“Porque: El que quiera amar la vida y ver días buenos, refrene su lengua del mal, y sus labios no hablen engaño; apártese del mal y haga el bien; busque la paz y sígala.” (1 Pedro 3:10-11)

Qué bueno sería vivir bien, todos anhelamos una vida plena, con propósito, y “días buenos” en los que podamos disfrutar la bendición de Dios. Esta porción de la Escritura la repetimos todos en mi familia y nuestras hijas ya adultas la saben de memoria desde pequeñas.

Escucha con cuidado lo que la Palabra nos promete, nos da una clave sencilla para que esto ocurra; es a la vez profunda y nos desafía diciendo que la calidad de nuestra vida está ligada a nuestro comportamiento, a la manera cómo somos de veraces y transparentes, a como usamos nuestra lengua y nuestras acciones.

Refrena tu lengua del mal.
Las palabras tienen poder: levantan o destruyen, sanan o hieren. El mal uso de la lengua genera división, dolor y enemistad. Quien ama la vida aprende a callar cuando es necesario y a hablar con gracia y verdad.

“Hasta los necios pasan por sabios si permanecen callados; parecen inteligentes cuando mantienen la boca cerrada.” Proverbios 17:28
Que tus labios no hablen mentira.

Si quieres usar la mentira como atajo, siempre te va a cobrar factura. La verdad, aunque duela al inicio, trae libertad y confianza. Dios ama y respalda al que busca ser transparente y procura caminar en integridad.

“El Señor detesta los labios mentirosos, pero se deleita en los que dicen la verdad.” Proverbios 12:22

Apártate del mal y haz el bien.
No es suficiente apartarnos de hacer cosas malas sino que estamos llamados a practicar activamente el bien. La vida plena se encuentra en actos de obediencia, de servicio, de justicia y de amor.

“No dejen que el mal los venza, más bien venzan el mal haciendo el bien.” Romanos 12:21

Busca la paz y síguela.
Es muy fácil encontrarnos en circunstancias donde hay confusión, peleas, discusiones pues todos nosotros somos diferentes y cada persona tiene su propia opinión y las cosas se ponen aún más interesantes cuando hay pasión. Sin embargo, más importante qué ganar un argumento o imponer algo es encontrar paz y tranquilidad.

Es tan fácil perder la paz pero aprender en cómo se conserva o se adquiere es más importante. La paz no siempre llega sola sino que hay qué buscarla intencionalmente, hay qué procurarla. Esto implica perdonar, ceder y ser sensato y preguntarte qué tanto vale la pena estar apegado a una posición.

Aplicación práctica:
Haz un compromiso de usar tu boca hoy solo para edificar, no para criticar.
Revisa si hay alguna mentira o falta de integridad que necesitas confesar o corregir.

Haz una acción concreta de bondad y servicio hoy.
Ora por paz en tus relaciones y da tú el primer paso en alcanzarla.

Oración:
San Francisco de Asís oró así: Señor, haz de mí un instrumento de tu paz. Donde haya odio, siembre yo amor; Donde haya dolor, perdón; Donde hay duda, fe; Donde haya desesperación, esperanza; Donde haya oscuridad, luz; Y donde haya tristeza, felicidad

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Creado y narrado por Juan Bravo. producido por Conectar Global