«Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida.» —Proverbios 4:23

Pasamos la vida viviendo en un campo minado

Es común la corrupción alrededor nuestro, imágenes sexuales, mensajes facilistas sobre cómo lograr el éxito, la belleza femeninista, tentaciones que nos acechan y el internet que no duerme. Las redes sociales normalizan lo inmoral y la pornografía disfrazada destruye la autoestima, la intimidad, los matrimonios, y la comunión con Dios.

La pregunta no es cómo vamos a salir en victoria en un mundo minado de degradación sino cómo vamos a estar mejor preparados para enfrentar estas batallas.

Ante la creciente preocupación por cómo las redes sociales están moldeando nuestras opiniones, pensamientos y comportamientos, vi en TV a un periodista expresar con firmeza: «Si esto es así, entonces debemos reducir su uso o incluso desconectarnos por un tiempo.»

¿Por qué somos tan vulnerables?
Porque somos visuales. Dios nos diseñó así, pero el enemigo explota esta virtud y la convierte en un campo de batalla.
Porque estamos solos. Muchos hombres no tienen con quién hablar. Guardan secretos por vergüenza o miedo al rechazo.

Porque no hemos renovado nuestra mente. Estamos saturados de mensajes que alimentan el ego, la lujuria, el orgullo y la autosuficiencia.

Porque no somos intencionales. Esperamos tener autocontrol en la tentación, pero no nos preparamos antes de que llegue.

Quizás lo he dicho antes pero una de las maneras cómo me he blindado en los últimos 25 años ha sido contar con un grupo de amigos cristianos y no cristianos con los que me reúno todos los viernes a las 7:30 am, muchas veces por Zoom cuando estoy de viaje.

Los ídolos de hoy son peligros silenciosos
Dios no solo condena la inmoralidad visible, también condena nuestra idolatría.
El dinero es esencial para la vida pero se vuelve una tentación cuando manejo dinero ajeno y no rindo cuentas.

La fama: cuando buscas la aprobación de otros para sentirte valioso y no buscas la aprobación de Dios.

Alguien debe ejercer influencia y poder pero se abusa de él.
Jesús dijo en Mateo 6:24, «Nadie puede servir a dos señores… No se puede servir a Dios y a las riquezas.”

Para no pasar la vida luchando con los mismos demonios, Dios ha establecido una manera de blindarnos. Ayer mencioné que la manera de blindar nuestra economía es siendo generosos con el diezmo. ¿Pero qué de las otras áreas que son tan o quizás más importantes?

Lo primero es rendir nuestro corazón a diario. Cada mañana orar: “Señor, toma mi corazón, mis ojos, mis pensamientos. Protégeme de mí mismo.”

Controlar lo que entra por nuestros ojos. Job dijo en Job 31:1, “Hice un pacto con mis ojos de no mirar con lujuria a ninguna mujer.” Instala filtros, limita tu exposición.

“De la misma manera, el marido debe amar a su esposa como ama a su propio cuerpo. Pues un hombre que ama a su esposa en realidad demuestra que se ama a sí mismo.” Efesios 5:28.

Cuando enriquecemos nuestra relación matrimonial, cuando amamos a nuestro cónyuge, cuando suplimos sus necesidades, esto se nos devuelve.

Alimentar la mente con la verdad. No podemos vivir en victoria si nuestra mente está envenenada. Llénate de la Palabra. Escucha buenos mensajes en YouTube o Spotify. Memoriza versículos.

Sé parte de una comunidad. No es necesario pelear solo. La rendición de cuentas entre personas maduras es clave. Dale permiso a alguien que te pueda hacer preguntas cruciales tales cómo: ¿Cómo estás realmente?

Reconoce los detonantes tales como la soledad, trabajar sin descansar, la ansiedad o el enojo que es producto del control muchas veces nos empujan hacia la tentación. Conócelos antes de que te dominen.

Recuerda que Jesús también fue tentado en todo… y venció.

Oración
Señor, reconozco mi debilidad y la necesidad de tu fortaleza. El mundo está lleno de trampas que quieren contaminar mi mente, mi cuerpo y mi alma. 

Hoy decido blindarme con tu Palabra, con la rendición de cuentas y con el compromiso de caminar en integridad.

Amén.

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Creado y narrado por Juan Bravo. producido por Conectar Global