▷La oración llave del cielo

Es Tiempo de Conectar, enero 17

La oración llave del cielo

La oración es la llave del cielo.

Imagina un cuarto lleno de tesoros y de cosas hermosas y valiosas; acaso no buscarías con diligencia la llave para abrirlo?

La oración abre el cofre del tesoro que contiene los grandes proyectos de Dios pero a veces estamos tan ocupados en nuestras propias cosas que olvidamos que lo más importante es comenzar el día hablando con Dios; continuamos el día después de tener un tiempo maravilloso y se nos va olvidando.

¿Hace cuánto que no conversas con Dios de una manera transparente y espontánea en la cual no vas a pedirle cosas sino que sólo vas a conversar con Él?

Hay mucha gente que busca soluciones a su vida, busca cómo mejorar, cómo ser más próspero, cómo encontrar a la persona ideal, cómo tener el respaldo de Dios pero no oran y comienzan a tomar estrategias y caminos erróneos que, en vez de llevarlos al éxito los frustran y hacen que las cosas les salga mal.

Les digo una cosa, cada vez que tomen un camino sin consultar a Dios primero y estar seguros de su respuesta, habrá un gran porcentaje de cosas que no saldrán bien.

¡OJO, Hablo de consultarle, no de informarle!

No hablo de la oración como un monólogo sino como un diálogo, casi nadie se aburre cuando conversa con su mejor amigo, al contrario se le pasan las horas volando, pues así debe ocurrir cuando uno pasa tiempos de oración con Dios, es contarle tus cosas, no poner poses con Él, es ser sólo tú y, nada más.

La oración es como tu jardín, lo tienes qué regar todos los días, si no, las flores se secan y pierden su belleza, es de ese jardín de donde sacas los arreglos florales. De tu tiempo de oración es de donde sacas la bendición, la prosperidad.

Comprométete con ser una persona de oración.

“Todos los gobernadores, magistrados, sátrapas, príncipes y capitanes del reino han acordado por unanimidad pedir a Su Majestad que promulgue un edicto real, y que lo confirme, ordenando que cualquiera que en los treinta días siguientes demande el favor de cualquier dios o persona que no sea Su Majestad, sea arrojado al foso de los leones.

Tenga a bien Su Majestad confirmar este edicto, y firmarlo, para que conforme a la ley de Media y de Persia, no pueda ser revocado.»

El rey firmó el edicto junto con la prohibición. Y cuando Daniel se enteró que el edicto había sido firmado, entró en su casa, abrió las ventanas de su alcoba que daban hacia Jerusalén, y tres veces al día se arrodillaba y oraba a su Dios, dándole gracias como acostumbraba hacerlo.

Pero aquellos hombres se juntaron y hallaron a Daniel orando y rogando en presencia de su Dios.” Daniel 6:7-11.

La relación de Daniel con su Dios era tan estrecha e íntima, que no le importó poner su vida en peligro. Su estilo de oración lo llevó a ser un hombre comprometido con sus convicciones.

El hecho de ser una persona comprometida con tu convicciones, te va a llevar a ser una persona fiel, que va a estar ahí en las buenas y en las malas pues cuando te comprometes con la oración eres una persona perseverante, no te vas a rendir ni a la primera ni a la última sino que te mantendrás ahí, al pie del cañón, como lo estuvo Daniel, porque si Dios no te saca de los leones, te hace descansar con ellos.

La oración nos da visión.

“Después de estos sucesos, la palabra del Señor vino a Abram en una visión. Le dijo: «No temas, Abram. Yo soy tu escudo, y tu galardón será muy grande». Abram respondió: «Mi Señor y Dios, ¿qué puedes darme, si no tengo hijos, y el mayordomo de mi casa es ese damasceno Eliezer?»También dijo Abran:

«Mira que no me has dado descendencia. Mi heredero será un esclavo nacido en mi casa.» Pero vino a él palabra del Señor, y le dijo: «Tu heredero no será éste, sino tu propio hijo.» Entonces lo llevó afuera, y allí le dijo: «Fíjate ahora en los cielos, y cuenta las estrellas, si es que las puedes contar. ¡Así será tu descendencia! Y Abram creyó al Señor, y eso le fue contado por justicia.” Génesis. 15:1-6.

Abraham primero estaba en su tienda hablando con Dios y fue ahí de donde Dios lo sacó y le dio la visión.

Abraham vio por fe a su descendencia cuando todavía no tenía ni un hijo y que le creyera a Dios permitió que fuera considerado amigo suyo. El hecho que le consultara las cosas, fue lo que lo llevó a ser el padre de la fe. Uno nunca podrá ser un padre de multitudes si primero no es amigo de Dios.

La visión es lo que nos mantiene en la fe aun en los momentos más difíciles. Cuando uno tiene visión, confiesa las cosas que no son como si ya fueran.

La oración nos quita el temor.

”Entonces el ángel del Señor vino a Ofrá y se sentó debajo de una encina, que era propiedad de Joás el abiezerita.

En ese momento Gedeón, el hijo de Joás, estaba en el lagar, sacudiendo el trigo para esconderlo de los madianitas.

Y el ángel del Señor se le apareció y le dijo:«El Señor está contigo, porque eres un hombre valiente y aguerrido.»

Y Gedeón le respondió: «Señor mío, si el Señor está con nosotros, ¿cómo es que nos ha sobrevenido todo este mal? ¿Dónde están las maravillas que nuestros padres nos contaron, cuando nos decían que el Señor los había sacado de Egipto? ¡Pero ahora resulta que el Señor nos ha desamparado, y que nos ha entregado en manos de los madianitas!»

El Señor lo miró fijamente, y le dijo: «Con esa misma fuerza que demuestras, vas a salvar a Israel del poder de los madianitas. ¿Acaso no soy yo quien te está enviando?» Jueces 6:11-14 .

“Y les dijo:«Mírenme, y hagan lo que voy a hacer cuando llegue al extremo del campamento. Cuando yo toque la trompeta, junto con los que me acompañan, también ustedes tocarán las suyas alrededor del campamento, y gritarán: “¡Por el Señor y por Gedeón!” Jueces 7:17-18.

El pasar tiempo con Dios y abrirle su corazón llevó a Gedeón a ser ese hombre valiente y guerrero.

Uno no va a poder dejar el temor hasta que no le abra su corazón a Dios y deje que Él sane esa área y coloque Su fuerza en uno. El temor no es la posición ideal para mirar nuestro futuro así que no dejes que el temor te descalifique, conversa con Dios y escucha lo que Él piensa de ti.

Dios quiere hacer de cada uno de nosotros un guerrero como lo hizo con Gedeón, pero tenemos que ser conscientes de nuestros temores y sacarlos.

El ser personas decididas nos va a permitir enfrentar desafíos que antes no habíamos enfrentado y asumir retos que antes nos atemorizaban.

La oración te guía a vivir bajo la voluntad de Dios.

“Por causa de José, el Señor bendijo la casa del egipcio Potifar a partir del momento en que puso a José a cargo de su casa y de todos sus bienes. La bendición del Señor se extendió sobre todo lo que tenía el egipcio, tanto en la casa como en el campo. Por esto Potifar dejó todo a cargo de José, y tan sólo se preocupaba por lo que tenía que comer.

José tenía muy buen físico y era muy atractivo.

Después de algún tiempo, la esposa de su patrón empezó a echarle el ojo y le propuso: —Acuéstate conmigo. Pero José no quiso saber nada, sino que le contestó: Mire, señora: mi patrón ya no tiene que preocuparse de nada en la casa, porque todo me lo ha confiado a mí. En esta casa no hay nadie más importante que yo. Mi patrón no me ha negado nada, excepto meterme con usted, que es su esposa.

¿Cómo podría yo cometer tal maldad y pecar así contra Dios?

Y por más que ella lo acosaba día tras día para que se acostara con ella y le hiciera compañía, José se mantuvo firme en su rechazo.

Un día, en un momento en que todo el personal de servicio se encontraba ausente, José entró en la casa para cumplir con sus responsabilidades. Entonces la mujer de Potifar lo agarró del manto y le rogó: «¡Acuéstate conmigo!» … Pero José, dejando el manto en manos de ella, salió corriendo de la casa.» Génesis 39: 5-12.

José no cayó en la tentación porque era un hombre que conversaba con Dios, tenía muy claros sus límites y Dios le hablaba por medio de sueños porque era sensible a su voz.

La persona que pone a Dios de primero, hallará que Dios está con ella hasta el final.

“En todo lo que hagas, pon a Dios en primer lugar, y Él te va a guiar, y va a coronar de éxito tus esfuerzos.” Proverbios 3:6.

Cuando uno se mantiene en contacto con Dios, vive en santidad, y se da cuenta si algo viene o no viene de Dios y aprende a vivir bajo su voluntad.

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