Es Tiempo de Conectar, julio 029
Restáuranos, oh Dios
«Oh Pastor de Israel, escucha; tú que pastoreas como a ovejas a José, que estás entre querubines, resplandece. Despierta tu poder delante de Efraín, Benjamín y Manasés, y ven a salvarnos. ¡Oh Dios, restáuranos! Haz resplandecer tu rostro, y seremos salvos.» Salmo 80:1–3.
El Salmo 80 es una oración profunda, cargada de urgencia y desespero. Es el clamor de un pueblo que reconoce su necesidad de Dios, que ha sido quebrantado, pero que no ha perdido la esperanza en el poder restaurador y fidelidad del Señor.
Así como estas tribus con su propia historia representan distintas tribus de Israel, hoy nosotros venimos de diferentes contextos: diferentes apellidos, diferentes familias, iglesias, culturas, hasta diferentes heridas. Pero todos necesitamos lo mismo: la restauración del Buen Pastor.
Lo interesante es que el salmista invoca a tres tribus específicas: Efraín, Benjamín y Manasés.
¿Por qué esas?
Estas tres tribus eran descendientes de Raquel; Benjamín era hijo de Jacob y Raquel; Efraín y Manasés, hijos de José, quien también era hijo de Raquel. Eran parte de la historia más íntima de la familia de Israel, representaban fuerza, legado y promesa.
Además, según Números 2:17–24, cuando el pueblo marchaba en el desierto, estas tres tribus acampaban juntas, justo detrás del arca del pacto, donde estaba la presencia de Dios. Esto nos sugiere que el salmista no está hablando solo de tres tribus, sino de todo un pueblo unido que clama por el regreso del cuidado y la presencia de Dios.
“Despierta tu poder y ven a salvarnos,” es una oración que no nace de la comodidad, sino del quebranto que produce la necesidad. Es un clamor colectivo que dice: “Nos alejamos de Ti.”
“Hemos sufrido las consecuencias de nuestras pobres elecciones, sin embargo sabemos quién eres, y aún creemos que puedes restaurarnos.”
La frase que se repite varias veces en el Salmo 80 es: «Restáuranos, oh Dios; haz resplandecer tu rostro, y seremos salvos.» No dice: “Haznos poderosos,” ni “devuélvenos el éxito,” sino: «Haznos ver tu rostro.» Es decir, restaura nuestra relación contigo, que sintamos tu presencia, que seamos de tu agrado.
Hoy podemos hacer nuestra esta oración. En medio de tanto ruido, ciudades necesitadas y con tanta confusión, en medio de un liderazgo pobre, familias quebradas o iglesias divididas, necesitamos volver a clamar con humildad y unidad:
Señor, despierta tu poder en medio de nosotros.
Ven a salvarnos, porque nuestra inteligencia no es suficiente y nuestras fuerzas flaquean.
Haz resplandecer tu rostro, porque nada nos satisface como tu presencia.
Aplicaciones para hoy:
Unidad en el clamor: Como Efraín, Benjamín y Manasés, no estamos solos. Necesitamos orar juntos, como cuerpo, por restauración.
Dios puede despertar su poder en ti: Cuando todo parece dormido o apagado, Dios sigue teniendo poder para obrar.
Él restaura lo que parece perdido: Ya sea una familia dividida, una fe debilitada o una nación en crisis.
Oración
Señor, de la manera como lo hace el salmista, hoy con humildad te rogamos que nos restaures. A veces hemos caminado independiente de Ti, como si pudiéramos solos.
Pero hoy reconocemos que necesitamos que Tú despiertes tu poder en medio de nosotros. Ven a salvar nuestras familias, nuestras ciudades, nuestras generaciones. Haz resplandecer tu rostro sobre nosotros… y seremos salvos. Amén.
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Creado y narrado por Juan Bravo. producido por Conectar Global