Es Tiempo de Conectar, julio 20

Dios es Amor

Él te ama; su amor por nosotros es eterno, perfecto e incondicional.

Él nos ama, no porque nosotros lo merezcamos, sino porque Él es amor.

1 Juan 4:8 dice: “El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor.”

Es su naturaleza; no nos ama ahora que somos cristianos ni nos ama más que cuando estábamos perdidos en el pecado.

Jeremías 31:3 dice: “Dios se manifestó a mí hace ya mucho tiempo, diciendo: Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia”.

Dios siempre busca oportunidades para manifestarnos su amor.

El amor humano es condicional; solemos amar a los que nos aman y rechazar o aborrecer a quienes no. Amamos mientras las personas nos complazcan, o la pasemos bien con ellas. En nombre del amor utilizamos muchas veces a la gente y también muchas veces decidimos dejar de amar.

En cambio, el amor de Dios es incondicional e inmutable; es eterno; no busca utilizar, ni sacar provecho, sino servir y bendecir. Busca dar en vez de recibir.

1 Corintios 13:4-8 dice: “El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, más se goza en la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser…”

¿Crees que podría hacer algo por lo que Dios dejaría de amarte?
¿Crees que algo te podría separar del amor de Dios?

Romanos 8:38-39 dice: “Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.”

Nada nos podrá separar de su amor, ni nuestras equivocaciones, absolutamente NADA. ¡Qué cosa tan confortante!

Es muy importante que creas que Dios, tu Padre, te ama pues el mundo está lleno de personas que creen que Dios puede ayudarles, hacer un milagro por ellos, pero el problema es que no están seguros de que quiera, porque no están seguros de ser amados por Él. Y cuando uno no está seguro del amor de Dios…no hay fe.

Es por eso que el Apóstol Juan dice en 1 Juan 4:16:

“Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios ES amor y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él.”

Dios te amó, te ama hoy y te amará siempre, no porque tú hayas hecho algo para merecer ese amor, no porque te lo hayas ganado, sino que es inmerecidamente por pura gracia.

Efesios 2:4-5: “pero Dios que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia soy salvo).

La manifestación más grande del amor la vemos en Juan 3:16:

“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, más tenga vida eterna.”

Muchas veces medimos el amor de Dios por las circunstancias que nos ha tocado vivir, por cómo nos ha ido en la vida.

Para muchos que han tenido padres ausentes o abusivos les es difícil creer en un Padre amoroso, pero cuando el Espíritu Santo sana todas nuestras heridas, nos faculta para cambiar esta situación.

Romanos 5:8 dice: “Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que, siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. “

1 Juan 4:9-10 dice:

“En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo Unigénito al mundo, para que vivamos por Él.”

Dios nos amó y lo demostró con creces…dando a su Hijo por nosotros y en Jesús todos recibimos la misma porción de amor.

Ahora, si Dios nos dio lo que más amaba, ¿crees que nos negará algo, si lo que le pedimos es conforme a su Palabra?

¿Qué dice la Biblia?

Romanos 8:32 “El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con Él todas las cosas?”

Sólo el amor de Dios llena el vacío del corazón.

El hombre desde que nace, tiene en el corazón un vacío que trata de llenar con diferentes cosas: unos con el amor de un hombre o de una mujer, otros con la fama, con el poder, con un deporte o una afición, con la suerte, con los hijos, con el trabajo, con el estudio, etc.

Sin embargo el vacío que todos tenemos adentro sólo puede ser llenado con el tierno amor del Señor Jesús.

Dios ES amor y siempre que acudamos a Él podremos beber de ese amor porque Él es fuente inagotable; en cambio el hombre es como una cisterna, una vasija cuyo fondo está rajado por el pecado o por heridas del pasado, y por más que pongamos amor en esa vasija, por más que creamos que está llena, en el momento de tener sed, acudimos para beber de ella y la sorpresa es que nunca encontramos la misma medida en que lo dejamos y eso nos hace sentir mal.

Jeremías 2:13 “Porque dos males han hecho mi pueblo, me dejaron a mí, fuente de agua viva, y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen agua.”

Vayamos, pues, sin prejuicio alguno, directo a la fuente del amor, a Dios, y entonces cuando Él nos haya saciado tendremos amor de sobra para repartir a los demás; porque sólo podemos dar de lo que hemos recibido.

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