Es Tiempo de Conectar, junio 022
El Precio de la Obediencia
“Toma a tu hijo, tu único hijo Isaac, y ofrécelo…” Génesis 22:1-2.
Vemos aquí uno de los momentos más duros que Abraham enfrentó cuando Dios le pide algo inusual y muy difícil de ejecutar: “Toma a Isaac, tu hijo, y ofrécelo en sacrificio.”
¿Te imaginas? Su hijo, la promesa, el sueño cumplido ¡y Dios le pide que lo entregue!
¿Cuántas veces nos creemos dueños absolutos de las bendiciones que Dios nos da, una familia, un empleo, una posición de influencia y por diferentes razones, Dios permite cambios y aún pérdidas?
Cuando obedecer duele de verdad
Aquí no hay lugar para medias tintas. Obedecer a Dios a veces duele. Obedecer a Dios a veces parece una locura.
Pero Abraham hizo algo que pocos harían: ¡confió!
Aunque no entendía, aunque dolía, reflexionó, puso su fe por encima del dolor y obedeció.
Hebreos 11:17: “Fue por la fe que Abraham ofreció a Isaac en sacrificio cuando Dios lo puso a prueba. Abraham, quien había recibido las promesas de Dios, estuvo dispuesto a sacrificar a su único hijo, Isaac,” ¿Y tú? ¿Qué tan caro es el precio que estás dispuesto a pagar?
No siempre el llamado de Dios es cómodo o sencillo. A veces implica renunciar a sueños, personas o planes.
Marcos 8:34: “Si alguien quiere seguirme, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame.”
Obedecer es un acto de entrega total. No una lista de cosas fáciles.
En un entrenamiento de liderazgo conocí al misionero Reinaldo Irreño quien nos contó que había sentido un llamado profundo a servir entre los pueblos indígenas de la remota selva amazónica colombiana. Cuando llegó el momento de mudarse con su familia a una de estas comunidades, uno de sus hijos cayó gravemente enfermo.
En ese entonces no había forma de comunicarse por celular, solo en persona. La comunidad indígena ya los esperaba en una fecha acordada, y el trayecto hasta allí tomaba varios días por caminos difíciles.
¿Qué debían hacer? ¿Quedarse para cuidar a su hijo enfermo? ¿Romper su compromiso con la comunidad a la que Dios los había enviado?
La noche antes de partir, Reinaldo y su esposa tomaron una difícil decisión de fe: llevaron a su hijo al altar del templo, oraron, lo consagraron a Dios y lo dejaron al cuidado de una familia de la iglesia. Luego, con el corazón en manos de Dios, emprendieron su viaje para cumplir con el llamado.
Un mes después, el pastor Reinaldo regresó para saber si su hijo había superado la enfermedad… o si había muerto.
La gran noticia fue que su hijo se había recuperado por completo y finalmente se lo pudo llevar a la comunidad indígena para unirse a la mamá y la familia.
Preguntas cruciales:
¿Estoy dispuesto a obedecer el llamado de Dios, incluso cuando hacerlo implica un alto costo personal o familiar?
¿Confío lo suficiente en Dios como para entregar en Sus manos lo que más amo, creyendo que Él cuidará mejor que yo?
¿Qué promesas o compromisos he dejado de cumplir por miedo, y qué me está pidiendo Dios que retome en fe el día de hoy?
Oración del día
Señor, ayúdame a confiar como Abraham, a poner mis manos en tus manos aun cuando no entienda, a obedecerte aunque me cueste. Porque sé que tú siempre tienes lo mejor para mí, y que tu llamado es más fuerte que cualquier sacrificio.
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Escrito y narrado por Juan Bravo, producido por Conectar Global