Devocional diario junio 29
Un Vino Nuevo
En Números 13:17-27 encontramos:
“Moisés envió a los hombres a explorar la tierra y les dio las siguientes instrucciones: «Vayan al norte a través del Neguev hasta la zona montañosa. Fíjense cómo es la tierra y averigüen si sus habitantes son fuertes o débiles, pocos o muchos. Observen cómo es la tierra en que habitan.
¿Es buena o mala? ¿Viven en ciudades amuralladas o sin protección, a campo abierto? El terreno, ¿es fértil o estéril? ¿Abundan los árboles?
Hagan todo lo posible por traer muestras de las cosechas que encuentren». (Era la temporada de la cosecha de las primeras uvas maduras).
Así que subieron y exploraron la tierra desde el desierto de Zin hasta Rehob, cerca de Lebo-hamat.
Yendo al norte, atravesaron el Neguev y llegaron a Hebrón donde vivían Ahimán, Sesai y Talmai, todos descendientes de Anac. (La antigua ciudad de Hebrón fue fundada siete años antes de la ciudad egipcia de Zoán).
Cuando llegaron al valle de Escol, cortaron una rama con un solo racimo de uvas, tan grande, ¡que tuvieron que transportarlo en un palo, entre dos! También llevaron muestras de granadas e higos. A ese lugar se le llamó el valle de Escol (que significa «racimo») por el racimo de uvas que los israelitas cortaron allí.
Después de explorar la tierra durante cuarenta días, los hombres regresaron a Moisés, a Aarón y a toda la comunidad de Israel en Cades, en el desierto de Parán. Informaron a toda la comunidad lo que vieron y les mostraron los frutos que tomaron de la tierra. Este fue el informe que dieron a Moisés: «Entramos en la tierra a la cual nos enviaste a explorar y en verdad es un país sobreabundante, una tierra donde fluyen la leche y la miel. Aquí está la clase de frutos que allí se producen.”
Este es el anuncio de que Dios tiene un vino nuevo para ti.
El vino nuevo es una evidencia que estamos entrando a la tierra de nuestras promesas.
Como en el caso de los israelitas cuando entraron a la tierra prometida y recogieron los racimos de uvas, el vino es la primera señal de que el nuevo tiempo que nos espera, será mucho mejor que el primero.
Por eso la primera señal de Jesús cuando comenzó su ministerio fue convertir el agua en vino en las bodas de Caná, como un anuncio que un nuevo tiempo estaría por comenzar.
Nuevas conquistas
El pueblo de Israel estaba ya cansado de lo mismo y se había acostumbrado al maná, pero Dios iba a cambiar todo pronto. ¡Eso también sucederá con nosotros!
Tiempo de abundancia
En el cielo no hay escasez, sino que hay mentes escasas. Cuando Jesús en las bodas de Caná hizo traer más vino, Él mostró que no hay límites cuando nos quiere satisfacer y saciar y que Dios se reserva lo mejor para el final.
Tiempos de Restitución
Joel 2:24-27 dice que “Las eras se llenarán de grano; los lagares rebosarán de vino nuevo y de aceite. «Yo les compensaré a ustedes por los años en que todo lo devoró ese gran ejército de langostas que envié contra ustedes: las grandes, las pequeñas, las larvas y las orugas. Ustedes comerán en abundancia, hasta saciarse, y alabarán el nombre del Señor su Dios, que hará maravillas por ustedes.
¡Nunca más será avergonzado mi pueblo!
Entonces sabrán que yo estoy en medio de Israel, que yo soy el Señor su Dios, y no hay otro fuera de mí.
¡Nunca más será avergonzado mi pueblo!”
A Dios le gusta hacernos olvidar todo lo vivido en el pasado y mostrarnos lo que vendrá, que es mucho mejor que lo anterior. Se acabaron los tiempos de robo, y vienen los tiempos de compensación, los tiempos en los que sembrábamos mucho y recogimos poco ¡se acabaron!… a partir de ahora lo que Dios tiene para nosotros son cosas maravillosas. Lo que vendrá será mucho mejor… Dios se reserva el mejor vino para el final. El vino es para celebrar, y qué mejor que celebrar las grandes cosas que Dios ha hecho y que hará por nosotros. ¿Ya tienes lista la copa de tu vida para celebrar?
Jeremías 31:11-17 “Porque el Señor rescató a Jacob; lo redimió de una mano más poderosa.
Vendrán y cantarán jubilosos en las alturas de Sión; disfrutarán de las bondades del Señor: el trigo, el vino nuevo y el aceite, las crías de las ovejas y las vacas. Serán como un jardín bien regado, y no volverán a desmayar. Entonces las jóvenes danzarán con alegría, y los jóvenes junto con los ancianos. Convertiré su duelo en gozo, y los consolaré; transformaré su dolor en alegría.
Colmaré de abundancia a los sacerdotes, y saciaré con mis bienes a mi pueblo,» afirma el Señor.
Así dice el Señor: «Se oye un grito en Ramá, lamentos y amargo llanto.
Es Raquel, que llora por sus hijos y no quiere ser consolada; ¡sus hijos ya no existen!»
Así dice el Señor: «Reprime tu llanto, las lágrimas de tus ojos, pues tus obras tendrán su recompensa: tus hijos volverán del país enemigo, afirma el Señor.
Se vislumbra esperanza en tu futuro: tus hijos volverán a su patria, afirma el Señor.”
Las vendimias de Dios son las mejores, todos nos sentamos en su mesa, compartimos que el amor ganó, que nuestra victoria estaba asegurada. Una mano grande y más poderosa es la que pelea nuestras batallas.
No volveremos a desmayar. Transformará Dios tu dolor en alegría. Te colmará con abundancia. Te saciará de bienes… tu recompensa está en camino. ¡Vino nuevo para ti!