▷Mujeres que cambiaron su historia

Es Tiempo de Conectar, marzo 07

Mujeres que cambiaron su historia

Rut fue una mujer comprometida al 100%.

Rut 1:16-17 «Respondió Rut: No me ruegues que te deje, y me aparte de ti; porque a dondequiera que tú fueres, iré yo, y dondequiera que vivieres, viviré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios. Donde tú murieres, moriré yo, y allí seré sepultada; así me haga Jehová, y aun me añada, que sólo la muerte hará separación entre nosotras dos.»

El compromiso de Rut fue probado, comprobado y reafirmado.

Orfa dejó a Noemí pero Rut permaneció con ella. El compromiso es lo que nos hace permanecer cuando otros huyen.

Una gallina le dijo a un cerdo: «Tú y yo podríamos hacer algo para ayudar a resolver el problema del hambre en el mundo.

Me parece muy bien, ¿qué podríamos hacer? Preguntó el cerdo. Yo podría poner unos huevos y tú puedes poner el jamón, dijo la gallina.

Muy lista, dijo el cerdo. A ti poner unos huevos no te cuesta mucho, a mí el jamón me cuesta la vida.»

¿Cuál es tu compromiso… como el de la gallina o como el del cerdo? ¿Das algo de ti o has rendido toda tu vida a Dios?

El compromiso es lo que separa a los soñadores de los hacedores. El compromiso es lo que separa lo ordinario de lo extraordinario.

Rut se comprometió con Dios primero y eso la ayudó a ser comprometida en sus demás relaciones.

Abigail una mujer de carácter e intercesión.

1° Samuel 25:3 “Y aquel varón se llamaba Nabal, y su mujer, Abigail. Era aquella mujer de buen entendimiento y de hermosa apariencia, pero el hombre era duro y de malas obras; y era del linaje de Caleb.”
Abigail tenía buen entendimiento, sabía tomar decisiones sabias no guiadas por sus emociones sino por Dios.

Muchas Abigailes tienen una lucha tenaz con hombres duros en casa, que cometen malas obras pero a pesar de eso su carácter se mantiene firme en Dios.

¡Te invito hoy a que te vuelvas una intercesora!

Abigail sabía interceder delante del Señor por su familia y su nación. De la misma manera las mujeres tienen una unción especial para la intercesión porque pagan un precio en el lugar secreto para traer bendición a su familia.

Lidia una mujer de oración.

Hechos 16:14-15 «Una de ellas era Lidia, de la ciudad de Tiatira, una comerciante de tela púrpura muy costosa, quien adoraba a Dios. Mientras nos escuchaba, el Señor abrió su corazón y aceptó lo que Pablo decía.

Ella y los de su casa fueron bautizados, y nos invitó a que fuéramos sus huéspedes. «Si ustedes reconocen que soy una verdadera creyente en el Señor —dijo ella—, vengan a quedarse en mi casa». Y nos insistió hasta que aceptamos.»

Lidia por su hospitalidad y oración hizo que toda su familia fuera salva. Lidia abrió su casa y vino salvación.

Recuerda que pequeños detalles hacen grandes diferencias.

Rahab una mujer determinada a pesar de su mala fama.

Josué 2:9-11 «Sé que el Señor les ha dado esta tierra. Todos tenemos miedo de ustedes. Cada habitante de esta tierra vive aterrorizado.

Pues hemos oído cómo el Señor les abrió un camino en seco para que atravesaran el mar Rojo cuando salieron de Egipto. Y sabemos lo que les hicieron a Sehón y a Og, los dos reyes amorreos al oriente del río Jordán, cuyos pueblos ustedes destruyeron por completo.

¡No es extraño que nuestro corazón esté lleno de temor! A nadie le queda valor para pelear después de oír semejantes cosas. Pues el Señor su Dios es el Dios supremo arriba, en los cielos, y abajo, en la tierra.»

Rahabn fue una prostituta de Jericó que ayudó a los espías israelitas a tomarse la ciudad en tiempo de Josué. A pesar de su pasado y a pesar de sus problemas, esta mujer llegó a estar en el salón de los Héroes de la Fe. Así que, no olvides que los errores en tu pasado que el enemigo quiere usar para destruirte, Dios los quiere usar para bendecirte.

Dios quiere salvar las familias de la tierra pero hay alguien que necesita determinarse a hacer la diferencia.
Dios cambió a Rahab y esta mujer no solo tuvo descendencia sino que Dios le dio el privilegio de ser parte de la genealogía de Jesús. De Rahab aprendí que no importa nuestro pasado sino en las manos de quién lo pones.

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