Devocional diario agosto 21
La verdadera riqueza
«Cuando Jesús estaba por emprender su camino a Jerusalén, un hombre se le acercó corriendo, se arrodilló y le preguntó: Maestro bueno, ¿qué debo hacer para heredar la vida eterna? ¿Por qué me llamas bueno? preguntó Jesús . Sólo Dios es verdaderamente bueno; pero para contestar a tu pregunta, tú conoces los mandamientos: «No asesines; no cometas adulterio; no robes; no des falso testimonio; no estafes a nadie; honra a tu padre y a tu madre»
Maestro respondió el hombre, he obedecido todos esos mandamientos desde que era joven. Jesús miró al hombre y sintió profundo amor por él.
Hay una cosa que todavía no has hecho, le dijo. Anda y vende todas tus posesiones y entrega el dinero a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo. Después ven y sígueme.
Al oír esto, el hombre puso cara larga y se fue triste porque tenía muchas posesiones. Jesús miró a su alrededor y dijo a sus discípulos: «¡Qué difícil es para los ricos entrar en el reino de Dios!». Los discípulos quedaron asombrados de sus palabras.
Pero Jesús volvió a decir: «Queridos hijos, es muy difícil entrar en el reino de Dios. De hecho, ¡es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que un rico entre en el reino de Dios!».
Los discípulos quedaron atónitos. Entonces, ¿quién podrá ser salvo? preguntaron. Jesús los miró fijamente y dijo: Humanamente hablando, es imposible, pero no para Dios. Con Dios, todo es posible.
Entonces Pedro comenzó a hablar. Nosotros hemos dejado todo para seguirte dijo. Así es respondió Jesús, y les aseguro que todo el que haya dejado casa o hermanos o hermanas o madre o padre o hijos o bienes por mi causa y por la Buena Noticia, recibirá ahora a cambio cien veces más el número de casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y bienes, junto con persecución; y en el mundo que vendrá, esa persona tendrá la vida eterna.” Marcos 10:17-30 NVI
Serías muy necio si te consideras seguro o confiado sólo porque tienes dinero.
Les presento al «joven rico» quien pensó que podía pagar por su salvación, o que era por sus “buenas obras” que podría ir al cielo; su pregunta ¿Qué tengo que hacer? nos muestra a un joven “autosuficiente.”
Es muy probable que la gente le rendía pleitesía y si lo trasladamos al día de hoy de seguro era alguien con:
– Un buen trabajo, es decir, ganaba su buen billete.
– Una camioneta último modelo full equipo.
-Tendría visa a los EEUU e iba y venía cuando quisiera.
– Con un cuerpazo, iba al gym y comía saludable.
– Tenía a todas las flacas rendidas a sus pies pues su reputación las atrae a todas.
El dinero hermosea y además conozco chicas que dicen que si no tiene «personalidad» no vale nada, que si no tiene un buen trabajo…. ¡En fin!
A veces pensamos que las cosas van muy bien y vemos la respuesta de este joven a Jesús, en el V 20.
“Maestro, respondió el hombre, he obedecido todos estos mandamientos desde que era joven.”
Aparentemente todo estaba bien con el muchacho, pero a Dios, que conoce lo más íntimo de nosotros, no le podemos engañar.
Si todo lo espiritual lo haces por inercia o por obligación sin meterle el corazón, no logras nada.
¿Te das cuenta que Jesús no tocó el tema del primer mandamiento? Pues no lo hizo porque en el corazón de este joven no estaba el amor a Dios como lo primero… sino que él tenía sus posesiones, su éxito,“sus logros,”como lo primordial en su vida.
¿Quién era el amor de la vida de este joven? No era una joven rica, sino sus muchas posesiones.
Algunos piensan igual que él: “No soy perfecto, pero he hecho más cosas buenas que malas. No he matado, no he violado a nadie, no he robado. Además hay peores que yo. Yo he dado muchas limosnas a los pobres, y hasta he contribuido en la teletón, etc.”
Como quien dice, tenemos pecados pero también hacemos buenas obras. Una mano lava a la otra. Sin embargo presentarle a Dios nuestras malas obras junto con las buenas, es como si prepararas una tortilla con 7 huevos, 3 de ellos podridos.
¿Será posible comer esa tortilla? ¿Verdad que no?
Igual es cuando quiero darle a Dios mis buenas obras mezcladas con mis pecados. No podemos ni mentir ni engañar a Dios que es tres veces Santo. Además, si yo hubiera hecho obras para ganarme el cielo, esta sería mi propia obra de salvación y la Biblia dice que Jesús es nuestro único Salvador.
Este joven era diferente, era inteligente porque sabía a quién debía ir a buscar cuando pensaba en su vida y en lo eterno.
La respuesta de él fue: «todo lo que me dices lo he guardado.» También nosotros podríamos decirle:
– No sólo voy a la iglesia los domingos sino otros días también. Hasta otros se impresionan de mi con esto.
– Me porto bien, soy buen estudiante, soy un buen empleado, sigo instrucciones, me sujeto.
– Aún más, no tomo, ni fumo y soy una persona muy sana.
PERO UNA COSA LE FALTA a este joven y no tenía vergüenza de pedir ayuda porque sabía que algo le faltaba y fue por eso «corriendo a Jesús y cayó postrado de rodillas.»
¿Tú que me escuchas sabes que algo te falta? ¿Estás buscando a Dios?
Romanos 3: 10-12 NTV
“«No hay ni un solo justo, ni siquiera uno. Nadie es realmente sabio, nadie busca a Dios. Todos se desviaron, todos se volvieron inútiles. No hay ni uno que haga lo bueno, ni uno solo.”
Séneca un estadista romano, una vez dijo que «el dinero todavía no ha hecho a nadie rico.”
El dinero puede comprar medicina, pero no la salud
El dinero puede comprar una casa, pero no un hogar
El dinero puede comprar comida, pero no un apetito
El dinero comprar compañía, pero no amigos
El dinero puede comprar una cama, pero no el sueño
El dinero puede comprar la buena vida, pero no la vida eterna
Este joven aparentemente lo tenía todo PERO cuando estaba solo ¿Cómo se sentiría? Cuando nos vemos frente al espejo y no podemos ocultar quienes somos realmente.
En el V 21 encontramos que «Jesús miró al hombre y sintió profundo amor por él. Hay una cosa que todavía no has hecho, le dijo. Anda y vende todas tus posesiones y entrega el dinero a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo. Después ven y sígueme.”
El mundo ve la máscara, la fachada pero hay alguien que te conoce y que te mira con esa mirada penetrante, como Jesús, que sabe lo que tienes adentro.
Supongo que este joven era uno de esos que gustaba estar a la moda, quizás gastón, sin embargo no era feliz porque querer tenerlo TODO nunca es suficiente, sobre todo cuando existe un PERO en tu vida.
Cuando tenemos peros en la vida, debes prepararte para que te bajen de la nube.
¿Qué es aquello que no puedes dejar? ¿Cuál es tu pero? Eso quizás te separa de Dios.
¿De qué le servía a este joven su profesión, sus muchas cuentas en el banco y tener buena pinta? Ninguna de esas cosas logran cambiar tu realidad, nada de lo material te va a contribuir a que llenes tu vacío espiritual.
Lucas 9:25 NTV
«¿Y qué beneficio obtienes si ganas el mundo entero, pero te pierdes o destruyes a ti mismo?”
Proverbios 1:19 NTV
Así terminan todos los que codician el dinero; esa codicia les roba la vida.»
El Dios que le conocía había empezado a desconectar lo que era su seguridad, lo que hacía que él se sintiera bien consigo mismo, y cuando «tu falsa seguridad» falla, te das cuenta que puedes tener títulos pero no saber nada, ser muy inteligente pero hay problemas que nunca podrás resolver.
-Todo iba bien y de repente te enfermas
-Todo estaba resuelto en tu vida y un ser querido fallece de repente.
-Te botan del trabajo sin previo aviso
– El negocio que siempre hacías y funcionaba bien ya no.
Te esfuerzas por algo y no da el resultado que esperabas y ya no puedes más, sólo te das cuenta que no es por tu capacidad ni por las cosas que has logrado. Es Dios quien te desconecta de tu aparente seguridad.
¿Qué es lo que cuenta realmente para Dios?
No lo que tenemos en el bolsillo, sino lo que tenemos en el corazón, lo que ponemos en primer lugar.
Dios nos mira diferente, Él lo hace desde adentro hacia afuera pero nosotros a la inversa. Por eso es que hay gente que no puede entender las cosas espirituales.
Lo que cuenta en esta vida es lo que hicimos por otros, eso es lo que perdura.
Mi iPad no me lo llevo al cielo y tampoco pensemos que al rico se los comen gusanos de primera clase; no, todos vamos al mismo hueco, «polvo eres y en polvo te convertirás.»
Los ataúdes en Miami no vienen con vista al mar.
Muchas veces Dios nos sacará de nuestra oficina con aire acondicionado, de nuestra comodidad y de nuestra almohada ergonómica para que nunca se nos olvide de DONDE NOS SACÓ.
Dios no separa a la gente como en los aviones, Él no hace acepción de personas.
Puedes tener todo en esta vida, pero siempre necesitarás a DIOS, si no tienes a Dios, aún con todo lo que tienes, te puedes ir al infierno. Puedes vivir una vida casi perfecta pero sin Dios eso no es vida.
Muchas veces Jesús te quebranta para demostrarte que hay mucho más detrás de tu «riqueza» y de lo que puedes haber obtenido. Hay más detrás de tu seguridad, Jesús dijo que angosto es el camino que nos lleva a la SALVACIÓN y ancho el que nos lleva a perdición.
Qué pesar saber que este joven rico se fue triste porque quería vivir la vida a su manera; con Dios es posible que te acerques y le permitas que borre tu pasado, reacciones y te arrepientas de todo lo que pusiste como primer lugar en tu vida.
Sea cual sea tu posesión, deja lo malo e incorrecto y cambia de dirección y camino, hacia una nueva vida que hoy te muestra JESÚS.