Es Tiempo de Conectar, julio 18

Dios es Verdad

Un mentira es todo aquello que se opone a la verdad de la Palabra de Dios y del testimonio de Jesús, todo lo que la contradice. Cuando empezamos a estudiar la Biblia, aprendimos que la Palabra de Dios es la verdad y la fuente de toda inspiración. No es una verdad, no contiene elementos de verdad, es TODA LA VERDAD.

Juan 8:44 RVC “Ustedes son de su padre el diablo, y quieren cumplir con los deseos de su padre, quien desde el principio ha sido un homicida. No se mantiene en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, habla de lo que le es propio; porque es mentiroso y padre de la mentira.”

Una poderosa arma del enemigo en contra nuestra es la mentira. Él conoció la verdad, pero no permaneció en ella, porque la verdad no estaba dentro de él. La verdad es Jesús. Nosotros tenemos a Jesús en nuestro corazón y sólo cuando estamos en comunión con Dios identificamos la mentira. El único que nos podrá librar del peso de la verdad de nuestro pasado es Jesús.

Él dijo en Juan 14:6 » Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie puede ir al Padre si no es por medio de mí.»

Deuteronomio 32:4 “Él es nuestra Roca, y su obra es perfecta; todos sus caminos son de justicia. Es el Dios de la verdad, justo y recto; en él no hay ninguna maldad.”

La misma Biblia dice: La suma de tu Palabra es verdad. Sin embargo, olvidamos esto y aceptamos pensamientos que contradicen su Palabra y ni no nos damos cuenta. Nuestra mente es un campo de batalla del enemigo y constantemente este envía sus dardos para robar, matar y destruir con el fin de anular el propósito de Dios en nuestra vida. ¿Qué debemos hacer entonces? Cada día debemos buscar a Dios e identificar los dardos de mentira que el enemigo nos lanza y anularlos con la Palabra de Dios.

Tu eres todo lo que la Palabra de Dios dice que eres, tienes todo lo que la palabra de Dios dice que tienes y puedes hacer todo lo que la palabra de Dios dice que puedes hacer. Que tu espejo y tu verdad sean la Palabra de Dios.

Juan 17:17-20 en la versión Reina Valera Contemporánea dice:

“Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad. Tal como tú me enviaste al mundo, así yo los he enviado al mundo. Y por ellos yo me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad. Pero no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos.”

Jesús oró para que fuéramos santificados y para que permanezcamos en la Verdad.

Efesios 4:24 dice: “Y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad.”

Vístete de la verdad de Dios, quita de tu vida esos vestidos de pecado y vuélvete a la santidad de Dios; cuando una mentira del enemigo te dice que estás enfermo, la verdad de Dios dice que en la cruz fuiste sanado.

Mientras que la mentira te dice que nunca podrás ser libre de tu pasado o de tus adicciones del presente, la verdad de Dios te dice: «las cosas viejas pasaron, Él hace nuevas todas las cosas.”

Te animo a que en voz alta repitas esta verdad una y otra vez y te aseguro que vas ir rompiendo con esos patrones que te mantienen cautivo.

Al pensar en mis propias pesadillas, me veía sentado en la silla del «acusado» por la «verdad» de mi pasado que tenía mucho de cierto; sin embargo el mismo Jesús dijo de la mujer que sorprendieron en el mismo acto de adulterio: «Quien esté libre de pecado que tire la primera piedra,» refiriéndose a que todos lidiamos con semejantes luchas y tentaciones.

Muchos se disfrazan de fariseos hipócritas juzgando el pasado de los demás sin ningún derecho.

«Al oír eso, los acusadores se fueron retirando uno tras otro, comenzando por los de más edad, hasta que quedaron sólo Jesús y la mujer en medio de la multitud. Entonces Jesús se incorporó de nuevo y le dijo a la mujer: ¿Dónde están los que te acusaban? ¿Ni uno de ellos te condenó? Ninguno, Señor, dijo ella. Yo tampoco, le dijo Jesús. Vete y no peques más.» Juan 8:9-11 NTV.

El Dios que yo conozco, no condena a nadie, sino que AMA y ofrece la posibilidad de cambio.

No te equivoques si piensas que el hecho de confesar nuestros pecados a otras personas, nos hace libres, lo que nos hace verdaderamente libres de los fantasmas del pasado y de los tormentosos recuerdos es el confesar nuestra «verdad» delante de Jesús.

Jesús lo dijo así en Juan 8:31-32 RVC: “Si ustedes permanecen en mi palabra, serán verdaderamente mis discípulos; y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres.”

A todos nos llega el momento de confrontarnos con nuestra propia realidad. Así que no te demores en tener un encuentro con Jesús y aceptar que fallaste. Es cierto que soy culpable de todo lo que se me acusa, pero el verdadero valor de mi propia verdad está en Dios y con Él se puede tener un «borrón y cuenta nueva.»

Inténtalo, pues será liberador para ti.

A veces quisiéramos contar con alguien, abrir nuestro corazón y decirle nuestra «verdad,» que nos escuche y que no nos condene ni nos deje en el piso y esa persona es Dios, el único que nos brinda un camino nuevo por el cual andar, que entierra nuestro pasado y nunca nos lo recuerda.

2 Corintios 5:17 NTV dice:

«Esto significa que todo el que pertenece a Cristo se ha convertido en una persona nueva. La vida antigua ha pasado, ¡una nueva vida ha comenzado!»

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