
Es Tiempo de Conectar, marzo 001
Necesidades humanas profundas
“Allí estaba el pozo de Jacob; y Jesús, cansado por la larga caminata, se sentó junto al pozo cerca del mediodía. Poco después, llegó una mujer samaritana a sacar agua, y Jesús le dijo: Por favor, dame un poco de agua para beber. La mujer se sorprendió, ya que los judíos rechazan todo trato con los samaritanos.
Entonces le dijo a Jesús: Usted es judío, y yo soy una mujer samaritana. ¿Por qué me pide agua para beber? Jesús contestó: Si tan solo supieras el regalo que Dios tiene para ti y con quién estás hablando, tú me pedirías a mí, y yo te daría agua viva.
Pero señor, usted no tiene ni una soga ni un balde, le dijo ella, y este pozo es muy profundo. ¿De dónde va a sacar esa agua viva?” Juan 4:6-7,9-11
Jesús, decide pasar por Samaria, una región que los judíos usualmente evitaban debido a antiguas enemistades. Cansado del viaje, se sienta junto al pozo de Jacob alrededor del mediodía. Una mujer samaritana se acerca para sacar agua a esta hora inusual, posiblemente para no encontrarse con otros que sabían de ella, y Jesús le pide de beber, iniciando así una conversación que rompería múltiples barreras culturales, religiosas y sociales.
Las profundidades que hay en nuestro interior
Así como la mujer samaritana percibía la profundidad del pozo como una barrera, nosotros a menudo consideramos que nuestros “pozos” internos, nuestros fracasos, temores y errores pasados, son demasiado profundos para sanar. Podemos pensar que nuestros problemas están más allá del alcance de Jesús, limitando su poder transformador en nuestras vidas.
Jesús es la fuente de lo alto
Es esencial entender que Jesús no se nutre de nuestra naturaleza humana, no depende de nuestros propios recursos, de lo que le podamos ofrecer a Dios, sino de recibir completa gracia que sólo Él nos brinda.
Lecciones del Encuentro
Jesús rompe barreras culturales y sociales: Al hablar con una mujer samaritana, Jesús desafía las normas de su tiempo, mostrando que su mensaje trasciende culturas y divisiones religiosas.
El ofrecimiento del «agua viva»: Jesús ofrece a la mujer “agua viva” que va a saciar su sed para siempre. Este simbolismo representa la satisfacción profunda que solo Él puede ofrecer. Nos recuerda que nuestras necesidades más profundas sólo pueden ser satisfechas en Cristo.
Confrontación con la verdad: Jesús revela la vida personal de la mujer, incluyendo sus relaciones pasadas y presentes, sin la intención de condenarla, sino de llevarla a una comprensión profunda de su necesidad espiritual.
Transformación y testimonio: Impactada por su encuentro con Jesús, la mujer deja su cántaro y corre a la ciudad para contarle a otros sobre Él. Su testimonio lleva a muchos samaritanos a creer en Jesús. Esto nos muestra cómo un encuentro personal con Jesús nos hace portavoces efectivos de su amor y verdad. No vamos a ser tan efectivos si no tenemos este encuentro personal.
¡Señor sólo tú puedes saciar mi sed! Amén.
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