Es Tiempo de Conectar, enero 28

“Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.” Juan 8:12

Somos afortunados de vivir en este siglo de avance en recursos tecnológicos. Hasta el año de 1879 que fue cuando Thomas Edison después de mucha investigación logró iluminar una bombilla incandescente con energía, la humanidad entera alumbraba la oscuridad con antorchas encendidas, velas, fogatas, etc.

Pero para poder tener luz se necesita tener energía la cual fue inventada unos 10 años antes.

Entonces podemos decir que hasta finales del siglo XIX el mundo entero no contaba ni con energía eléctrica ni con luz eléctrica.

Jesucristo nos invita a valorar la vida que nos ha dado y nuestra pertenencia a su Reino. Somos sal de la tierra, luz que ilumina, nos invita a dar sabor y brillar; sí, a ser ese fermento en la sociedad que marque una diferencia positiva, que deje un buen sabor de Cristo donde sea.

¿Donde marca la luz la diferencia? ¡En la oscuridad!

Con tantos avances, el mundo vive en tinieblas y necesita la luz de la vida para que pueda alumbrar su camino.

Así, cuando Jesús proclamó en Juan 8:12 que él era la “luz del mundo”, proclamó que él era Dios, la fuente de toda luz y vida , y también explicó cómo podemos tener luz, siguiéndolo y viviendo como él en el mundo (Mateo 5:14-16), en lugar de vivir en la oscuridad/pecado.

“Ustedes son la luz de este mundo. Una ciudad en lo alto de un cerro no puede esconderse.” Juan 5:14.

Hay un pequeño pueblo en el departamento de Antioquia, en Colombia, llamado Concordia que está justo en la cumbre de una montaña y que se puede divisar desde muy lejos con vista de paisajes hermosos desde allí.

En tiempos antiguos, las ciudades a menudo se construían en terrenos elevados para defensa y visibilidad. Una ciudad en una colina sería visible a kilómetros de distancia, sirviendo como un faro y una guía.

Jesús nos dice que una ciudad asentada sobre un monte alto no se puede esconder refiriéndose a su visibilidad; una ciudad encima de una colina está destinada a que se vea y que la gente pueda verla incluso en la oscuridad de la noche.

La vida en Cristo es un privilegio que no tienen los que no tienen a Cristo. Subir a un monte alto es poder vivir con los valores del Reino de Dios, vivir diferente, ser contracultura, es poder reducir esa brecha en lo que realmente somos y lo que podemos llegar a ser.

Para los cristianos, esto significa que su fe y acciones deben ser evidentes para todos. Sus vidas deben destacarse de una manera que naturalmente atraiga la atención, no para gloria personal, sino como testimonio del poder transformador de Dios. La visibilidad de una ciudad en una colina implica que los creyentes no pueden ni deben intentar esconder su fe o el impacto que tiene en sus vidas.

Implicaciones Prácticas

Las implicaciones de Mateo 5:14-16 para los creyentes son tanto profundas como prácticas. Los cristianos están llamados a ser visibles y activos en su fe.

Vivir Auténticamente: Ser la luz del mundo significa vivir la fe con integridad y autenticidad. Esto incluye adherirse a los principios bíblicos, demostrar amor y compasión, y ser honesto y justo en todos los tratos.

Involucrarse con la Comunidad: Así como una ciudad en una colina es visible para todos, los cristianos están llamados a involucrarse con sus comunidades. Esto puede ser a través de actos de servicio, participando en eventos comunitarios, o simplemente siendo una presencia positiva en su vecindario o lugar de trabajo.

Evangelizar: La metáfora de la lámpara en el candelero destaca la importancia de compartir el evangelio. Esto no necesariamente significa predicar en las esquinas de las calles, pero sí estar listo para compartir la fe y la razón de la esperanza (1 Pedro 3:15) cuando surjan oportunidades.

Reflejar la Gloria de Dios: En última instancia, el objetivo no es la autoglorificación, sino señalar a otros hacia Dios. Esto significa dar crédito a Dios por lo bueno en la vida de uno y ser humilde en el servicio.

¡Señor gracias por alumbrar mi camino y no permitir que me pierda en la oscuridad! Amén.

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