Devocional diario noviembre 15

Escuchando su voz

Los afanes de la vida y las cosas que no son tan importantes quieren privarte del tiempo que quieras pasar con Dios. Por eso te animo a que en este momento te enfoques y escuches la voz de Dios.

Desde el libro de Malaquías, el cual es el último libro del Antiguo Testamento hasta los evangelios en el Nuevo, pasaron 400 años, o sea que hubo cuatro siglos de silencio. Yo personalmente no aguanto a que Dios se quede callado conmigo tanto tiempo.

La voz es una manera de comunicación. Voz no sólo es ruido, son señas, letreros, la misma palabra escrita, puede ser a través de gestos, todo eso es una voz, porque nos expresa una voluntad.

Jeremías 38:20 RVC «Si atiendes a la voz del Señor, y a lo que yo te digo, te irá bien y vivirás.»

Dios nos dice que escuchemos su voz por encima del ruido que producen otras voces, voces que tratan de distraerte; callemos un momento los ruidos y las miles de voces que escuchan nuestros oídos sabiendo cuán difícil es distinguir una voz entre las otras.

Cada timbre de voz es único, así como las huellas dactilares y el ADN que son únicos para la persona y que son su verdadera identidad; la voz nos permite reconocer a quienes conocemos y amamos: a nuestro cónyuge, nuestros hijos, nuestros padres, y nuestros amigos.

Jesús dijo en Juan 10:27,
«Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen.»

La voz de Jesús es una voz a la que debemos seguir, es la voz que tranquiliza al que tiene temor o dudas, que anima y consuela en medio de la prueba y el dolor; debemos callar el resto de las voces que nos hablan y escuchar la dulce voz de Dios, pero callar las voces destructivas requiere disciplina.

Es la voz que los discípulos reconocieron en medio de la tempestad, cuando Jesús les dijo en Marcos 6:50 “¡Tened ánimo; yo soy, no temáis!”

Es la voz del Pastor que guía a sus ovejas, que las protege y que también las reprende.

Hay épocas en que nos endurecemos, que nada nos anima, pero Dios nos dice en Hebreos 3:7,

“Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones,” a veces no queremos que Dios nos hable y que nos revele su voluntad porque sabemos que no estamos caminando bien.

Es como cuando nuestros padres nos llaman por nuestro nombre, «Juan, Claudia, Rocío» puedes estar en una reunión donde se escuchan muchas voces, pero sólo una es la voz de tus padres y a esa voz si respondes.

Podemos habernos perdido en un súper mercado y en un lugar donde todos los niños gritan mamá, la mamá sabe que su hijo escuchará su voz y será guiado hacía ella.

Dios te ha creado con 2 oídos y una sola boca porque quiere que lo escuches más de lo que hables. Desde Génesis hasta Apocalipsis vemos que Él siempre ha buscado tener comunicación con nosotros.

Él conversaba con Adán al empezar el día y desea hacerlo también con nosotros. Él que creó la boca, ¿no hablará? Dios ha ofrecido respondernos.

Jeremías 33:3 «Clama a mí, y yo te responderé y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces.»

Debemos disponernos a escuchar a Dios y decirle, Háblame, perdóname por antes ignorarte pero ahora quiero conocerte, Espíritu Santo destapa mis oídos espirituales para reconocer tu voz y escuchar sólo la tuya.

¿Cómo sabemos si es Dios quién nos habla?

Romanos 10:17,

«Así que la fe es por el oír y el oír por la Palabra de Dios.»

La voz de Dios nunca contradice Su Palabra la cual produce FE en nosotros.
Si la voz que escuchas produce angustia, te desanima o te condena, no es de Dios. La voz de Dios no produce confusión ni perturbación.

Dios es un Dios de paz y nos habla con voz suave y apacible. No pienses que Dios estará de mal humor y nos dejará colgados.

Salmo 91:15 dice, «Me invocará y yo le responderé, con él estaré yo en la angustia.»

Su voz es la que nos despierta cada mañana para escucharlo.

Si quieres escuchar a Dios tienes qué anhelarlo con todo tu corazón –> Digámosle, Dios hazme oír tu voz.

Cuando nuestro día comienza de rodillas, es fácil permanecer de pie pase lo que pase.

¡Busquemosle de corazón!

Si el mensaje ha hablado a tu vida, deja un comentario a continuación, esto nos ayudará a seguir creciendo. Y comparte el mensaje con esas personas que Dios a puesto en tu mente mientras encuchas el devocional.