Devocional 021 septiembre

Es Tiempo de Conectar, septiembre 021

¿De quién dependes realmente?

“Muéstrame, Señor, tus caminos, enséñame tus sendas. Encamíname en tu verdad y enséñame, porque tú eres el Dios de mi salvación; en ti espero todo el día.” Salmo 25:4-5.

“El Señor es bueno y hace lo correcto; les muestra el buen camino a los que andan descarriados. Guía a los humildes para que hagan lo correcto; les enseña su camino. El Señor guía con fidelidad y amor inagotable a todos los que obedecen su pacto y cumplen sus exigencias. Por el honor de tu nombre, oh Señor , perdona mis pecados, que son muchos.

¿Quiénes son los que temen al Señor ? Él les mostrará el sendero que deben elegir. Vivirán en prosperidad, y sus hijos heredarán la tierra. El Señor es amigo de los que le temen; a ellos les enseña su pacto. 

Mis ojos están siempre puestos en el Señor , porque él me rescata de las trampas de mis enemigos.” Salmos 25:8-15.

Deja de confiar en ti mismo. David era rey, guerrero, estratega… pero en este salmo no se apoya en nada de eso. Reconoce que no sabe qué hacer y clama: “Muéstrame, Señor, tus caminos.”

¡Cuántas veces tú y yo nos creemos tan autosuficientes!
Hacemos planes, tomamos decisiones y pedimos a Dios que bendiga lo que nosotros ya decidimos hacer. Pero David nos recuerda, no es mi camino, es el Suyo.

No sigas confiando en tu experiencia, tus estudios, tu network, tu conocimiento, tu dinero o tus contactos. ¡Humíllate y busca la dirección de Dios!
Arrepiéntete de verdad. A David no se le olvida de dónde viene y ora, “No recuerdes los pecados de mi juventud.” v.7.

Muchos quieren que Dios les bendiga, que bendiga sus planes e iniciativas sin renunciar a aquellas cosas que no agradan a Dios.

Queremos tener una vida tranquila, pero no nos examinamos y seguimos con vicios ocultos.

Queremos prosperar, pero seguimos mintiendo y manipulando.
Queremos dirección, pero no obedecemos lo básico.

El perdón siempre va a estar disponible, pero debe haber determinación y arrepentimiento genuino, así que deja de esconder lo que Dios ya ve.

Aprende a esperar sin quejarte. Dice el v. 5, “En ti espero todo el día.” (v.5)
La generación actual detesta la espera. Queremos respuestas inmediatas, milagros exprés, puertas abiertas sin primero pasar por procesos. Pero David entendió que es mejor tomar decisiones y consultar a Dios que correr sin dirección y que solo quien espera en Dios camina sobre terreno firme así que deja de correr detrás de atajos y aprende a esperar en Dios aunque duela.

Deja de mirar a los enemigos sino mira al Señor. David reconoce que está rodeado: “Mira cuántos son mis enemigos y con qué violencia me odian.” (v.19). Pero no se obsesiona con ellos, no busca venganza sino clama por protección.

¿En quién o en qué tienes puestos tus ojos? ¿En lo que otros piensan, en lo que te hicieron, en tus circunstancias? Levanta la mirada. El que fija sus ojos en el enemigo termina viviendo en miedo; el que los fija en Dios camina en victoria.
Tu vida no es un juego, es seria y corta. El salmo termina reconociendo la fragilidad humana.

David supo que la vida no se mide por logros, títulos o conquistas, sino por caminar con un corazón íntegro delante de Dios.

¿Estás viviendo sólo para tus metas o para los propósitos de Dios? ¿Seguirás jugando a ser cristiano o vas a rendirte de una vez por todas?

Oración
Señor, reconozco que muchas veces me he creído sabio en mi propia opinión. Perdona mis pecados ocultos, mis atajos y mi autosuficiencia. Enséñame a esperar, a depender y a caminar contigo cada día. Hoy decido soltar mi camino para abrazar el tuyo. Amén.

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