▷Confiando en Dios en tiempos de fracaso

Es Tiempo de Conectar, febrero 25

Confiando en Dios en tiempos de fracaso

Cuando vienen los momentos de prueba y cuando las fuentes se secan, es cuando más hay qué intensificar nuestro tiempo con Dios, prestar atención y que sea una ocasión para aprender. La Escritura describe esta experiencia como, “Esta leve tribulación momentánea..” viene para que crezcamos y para que veamos la Gloria de Dios.

Es posible que estés pasando por tiempos de frustración, sin embargo, si no te apartas de la fuente vas a ver la poderosa mano de Dios contigo en cada paso. En la vida se vive una mezcla de momentos, muchas alegrías y también situaciones muy difíciles que debemos atravesar, y aunque a veces no comprendemos el porqué de la cuestión, detrás siempre hay una razón de la cual podremos aprender.

La Biblia dice “reír con los que ríen y llorar con los que lloran” (Romanos 12:15). Es más fácil compadecerse de quien se encuentra en un momento duro, que alegrarse cuando a otro le va mejor que a nosotros. Sin embargo, ¿qué pasa por nuestro corazón?

Debemos reflexionar y ser sinceros delante del Señor para que no se halle en nuestro corazón ningún rastro de envidia, competencia o soberbia. Puede ocurrir que el progreso y la felicidad de otros produzcan frustración en nosotros.

La actitud correcta no es poner nuestra atención en lo que nos falta sino saber que si Dios ha bendecido en gran manera a otro, entonces lo puede hacer con nosotros también.

Dios permite que pasemos por tiempo de fracaso para que salga a la luz lo que está oculto en el corazón y así podamos corregir y crecer.

“Entonces Elías hizo lo que el Señor le dijo y acampó junto al arroyo de Querit, al oriente del Jordán. Los cuervos le llevaban pan y carne por la mañana y por la noche, y él bebía del arroyo. Sin embargo, poco después, el arroyo se secó porque no había llovido en ninguna parte del reino.

Luego el Señor dijo a Elías: «Vete a vivir a la aldea de Sarepta, que está cerca de la ciudad de Sidón. Yo le he ordenado a una viuda de allí que te alimente».” 1 Reyes 17:5

El gran profeta Elías huyó del Rey Acab que quería matarlo y terminó escondiéndose junto a un arroyo donde era alimentado de una manera sobrenatural por cuervos hasta que de repente el arroyo se secó.

Esta situación no se produjo para que el profeta muriera de sed, sino para que ocurrieran milagros en Sarepta. Cuando una puerta se cerró, otra se abrió de una manera providencial.

Dios tiene un propósito y un llamado con cada uno de nosotros, así que siempre tenemos una buena razón para levantarnos cada mañana, solo falta descubrirla y no descansar hasta lograrla.

José, el preferido de su padre Jacob entre todos sus hermanos, provocó la envidia de ellos y planearon matarlo. Pero Dios tenía un plan para José, protegió su vida de estos hombres violentos y decidieron venderlo como esclavo antes que mancharse con la sangre de su hermano. Fue así que, terminó en Egipto, al servicio de Potifar, el capitán de la guardia del Faraón y pronto una situación injusta lo llevó a la cárcel.

Allí siguió confiando en Dios y pudo interpretar el sueño de un compañero de celda que le prometió sacarlo de allí. Pasó el tiempo y esa ayuda se desvanecía en el aire hasta que el mismo Faraón tuvo un sueño que nadie podía entender, entonces fueron en busca de José. Este no solo le dio la interpretación sino que también ofreció un plan de ahorro para ayudar a la economía del imperio. Esto sorprendió tanto que terminó siendo el segundo en autoridad en Egipto. Pasó el tiempo y vino la hambruna. Solo el imperio egipcio tenía alimento de sobra.

Fue allí cuando los hermanos de José acudieron en busca de alimento. Pero no se encontraron con el débil hermano sino que vieron a un hombre tan cambiado que ni siquiera pudieron reconocerlo. Ya no era simplemente un «soñador «sino que era alguien que había pasado por muchos fracasos y había conocido de cerca el favor de Dios.

En Génesis 50:20 vemos su reacción: “Es verdad que ustedes pensaron hacerme mal, pero Dios transformó ese mal en bien para lograr lo que hoy estamos viendo: salvar la vida de mucha gente.”

Dios cambió lo malo en bendición abundante. El Señor es el único que puede sacar algo bueno de lo malo, por esto debemos estar agradecidos con Dios en todo momento.

Romanos 8:28 “Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito.”

Si amas a Dios, entonces estás encaminado a llegar a un buen propósito. Todo lo que se interponga en el camino, será quitado del medio para que puedas cumplir con los planes para los cuales has nacido.

El Apóstol Pedro pensaba que había nacido para ser un simple pescador pero se dio cuenta que su labor no le estaba dando los frutos esperados, había frustración en su mirada y redes vacías hasta que apareció Jesús.

Lucas 5:1-11 “Un día estaba Jesús a orillas del lago de Genesaret, y la gente lo apretujaba para escuchar el mensaje de Dios. Entonces vio dos barcas que los pescadores habían dejado en la playa mientras lavaban las redes. Subió a una de las barcas, que pertenecía a Simón, y le pidió que la alejara un poco de la orilla.

Luego se sentó, y enseñaba a la gente desde la barca. Cuando acabó de hablar, le dijo a Simón: Lleva la barca hacia aguas más profundas, y echen allí las redes para pescar.

Maestro, hemos estado trabajando duro toda la noche y no hemos pescado nada, le contestó Simón. Pero como tú me lo mandas, echaré las redes.

Así lo hicieron, y recogieron una cantidad tan grande de peces que las redes se les rompían. Entonces llamaron por señas a sus compañeros de la otra barca para que los ayudaran. Ellos se acercaron y llenaron tanto las dos barcas que comenzaron a hundirse.

Al ver esto, Simón Pedro cayó de rodillas delante de Jesús y le dijo:
¡Apártate de mí, Señor; soy un pecador! Es que él y todos sus compañeros estaban asombrados ante la pesca que habían hecho, como también lo estaban Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, que eran socios de Simón.

No temas; desde ahora serás pescador de hombres le dijo Jesús a Simón. Así que llevaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, siguieron a Jesús.”
¿Qué hacer ante una situación frustrante?

– Invita a Jesús para que la situación cambie, tenemos que dar acceso completo a Dios en nuestras vidas. Nosotros tenemos un límite pero si Dios está a nuestro lado, siempre nos guiará a lugares de abundancia. Cuando Jesús es el Señor de tu corazón, todo toma otro sentido.

– Reconozcamos nuestra necesidad de Dios, pues es necesario admitir que los esfuerzos personales no son suficientes. Solo Dios tiene la salida a tu necesidad.

El Apóstol Pablo era consciente de sus limitaciones pero se sujetó al Espíritu de Dios y pudo experimentar la plenitud en Cristo.

– Obedece a Dios cuando te indica algo. Cuando Jesús le dijo a Pedro que volviera a pescar, él no estaba muy convencido de hacerlo, sin emba rgo obedeció y se llevó una gran sorpresa. De igual manera, cuando le hacemos caso al Señor, también vemos que nuestra vida va siendo encaminada a bien. Espera la intervención de Dios, los tiempos van a cambiar y Dios hará un milagro donde menos te lo esperas. Pedro pasó de cero a la abundancia. ¿Por qué no puede ocurrir contigo? Solo tienes que creer y descansar en las promesas de Dios.

Pedro cayó de rodillas y así mismo estarás sobre tus rodillas muy pronto agradeciendo su bendición abundante.

Necesitamos profundamente de Dios; es por eso que, si le damos pleno acceso a cada área de nuestra vida y reconocemos que necesitamos de su guía, comenzaremos a experimentar maravillas.

Es vital obedecer a su Palabra y esperar su intervención divina. Así como con Elías, José y Pedro, el Señor nunca llega tarde. Solo confía en tu Padre Celestial que te ama y te anima a permanecer sin importar las circunstancias.

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