino de otros; estamos llamados a recorrer el nuestro. Mantén la mirada puesta en Jesús. Lo que él hace con los demás es sagrado, pero no es tu caminar.

Oración de restauración:
Jesús, tú no reconstruyes lo que está roto con ignorarlo. Tú entras a los lugares en los que yo preferiría esconderme. Hazme preguntas difíciles. Acaba con mi vergüenza. 

Di las palabras que restauran mi alma. Quiero seguirte, no como que he sido, sino como la persona que me estás formando para ser. Recibo tu restauración. Recibo mi lugar en la obra que me espera por delante. Amén.

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Escrito por Jen Wilson, narrado por Juan Bravo, producido por Conectar Global

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