Devocional 018 agosto

Es Tiempo de Conectar, agosto 018

Dejo todo en el altar

Depositen en Él toda ansiedad, porque Él cuida de ustedes, dice 1 Pedro 5-7. ¿ En quién es el que debemos depositar todo aquello que nos aflige? Nuestras cargas, un futuro incierto, problemas familiares… en Dios, y en Su altar. Algunos dicen: 

«No seré feliz hasta que consiga un esposo, no seré feliz hasta que me deshaga del esposo, no seré feliz hasta que consiga una casa más grande, no seré feliz hasta que consiga un ascenso.» Lo cierto es que lo más importante es no perder la paz, pues cuando la perdemos, dejamos de disfrutar la vida.

Cuando nuestros sueños y metas se demoran en cumplirse y nos sentimos frustrados, es una señal de que nos estamos aferrando demasiado a algo y que tenemos que dejarlo en el altar. 

Es el momento perfecto para decirle a Dios: «Te entrego todo a Ti. Sabes lo que quiero, sabes los deseos que pusiste en mí, pero no me quiero sentir frustrado. Estoy confiando en tus tiempos y no en los míos. Sé que Tú conoces y sabes lo que es mejor para mí, y aunque no suceda lo que quiero, seguiré feliz y confiando en Ti con todo mi corazón.»

Es decirle a Dios: «Quiero entrar en esta universidad, pero si no me aceptan, aún así seguiré confiando en Ti.» «Dios mío, quiero mi sanidad, pero mientras siga luchando con esta aflicción, seguiré confiando en Tu protección.»

Con nuestras acciones le demostramos a Dios que confiamos en Él, y muchas veces Dios nos pedirá que dejemos ir las cosas que son importantes para nosotros, con tal de vivir felices. 

Le pasó a Abraham, a quien Dios le pidió que pusiera su único hijo en el altar, lo que él más amaba, aquel que había sido una promesa. Leemos en Génesis 22:9: «Cuando llegaron al lugar señalado por Dios, Abraham construyó un altar, preparó la leña, ató a su hijo Isaac y lo puso sobre el altar, encima de la leña.» Abraham fue obediente y lo preparó todo. Y justo cuando estaba por sacrificar a Isaac, Dios le dijo: «¡Detente! No lo hagas. Solo quería saber que soy lo más importante para ti.»

Si estás esperando por una promesa, mantén tu fe y pon tu sueño en el altar de Dios. Dios nos manda a ir a Su altar y dejar todo allí. Ana fue una mujer que vivía muy triste porque no podía tener hijos. ¿Qué hizo?

Fue al altar de Dios. 1 Samuel 1:7 dice: «Cada año, cuando iban a la casa del Señor, Penina la atormentaba hasta que Ana se ponía a llorar y no comía.» En el versículo 17 al 20 del mismo capítulo, Elí le dijo: «Ve en paz, que el Dios de Israel te conceda lo que le has pedido.» «¡Oh, muchas gracias!» exclamó ella. Comenzó a comer de nuevo y ya no estuvo triste.

Temprano, a la mañana siguiente, la familia se levantó y fue una vez más a adorar al Señor. Luego regresaron a su casa en Ramá. Ahora bien, cuando Elcana se acostó con Ana, el Señor se acordó de la súplica de ella y, a su debido tiempo, dio a luz un hijo a quien le puso por nombre Samuel, porque dijo: «Se lo pedí al Señor.»

Si la Biblia nos dice que cada año iba a la casa del Señor, es porque era una mujer de principios, que no se cansó de llevar a Dios sus quejas y necesidades. No dejó de ir al altar de Dios ni de cumplir sus pactos con Él. ¿En qué momento cambió su semblante? ¿Cuándo dejó de estar triste? Después de que fue al altar. Derramó su corazón y le creyó a Dios.

En el altar adoramos a Dios y Él cuida de nosotros, cumple Sus promesas y nos concede todo lo que hemos pedido. Deposito mi ansiedad y Dios me da lo que ansía mi corazón. Voy al altar de Dios y derramo mi corazón todos los días.

Te animamos a que dones en el siguiente enlace https://conectarglobal.org/donaciones/ . Así nos apoyarás a seguir con este hermoso servicio de llegar a muchas más personas.

Y que hagas uno de nuestros cursos en ⁠www.conectarglobal.org⁠ que son sin costo alguno.

Creado y narrado por Juan Bravo. producido por Conectar Global

Dar clic a la siguiente imagen para entrar a los cursos

Si el mensaje ha hablado a tu vida, deja un comentario a continuación.