
Es Tiempo de Conectar, enero 20
Eres Llamado
Dios te invita a un emocionante viaje de fe y lo primero que debes tener es fe y un deseo profundo de seguirle.
Leemos en Génesis 11: 31-32.
“Tomó Taré a su hijo Abram, y a Lot hijo de Harán, hijo de su hijo, y a Sarai, su nuera, mujer de su hijo Abram, y salió con ellos de Ur de los caldeos para ir a la tierra de Canaán. Pero cuando llegaron a Harán se quedaron allí. Y fueron los días de Taré doscientos cinco años, y murió Taré en Harán.”
No sabemos la razón específica para entender la razón por la que la familia decidiera mudarse de la ciudad de Ur. Taré, Abram, y toda la familia dejaron su hogar y se dirigieron hacia la tierra de Canaán. Aunque Canaán era su destino, no lograron llegar allí y después de una jornada de unos 900 kms, se establecieron en Harán.
Sabemos que el hombre desde sus inicios ha sido móvil y va y viene siempre buscando provisión y oportunidades y es posible que Canaán fuera un lugar atractivo para vivir por ese tiempo.
Tampoco sabemos por qué se quedaron en Harán aunque la meta era llegar a Canaán.
Me hace pensar en los tiempos de la fiebre del oro de California que fue un fenómeno social ocurrido en Estados Unidos entre 1848 y 1855, caracterizado por la gran cantidad de inmigrantes que llegaron a los alrededores de San Francisco en busca de dicho metal.
También la gran migración que llegó al Nuevo Mundo de España y que comenzó con Cristóbal Colón en 1492 muchos atraídos por las riquezas.
Pero Taré se conformó quedándose a vivir en Harán, que no era la tierra prometida y decidió habitar allí. La Biblia dice que allí murió y no pudo llegar a su destino, quizás perdió el enfoque como a muchos de nosotros nos pasa a lo largo de la vida, nos conformamos, no con lo mejor para nuestras vidas y por descuidarnos y acomodarnos, podemos perder nuestro destino.
Ayer hablé de que el llamado de Dios y los dones que nos ha dado a cada uno de nosotros son irrevocables.
Significa que a pesar de lo lejos que puedas caer, el llamado de Dios sigue ahí y va a esperar a que reacciones y retomes el camino.
Si Dios te ha llamado a servir, si Dios ha puesto en tu corazón un llamado que no puedes ignorar, Él no va a cambiar de opinión sobre lo que te ha llamado a hacer.
Es fácil perder el norte y acomodarnos en el camino pero cuando tienes un llamado, ese llamado va arder en tu vida y nada ni nadie podrá interferir.; ni siquiera un Harán por cómodo que sea.
Abram, no perdió el norte y aunque ya había enterrado a su padre y quizás estaba acomodado, Dios tenía un plan con su vida, tenía un destino, la Tierra Prometida. Así que fue donde Abram y le dijo, vas a ser tú a quién voy a usar para que te establezcas en Canaán y conquistes una tierra que fluye leche y miel pero que se encuentra bajo el control y el dominio de gente que no le agrada por su idolatría.
Génesis 12:1-4
“El Señor le había dicho a Abram: «Deja tu patria y a tus parientes y a la familia de tu padre, y vete a la tierra que yo te mostraré. Haré de ti una gran nación; te bendeciré y te haré famoso, y serás una bendición para otros.
Bendeciré a quienes te bendigan y maldeciré a quienes te traten con desprecio. Todas las familias de la tierra serán bendecidas por medio de ti».
Entonces Abram partió como el Señor le había ordenado, y Lot fue con él. Abram tenía setenta y cinco años cuando salió de Harán.”
Dios puso su mirada en alguien que tuviera la mejor disposición de obedecer, alguien con quien relacionarse y Abram quería llegar al destino que se habían propuesto inicialmente, no se conformó, fue por más, confió y dió pasos de fe que lo llevaron a una íntima relación con Dios y Dios hizo Su parte blindando y protegiendo su vida.
En el manual de History Makers de ILI encuentro esta hermosa cita de George Liddell,
“Dame un hombre de Dios, un solo hombre, cuya fe gobierna sus pensamientos,
y enderezaré todo lo torcido y bendeciré a toda la humanidad.
Dame una mujer de Dios una sola mujer, cuya lengua haya sido tocada por el fuego celestial e inflamaré los corazones más tenebrosos con nobles intenciones y los más puros anhelos.
Dame un hombre de Dios, un solo hombre, un poderoso profeta del Señor y te daré paz en la tierra, comprada con oración, y no con la espada.
Dame una mujer de Dios, una sola, que sea comprometida con la visión que recibió y con ella reedificaré tus altares santos y pondré de rodillas a las naciones.”
Abraham fue por más, creyó en Dios y decidió dar pasos de fe que lo llevaron a hacerse Su amigo y Dios no lo defraudó.
Muchas personas se conforman solo con servir a Dios de lejos mas no como sus amigos íntimos. Pero ¿qué hizo Abraham, amigo de Dios? Le escuchó y le obedeció pues Abraham tenía los oídos afinados al consejo de DIos.
Proverbios 13:20 dice, “Camina con sabios y te harás sabio; júntate con necios y te meterás en dificultades.”
Hay un dicho popular que nosotros como padres recibimos de nuestros padres y que repetimos a nuestros hijos:
“Dime con quién andas y te diré quién eres.” Un refrán de don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes que manifiesta que generalmente se juzga de la conducta y propiedades de un sujeto por la que tengan las compañías y personas con quienes se junta.
Otro refrán que siempre escuché de mi madre fue: “El que entre la miel anda algo se le pega.”
Abraham escogió lo mejor y fue tener amistad con Dios. Si quieres ser amigo(a) de Dios, rinde tu vida a Él, suelta lo que te impide hacerlo, y si no eres capaz, ¡Él sí es capaz!
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