Es Tiempo de Conectar, abril 12
El Espíritu Santo nos renueva
El Rey David en el Salmo 51:10- 13, nos da ejemplo y nos inspira a hacer una oración llena de humildad y de vulnerabilidad que toca las fibras del corazón de Dios cuando le dice, «Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio y renueva un espíritu fiel dentro de mí.
No me expulses de tu presencia y no me quites tu Espíritu Santo.
Restaura en mí la alegría de tu salvación y haz que esté dispuesto a obedecerte.»
El gozo y la alegría se habían apagado en la vida de David. Ya nada era igual, no sentía lo mismo, algo que nos sucede a todos y en especial cuando nos hemos desviado del camino, cuando le hemos fallado o cuando cargamos vergüenza por nuestros actos. Perdemos las ganas de todo, de orar, de ir a la iglesia, de recibir una enseñanza de la Palabra y nos volvemos “anti todo” y muchas veces, la vergüenza es más grande que el amor que le tenemos a Dios. Antes, el deseo de David por estar en la presencia de Dios era tan grande que superaba cualquier obstáculo con tal de estar en Su presencia.
Fue un hombre celoso y apasionado por la presencia de Dios y le amaba, pero llegó el momento en el que David clamó a Dios diciéndole: “No me expulses de tu presencia y no me quites tu Espíritu Santo. Restaura en mí la alegría de tu salvación y haz que esté dispuesto a obedecerte.”
Por el tiempo cuando escribió este salmo, Dios ya le había quitado un hijo y David sabía lo que era sentir un dolor profundo por la pérdida de un ser querido, ya sabía lo que era sentir que no existen fuerzas para avanzar, era consciente de su propio pecado.
Cuando nos pasa algo similar, es que necesitamos ser renovados por Dios, que nos haga de nuevo, que nos perdone y que nos ayude a volver a empezar.
Dice la Escritura que David tenía un corazón conforme al de Dios porque a pesar de sus caídas y sin importar la gravedad de sus acciones, anhelaba siempre la presencia de Dios y buscaba renovarse allí, Él nunca tiró la toalla, nunca se olvidó del llamado y siempre creyó en un Dios que perdona y que restaura.
Ezequiel 36:26-27 NBD dice,
“Les daré un nuevo corazón, y les infundiré un espíritu nuevo; les quitaré ese corazón de piedra que ahora tienen, y les pondré un corazón de carne. Infundiré mi Espíritu en ustedes, y haré que sigan mis preceptos y obedezcan mis leyes.”
Te invito a que creamos esta Palabra y no lo que te dicen tus remordimientos ni las acusaciones del enemigo.
Si estás cansado y frustrado, sientes desánimo y que siembras, pero no cosechas, que trabajas, pero no hay fruto, que tu corazón se ha endurecido y que ya no late fuerte por Dios.
2 Corintios 4:8-9 y 16,
“… que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados; perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos; Por tanto, no desmayamos; antes, aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día.»
¡Renuévate como las águilas!
El águila es el ave con mayor longevidad en su especie. Llega a vivir hasta 70 años, pero para llegar a esa edad, a los 40 debe tomar una seria y difícil decisión. A los 40 años, sus uñas están apretadas y flexibles y no consigue tomar a sus presas de las cuales se alimenta. Su pico largo y puntiagudo se curva, apuntando contra el pecho. Sus alas están envejecidas y pesadas y sus plumas gruesas. ¡Volar se hace ya muy difícil! Entonces, el águila tiene solamente dos alternativas: morir o enfrentar un doloroso proceso de renovación que durará 150 días.
Ese proceso consiste en volar hacia lo alto de una montaña y quedarse ahí, en un nido cercano a un paredón, en donde no tenga la necesidad de volar. Después de encontrar ese lugar, el águila comienza a golpear su pico en la pared hasta conseguir arrancarlo. Luego debe esperar el crecimiento de uno nuevo con el que desprende una a una sus uñas.
Cuando las nuevas uñas comiencen a nacer, comenzará a desplumar cada una de sus plumas viejas. Solo después de cinco meses, saldrá para su vuelo de renovación y preparada para vivir 30 años más.
En nuestras vidas, muchas veces tenemos que pasar por este mismo proceso de renovación para continuar un vuelo de victoria, debemos desprendernos de hábitos, tradiciones y recuerdos que nos causaron dolor. Solamente libres del peso del pasado, podremos aprovechar el resultado valioso que una renovación siempre trae.
Pide a Dios conmigo en este momento: “Quiero ser renovado por tu Espíritu, me quiero volver a enamorar de ti y no apartarme nunca de tu presencia.”
Aun cuando tus reservas están agotadas, puedes ir a la fuente de tu renovación a buscar más, para volver a llenarte de Dios.
Hoy a través de Su aliento, Él nos dará nuevas fuerzas, nos va a renovar.
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