Es Tiempo de Conectar, abril 26
¿Qué tipo de amigos busca Dios?
“¡Oh gente adúltera! ¿No saben que la amistad con el mundo es enemistad con Dios? Si alguien quiere ser amigo del mundo se vuelve enemigo de Dios.” dice Santiago 4:4 NBD.
Son palabras muy desafiantes para todos los que seguimos al Maestro pero Dios quiere que seamos personas auténticas, que si realmente lo vamos a seguir lo hagamos de corazón y sin dobleces y no seamos como los fariseos, los líderes religiosos de la época de Jesús, que aparentaban algo que en el fondo no vivían. Así que no vivamos una vida doble, un cristianismo tibio para que seamos considerados amigos de Dios.
Si quieres ser un verdadero amigo de Dios, debes dejar el mundo atrás y caminar con Él.
Si quieres ser amigo de Dios habla con Él a diario y no bajes Sus estándares.
Cuando decimos que tenemos un mejor amigo, nos referimos a aquella persona en la cual más confiamos, con la que más conversamos, con la que más tiempo pasamos juntos, así que si quiero que Él sea mi mejor amigo, debo pasar tiempo conversando con Él, contándole lo que estoy viviendo; mis triunfos, mis luchas y mis decepciones y confiar en Él.
Una genuina amistad se cultiva, no se da de la noche a la mañana y la manera por medio de la cual hablo con Dios es la oración.
Es lamentable que muchos tengamos un falso concepto de la oración pues pensamos que la oración es repetir una serie de frases 200 veces. Queridos amigos, Dios no es sordo y no requiere que repitamos lo mismo creyendo que así nos va a escuchar, lo que quiere es que abramos nuestro corazón y conversemos con Él así como lo haríamos con nuestro amigo más cercano.
Marcos 14: 32-38 NBD «Fueron a un lugar llamado Getsemaní, y Jesús les dijo a sus discípulos: Siéntense aquí mientras yo oro. Se llevó a Pedro, a Jacobo y a Juan, y comenzó a sentir temor y tristeza. Es tal la angustia que me invade que me siento morir —les dijo—. Quédense aquí y vigilen. Yendo un poco más allá, se postró en tierra y empezó a orar que, de ser posible, no tuviera él que pasar por aquella hora.
Decía: Abba, Padre, todo es posible para ti. No me hagas beber este trago amargo, pero no sea lo que yo quiero, sino lo que quieres tú. Luego volvió a sus discípulos y los encontró dormidos. Simón —le dijo a Pedro—, ¿estás dormido? ¿No pudiste mantenerte despierto ni una hora? Vigilen y oren para que no caigan en tentación. El espíritu está dispuesto, pero el cuerpo es débil.”
La noche que Jesús fue a orar al Huerto de Getsemaní, antes de ser entregado al padecimiento, la Biblia narra que pidió a Sus discípulos que se sentaran, mientras se llevó a Pedro, Jacobo y Juan para que lo acompañaran. A ellos tres les pidió que velaran, mientras Él oraba. Esto nos enseña que podemos encontrar tres niveles de amistad con Dios.
El nivel de los que se quedan sentados.
Son aquellos que están en una posición pasiva, que no hacen nada malo, pero tampoco hacen nada bueno. Jesús no cuenta con ellos, porque no tienen iniciativa ni siquiera oran y prefieren quedarse sentados.
¿Quiénes son los sentados?
1 Samuel 24:3 “Y cuando llegó a un redil de ovejas en el camino, donde había una cueva, entró Saúl en ella para cubrir sus pies; y David y sus hombres estaban sentados en los rincones de la cueva.”
Los que huyen de la batalla se esconden en la cueva para protegerse y sentir que están seguros. Se podrán conocer como personas indiferentes y egoístas que solo piensan en ellas. La Biblia dice que si la sal ya no sazona, ¿para qué sirve? No puedes quedarte sentado, tienes que levantarte de esa situación y comenzar a tomar acción.
El nivel de los que velan un rato, pero después se quedan dormidos.
Son aquellos que empiezan bien, que están dentro del círculo íntimo de Jesús. Son a los que Jesús cuenta sus secretos y les muestra cosas especiales pero que, por alguna razón o circunstancia, se durmieron.
Jesús no quiere que tengamos la mentalidad de «a ver cuánto tiempo aguanto,» sino de lograr un nivel de intimidad que hace que nuestras fuerzas se renueven y que así logremos esa paz que sobrepasa a todo entendimiento. De repente empezaste bien, pero te animo a que no te quedes dormido.
El enemigo tiene formas de atacarnos: lo hace frontalmente o nos adormece para que no nos demos cuenta de que ya el fuego se nos apagó.
Efesios 5:13 “Mas todas las cosas, cuando son puestas en evidencia por la luz, son hechas manifiestas, porque la luz es lo que manifiesta todo. Por lo cual dice: Despiértate, tú que duermes, y levántate de los muertos, y te alumbrará Cristo.”
Todo cambio externo parte de algo interno y si sientes que por fuera te has dormido y ya las cosas no son iguales, es porque por dentro algo se ha dormido en ti y es tiempo de despertarlo.
Un espíritu despierto es radical con el pecado, lo desecha. En cambio, el espíritu adormecido convive con el pecado.
Un espíritu despierto no solo siente la presencia de Dios, sino que la disfruta; un espíritu adormecido no siente Su presencia, le aburre.
Un espíritu despierto tiene hambre por la presencia de Dios, un espíritu adormecido tiene hambre por las cosas del mundo.
Nosotros vamos a tener hambre de aquellas cosas que alimentamos a diario.
El espíritu adormecido siempre tiende a caer en el conformismo y la comodidad. En cambio, el espíritu despierto siempre está en busca de una nueva conquista, de un reto mayor.
El espíritu despierto es diligente al enfrentar los problemas y no procrastina, mientras que el espíritu adormecido se confunde con los problemas.
El espíritu despierto es un espíritu compasivo, siente interiormente por lo que las personas sienten. Tiene amor por los que están en necesidad y el espíritu adormecido no siente lo que las personas sienten, es indiferente.
El espíritu despierto es sensible a las demás personas, el espíritu adormecido es insensible, se vuelve duro.
Deja que hoy la primavera empiece espiritualmente en ti y todo a tu alrededor reverdezca.
El nivel de Jesús es entrega total.
Quien ora a solas, incluso en las horas de más angustia, busca estar en el nivel de oración donde encontrará más intimidad y amistad con el Padre. El nivel de entrega total de nuestro maestro es el que cada uno de nosotros como discípulos debemos alcanzar.
Jesús en Getsemaní murió a sus propios deseos y sueños para cumplir la voluntad del Padre; Él no buscó imponer su propia causa, sino que buscó que la causa de Dios Padre prevaleciera. Dios no quiere que renuncies a tus sueños, sino que estos se encuentren alineados con los sueños de Él.
2 Corintios 5:15 RVR, dice que «y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos.» ¡WOW!
Ya morimos con Cristo, así que no vivamos para nosotros mismos pues hemos resucitado con Él y ya estamos sentados en los lugares celestiales. Si, hoy mismo! Obedecer sin titubear y creer con todas nuestras fuerzas.
Juan 15: 13-15, “Nadie tiene amor más grande que el dar la vida por sus amigos. Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo les mando. Ya no los llamo siervos, porque el siervo no está al tanto de lo que hace su amo; los he llamado amigos, porque todo lo que a mi Padre le oí decir se lo he dado a conocer a ustedes.”
Qué privilegio que seamos considerados amigos de Jesús, no conocidos ni familiares distantes sino amigos muy cercanos.
Empecemos a seguir sus pisadas tratando de imitar el ejemplo que Él nos dejó.
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