Es Tiempo de Conectar, septiembre 27

Esperanza en el Sufrimiento

Nos preguntamos ¿por qué sufrimos, hasta cuándo este dolor? ¿Dónde está Dios? Si tú o alguien que amas está pasando por un momento difícil, el devocional de hoy es para ti.

Hoy queremos descubrir las razones detrás del sufrimiento, cómo responder al dolor y la esperanza que nos sostiene. Te animo a encontrar el aliento que necesitas para seguir.

En este camino de dolor y sanidad es crucial descubrir:

1. Cuáles son las razones detrás del sufrimiento:
Exploremos algunas de las causas por las que experimentamos dolor, tanto en nuestras propias vidas como en las de quienes nos rodean.
2. Cómo responder al dolor:
Es importante aprender a enfrentar el sufrimiento con la mejor actitud en vez de caer en la desesperación o la resignación.
3. La esperanza que nos sostiene:
Es importante descubrir la fuente de la fortaleza y consuelo que desesperadamente necesitamos para que nos ayude a sobrellevar el dolor y encontrar sanidad.

Hay situaciones en las que necesitamos aliento para seguir adelante pero quiero que sepas que no estás solo en este camino te animo a encontrar la esperanza que sólo Dios ofrece.

Recuerda que en medio del dolor, Dios está contigo y sólo Él te ofrece la fuerza y el consuelo que necesitas para seguir adelante.

¡No te rindas! Mi oración es que juntos encontremos luz en medio de la oscuridad.

¿Por qué me pasan tantas cosas?

Recuerdo una vez que siendo muy jóven me gané un trofeo de béisbol y lo atesoraba con mucho esmero y lo mantenía exhibido en mi habitación. Un día cuando nos mudamos de casa, el trofeo se rompió en varias partes.

Al igual que mi trofeo, todos hemos experimentado momentos que han fragmentado nuestro corazón. Una ruptura amorosa, una enfermedad propia o la de un ser querido, un fracaso académico, una quiebra financiera son solo algunos ejemplos dentro de la extensa lista de cosas que nos causan dolor.

La realidad es que vivimos en un mundo donde experimentamos el sufrimiento a diario y de diferentes maneras. Jesús dijo muy claramente en Juan 16:33, “…en el mundo tendrán muchas pruebas y tristezas; pero anímense, porque yo he vencido al mundo.”

La verdad es que todos sin excepción vivimos diferentes niveles de tristezas, pero, ¿por qué sufrimos? El autor Miguel Nuñez nos presenta varias razones por las que sufrimos:

● Vivimos en un mundo caído: El pecado afectó a toda la raza humana y a la creación. Antes de la caída no había enfermedad ni dolor en el mundo. No es lógico ni realista esperar que en este mundo caído las cosas sean como antes de que el pecado entrara.

● El pecado generacional: Todos vivimos en un mundo imperfecto y por lo tanto todos somos responsables en cierta medida del sufrimiento o dolor.

Por ejemplo, muchos niños sufren la ausencia de un padre irresponsable que los abandonó física o emocionalmente. Los niños no tienen la culpa, pero sufren las consecuencias de los pecados de sus padres.

● El pecado de otras personas: Parte del sufrimiento que experimentamos es provocado por personas cercanas. Una infidelidad, una injusticia laboral, un accidente provocado por una persona en estado de embriaguez, etc.. Al mismo tiempo tenemos que admitir que nosotros mismos hemos causado sufrimiento a otros.

● Nuestro propio pecado: Es fácil mirar hacia afuera, pero también debemos mirar hacia adentro y reconocer que con frecuencia la culpa recae sobre nosotros. Una enfermedad de transmisión sexual como resultado de no guardar nuestra pureza, una expulsión de la universidad por fraude, una relación rota por infidelidad. Debemos admitir que nosotros también causamos sufrimiento con nuestra propia rebeldía y separación de Dios.

● Para la gloria de Dios: Jesús le dijo al ciego de nacimiento en Juan 9:3: «Ni este pecó, ni sus padres; sino que está ciego para que las obras de Dios se manifiesten en él» .

La creencia entre los judíos del primer siglo era que si alguien nacía con un defecto físico o alguna enfermedad, era como resultado de algún pecado cometido por los padres. Fue a través de su sanidad que este ciego llegó a tener un encuentro con Jesús; luego creyó y fue salvo. Cuando vemos a alguien con una enfermedad o atravesando alguna dificultad, nuestro primer instinto suele ser buscar a un culpable.

¿Qué hicieron para que su hijo naciera con esa deformidad o condición?
¿Por qué esa mujer está pasando por problemas económicos?

A veces la respuesta es que ellos no hicieron nada y que existe la posibilidad de que Dios quiere glorificarse a través de esta carencia.

● Para nuestra santificación: Dios no nos llamó para que nos quedemos como estábamos ni como estamos. Él desea moldearnos a la imagen de su Hijo Jesucristo y una de las maneras más efectivas para hacerlo es por medio del sufrimiento.

El apóstol Pablo conoció muy bien el sufrimiento por causa de Cristo y pudo enseñarnos lo siguiente: «Y no solo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, carácter probado; y el carácter probado, esperanza» (Romanos 5:3-4).

Dios usa el mal del mundo caído para nuestro bien, el carácter es formado al pasar por la aflicción.

Si estás pasando por un tiempo de sufrimiento, reconocer estas múltiples fuentes es un primer paso para procesar tu dolor. Por ahora, debes saber que tu Padre está a tu lado y no es ajeno a lo que estás pasando.

El Salmo 34:18 dice, “El SEÑOR está cerca de los que tienen quebrantado el corazón; él rescata a los de espíritu destrozado.”

Y en Filipenses 3:10 Pablo dice, “Lo he perdido todo a fin de conocer a Cristo, experimentar el poder que se manifestó en su resurrección, participar en sus sufrimientos y llegar a ser semejante a él en su muerte.”

La manera como reaccionamos a nuestro sufrimiento es clave para salir vencedores.

Oremos, Señor, muchas gracias por las pruebas y los sufrimientos que nos impulsan a ti en oración, ayúdanos a tener la perspectiva correcta y a salir victoriosos. Amén.

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