▷El Dios de los ejércitos

Es Tiempo de Conectar, julio 03

El Dios de los ejércitos

En el Salmo 69:6 encontramos:

«No sean avergonzados por causa mía los que en ti confían, oh Señor Dios de los ejércitos; No sean confundidos por mí los que te buscan, oh Dios de Israel.»

La buena noticia es que ha llegado el fin de nuestra vergüenza y de nuestra aflicción y comienza un tiempo nuevo para los que confiamos en Dios. Qué emocionante es saber que, como hijos del Dios de los ejércitos serán eliminados nuestros impedimentos y si es necesario, el sol y la luna se detendrán hasta que ganemos la batalla como en el caso de Josué cuando oró para que la luna y el sol se detuvieran con el fin de vencer a sus enemigos.

Dios dice que nunca estamos solos en la batalla y que Él está con nosotros. Dios tiene una fuerza de combate poderosa.

Isaías 1:24 dice: “Por eso afirma el Señor, el Señor Todopoderoso, el Fuerte de Israel: «Me desquitaré de mis adversarios, me vengaré de mis enemigos.”

Josué 1:5 «Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida; como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé.»

A Dios no se le escapa nada, tú eres intocable porque el escudo de Dios está a tu favor. El Señor de los ejércitos nunca duerme, Él vela mientras dormimos.

Quizá tú me dirás: “Es que tú no sabes por lo que estoy pasando. No tengo trabajo, las deudas me aplastan, estoy desesperado, me siento morir cada vez que algo me sale mal.

Déjame leerte lo que dice Pablo en 2 Corintios 4:8-12:

“Por todos lados nos presionan las dificultades, pero no nos aplastan. Estamos perplejos, pero no caemos en la desesperación. Somos perseguidos, pero nunca abandonados por Dios. Somos derribados, pero no destruidos. Mediante el sufrimiento, nuestro cuerpo sigue participando de la muerte de Jesús, para que la vida de Jesús también pueda verse en nuestro cuerpo.

Es cierto, vivimos en constante peligro de muerte porque servimos a Jesús, para que la vida de Jesús sea evidente en nuestro cuerpo que muere. Así que vivimos de cara a la muerte, pero esto ha dado como resultado la vida eterna para ustedes.” 2 Corintios 4:8-12.

La naturaleza humana siempre busca sentirnos protegidos. El enemigo aprovecha esa situación y nos hace pensar que Dios ya se adormeció para nosotros, que nos ha olvidado… que no nos protege, ni nos cuida. Dios mismo te cuida en este momento, Él es tu sombra protectora. Es el Señor de los ejércitos.

Isaías 27:2 NVI “Yo, el Señor, soy su guardián; todo el tiempo riego a mi viña …………………………………(coloca tu nombre). Día y noche cuido de ella para que nadie le haga daño.”

Quizá no te das cuenta porque estás más enfocado en el ruido que tus circunstancias están produciendo a tu alrededor, pero es necesario que apacigües tu corazón y escuches lo que el Señor tiene para ti.

“Estad quietos, y conoced que yo soy Dios…” Salmo 46:10. Guarda silencio, y deja que Dios pelee por ti.

El Señor de los ejércitos quiere ser el Dios que libre tus batallas, no te desanimes en el camino porque perderás el poder para conquistar. Pero quiero que recuerdes que tú y yo somos parte del ejército de Dios, no el sindicato de Dios para andar protestando; tenemos que obedecer todo lo que Él nos dice; si vas a temerle a algo, témele a Dios.

Él te escucha, convierte cada una de tus preocupaciones en oraciones.

Finalmente encontramos en Santiago 5:4b “… El clamor de esos trabajadores ha llegado a oídos del Señor de los ejércitos.”

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